SOBRE
EL LIBRO DE DIEGO FARES S.J.
Sobre el libro de
Diego Fares SJ. que tituló PAPA FRANCISCO “La cultura del encuentro”, se puede
decir que es un libro para “reflexionar y debatir”.
Su estructura se basa
en la cronología de los textos del Cardenal Bergoglio, en los que habla de “la
cultura del encuentro”, y de documentos y conversaciones del Papa
Francisco I.
Sin olvidar que el
Cardenal Bergoglio vivió la realidad concreta de nuestra Patria, y dejando de
lado la parte religiosa (teologal) del libro, se puede resumir diciendo:
Que el tema de “la cultura del encuentro” lo da a
conocer Bergoglio en el Tedeum del 25 de Mayo de 1999 expresando que hay que “dar lugar a nuestra sed de encuentro”,
como antídoto frente a la nostalgia y al pesimismo, y puntualiza nuestra
realidad con la verdad, con el bien y con lo justo y que “las crisis no se superan por ningún tipo de retorno (de lo que ya se
ensayó) sino que se supera por vía del discernimiento (separar y distinguir) y
no quedándose en ella”.
También habla de como
el Papa “lanza” y “expulsa” todo planteo teórico y toda
actitud que lleva al desencuentro, y que el instrumento más apto para el
encuentro es el diálogo, por eso hay que despertar la capacidad de dialogar,
que es oír y escuchar. [OIR es percibir los sonidos a través del oído y
ESCUCHAR. es prestar atención a lo que se oye].
Por más que el otro
ideológicamente, políticamente o socialmente, esté en la vereda de enfrente,
siempre tiene algo bueno que dar y algo bueno que recibir. Y así se construye
una síntesis creativa y fecunda. “Tal vez
la peor enfermedad sea homogenizar el pensamiento” (Santiago Kovadloff)
Recuerda que en el
documento “Propuestas de Aparecida para la Pastoral de la Iglesia Argentina”
se vuelve a hablar de “la cultura del
encuentro” y que “La Política es
mediadora del bien común”.
Para Francisco “La cultura del encuentro”, nos hace
hermanos, nos hace hijos y no socios de una ONG ó prosélitos de una
multinacional. “Sólo la verdad unifica”.
Y reitera que para nosotros los argentinos más que “La cultura del encuentro”, necesitamos “La cultura del reencuentro”.
Asimismo agrega que
atenta contra la Patria la soberbia de pensar, el desprecio del otro y que a
veces con el trigo crece la cizaña. Por eso, nosotros, tenemos que hacer la
política de otra manera. Sin olvidar que hay que convertir la sabiduría popular
en fuente de conocimiento, por eso Francisco evita “el monoliguístico” y propicia una “polifonía” de la razón.
Manifiesta, Fares,
que el Papa Francisco “tiene pista”,
ya que dice las cosas en su momento justo, aprovechando el lugar, la persona,
la situación…
Resalta que para
realizar “la cultura del encuentro”,
hay que tener en cuenta los tiempos y lo que marca el ahora o el ya, es el
salir y buscar al que está afuera… y si salimos “encontramos la pobreza”… por eso hay que adoptar “la opción por los pobres” y la “promoción de la justicia”… Escuchando a
los pobres se aprende mucho. Y agrega que conjugando las realizaciones
concretas que la pobreza teoriza no nos sirve ya que se aprende de la pobreza
yendo al pobre. Además hay que luchar por la justicia… Que las funciones
asistenciales alivian el sufrimiento, pero no es solución. Que tan importante
es atender el hambre del pan como el hambre de la compañía y de sentido… Que
son los pueblos mismos los que llevan la historia, de ahí que es tan importante
escuchar las interpelaciones del pueblo. Si bien son conceptos, todos ellos,
difícil de explicar son mucho más difícil de aceptar y llevar a la práctica.
En uno de los
encuentros con los embajadores, el Papa les dijo, algo así como: que hay que
esforzarse por el desarrollo integral de las personas, por eso los gobiernos
deben estar verdaderamente al servicio del bien común de su pueblo y no sólo
ser un slogan propagandístico. Y exhorta a los poderes financieros a tener en
cuenta la ética y la solidaridad.
Aclara que la
inclusión o la exclusión es lo que marca un proyecto económico-político social,
pero el que hay que realizar es el de la inclusión, porque los excluidos no son
solamente excluidos sino “sobrantes”
y “desechados” (como hoy los
migrantes en Europa).
Puntualiza que la
inclusión implica aceptar la diversidad, el diálogo con los que piensan
distintos, la participación de los que tienen capacidades diferentes. “No hay que descartar a nadie, porque todos
somos hermanos”.
La “cultura del encuentro” es igual a la
promoción de la solidaridad y la
fraternidad.
El Papa con sus
palabras y su actuar nos propone a tomar nuestro puesto en la construcción del
bien común.
Recordemos el adagio
latino que dice: “Afirmar una cosa no es
(necesariamente) negar otra”. El que el Papa no esté de acuerdo con la
posición económica del “derrame”
(economía liberal) no quiere decir que sea marxista (El Papa sostiene que el
sistema económico debe tener en su centro al ser humano).
Analizando las raíces
teóricas de “la cultura del encuentro”
se observa cierta similitud con el carisma del Movimiento de los Focolares
(Chiara Lubich) que es la “UNIDAD”,
es decir que uno es el que debe o tiene que dar el primer paso en busca de esa “unidad purificadora que engendra vida”
o sea “la unidad en la diversidad”.
Si nos preguntamos
¿Por qué esa unidad? Para la religión porque “todos somos hijos de Dios” y para los que no son religiosos porque
“la persona humana es el ser superior”,
y además porque “la fuerza es dada por la
unidad”. Y esa unidad es en busca de un mundo más justo y fraterno o sea un
mundo mejor.
Aceptando “La cultura del encuentro”, se comprende
y justifica las tantas reuniones del Papa con los diferentes políticos, sobre
todo argentinos, que más de ir a buscar el diálogo papal, fueron a buscar la
foto con el Papa.
Roberto
Peretti
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