por Mauricio Ortín
En la nota del 18/12/15 publicada en El Tribuno el
historiador, Luis Alberto Romero, señala con preocupación que en los juicios
por crímenes de lesa humanidad se estarían violando los derechos humanos de los
acusados. El editorial del diario La Nación que denunciaba esta misma situación
fue repudiado por casi todo aquel que, representándose a sí mismo o a un
colectivo, tuvo a su alcance un micrófono y un espacio público. Así es que, en
una suerte de canto coral, personajes de todo el arco político, periodístico e
intelectual, que van desde Cristina Kirchner a Jorge Lanata y Eugenio Zaffaroni
(el juez que negaba habeas corpus a los desaparecidos en el gobierno militar) a
monseñor Carlos H. Malfa (secretario general de Conferencia la Episcopal
Argentina) se unieron espontáneamente para rechazar, in limine e in totum, la
opinión del decano diario porteño. Quiero creer que la mayoría de los
contestatarios sinceramente indignados por la nota, no la leyeron, y que
reaccionaron intempestivamente de puros atolondrados e incontinentes verbales
que son (no extiendo la indulgencia, obviamente, al ex oficial Montonero,
Horacio Vertbisky; cerebro y mentor de la actual política de “DD.HH.”) Ello así porque, de entre
tanto arrebato indignado de estos “custodios”
de los derechos humanos, no asomó ni de casualidad el más mínimo y humano
interés por el meollo de las notas-denuncias publicadas en los diarios La
Nación, El Litoral de Santa Fe y El Tribuno de Salta, a saber: que en los
juicios de lesa humanidad se está VIOLANDO
SISTEMÁTICA Y REITERADAMENTE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS ACUSADOS.
Cuando el tiempo termine por correr el velo y la verdad
aparezca sin remedio, a no pocos, la pregunta: ¿Dónde estabas cuando violaban
los DD.HH. a los acusados de lesa humanidad? , los acompañará como otra sombra.
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