Si nuestros
funcionarios, sindicalistas, periodistas y políticos en general tuvieran un
mínimo de decencia, valentía, honor y coherencia, deberían visitar cada semana
a nuestros presos políticos y agradecerles el haber cumplido órdenes
presidenciales, jugándose la vida, para derrotar a la guerrilla asesina
castro-marxista.
Gracias a ellos
tenemos hoy una democracia, débil pero democracia al fin, gracias a ellos hoy
no hacemos cola para comprar papel higiénico...
Además de
agradecerles, tendrían que pedir perdón por la cobardía que los caracteriza y
que nadie mueva un dedo para reconocer que gracias a ellos hoy ocupan mullidos
sillones y cobran jugosas dietas.
Pero son unos
cobardes que, por el contrario, rinden homenajes a los asesinos traidores a la
Patria.
Eso es lo que yo
pienso y en mi fuero interno doy gracias cada día a nuestros soldados. Ellos
respetaron su juramento de lealtad a la bandera.
Juan
Manuel Otero
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