Oct 22, 2016
Por Majo López[1]
Un gran trabajo de
recuperación y restauración de expedientes nos espera. Un largo camino por
armar un rompecabezas al cual faltan muchas piezas y están en poder de los
fiscales federales que arteramente las escondieron durante 13 años. Me estoy
refiriendo a las causas llamadas de “lesa
humanidad”.
¿Y por qué supongo
esto? Por el sencillo motivo de que la instrucción e impulso de las mismas la
dan el Ministerio Público Fiscal y es recurrente las formas en que se tramitan
estos expedientes. Recibir denuncias de todo tipo, insólitas y otras más
acordes a la realidad, falsas y otras verdaderas… No necesito echar por tierra
el justo reclamo de mucha gente, que en esos años padecieron alguna situación
desagradable en manos de las FF.AA. y FF.SS., no necesito pretender desconocer
que ciertos hechos históricos sucedieron, ni restar protagonismo a las cabezas
de las Células Terroristas porque evidentemente existía un liderazgo legítimo y
bien ganado.
Las formas de imponer
las ideas de ambas partes (la legal y la ilegal) no es el motivo de este
artículo, puesto que cada lucha tiene sentido dentro de la mente del “soldado” de la forma que sea
(convicción real, conveniencia, problemas de personalidad, etc.). El problema
no era el juego, ni los participantes. El problema fue luego quienes pusieron
las reglas del nuevo y paralelo juego que desembarcó en la era “K” los nuevos verdugos con toga, donde
desapareció la paridad, la contradicción y todo intento de empezar a vislumbrar
los verdaderos motivos de la lucha armada de esos años y el consecuente
contraataque por parte del Estado.
De los miles de
partes de guerra de ERP y MONTONEROS, en donde se daba detalle de las acciones
armadas y las víctimas, como por arte de magia desaparecieron de la escena
judicial y pasaron a ser (según ellos, los combatientes ilegales hoy
querellantes) un falaz relato de los “represores”
que era convocados a las indagatorias, minimizando al máximo la información que
esos documentos contenían. Sucedió esto en mayor medida en los juicios orales,
donde directamente se anuló definitivamente la realidad de los crímenes de la
guerrilla y las acciones armadas en contra de muchos, tanto personas como
organismos.
Se inauguró
formalmente la etapa más oscura de la historia judicial argentina
Estas patrañas se la
debemos a los señores fiscales, que al tener acceso a tanta información
hicieron un festival terrorífico de causas. No tan sólo escondieron la
información que les llegaba vía sumarios de la época con los motivos de las
detenciones de los hoy querellantes, antes delincuentes, sino que con la
reconstrucción de los hechos que ellos mismos (los fiscales) pudieron hacer, y
al ver que se trataba de delitos graves debidamente acreditados en ese
entonces, decidieron dar un vuelco sustancial a la modalidad de receptar las
denuncias y posterior juzgamiento, en donde ya entraban a jugar el tribunal
oral y demás, siempre con este objetivo, el de victimizar a la subversión.
De estas jugarretas
se hizo eco Casación Penal de la Nación y la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, sacando “novedosas” acordadas
para blindar hábilmente a los querellantes y no ser vistos por las nuevas
generaciones como delincuentes comunes sino los “jóvenes pensantes” o “jóvenes
idealistas” que usaban de espada sus ideas, “nunca un arma o explosivo” (ironías).
De esta forma se
inauguró formalmente la etapa más oscura de la historia judicial argentina, ya
los sumarios viejos no tenían sentido por lo tanto era mejor desaparecerlos, y
más aún si esos expedientes tenían información que les era favorables a los
imputados.
Los denunciantes
recibían el asesoramiento de los fiscales al momento mismo de la denuncia, les
indicaban qué cosa debían mencionar. Otra modalidad se dio cuando ofrecían de
testigos a personas que hoy en día tienen 30 años, quizá menos, y en los
relatos manifestaban que a través “de una
reconstrucción de la memoria y cosas que le contaron, pudo saber que su
padre/madre sufrió torturas o fue detenido por cierta persona…”, o sea,
algo así como la adivinación o corazonada, cosa que está expresamente prohibida
por la ley penal. Ni hablar de los expedientes dormidos a los que en un primer
momento no se les dio mayor importancia, pero hoy son esenciales para retener a
personas que están en condiciones de que su situación procesal termine, llámese
nuevas indagatorias, por ejemplo.
Los fiscales hacen
que las causas lleguen viciadas a manos de otros inmorales: los jueces
Sin dudas, estamos
ante una justicia paralela, la cual no utiliza las normas y leyes del derecho
positivo sino “manufacturadas”, ya
que fueron altamente manoseadas para lograr imponer y determinar un delito con
hechos que no existieron. No respetan el principio de congruencia, tampoco la
prueba es valorada si viene del lado del imputado, no permiten hacer preguntas
a los querellantes vulnerando el derecho a la defensa y el debido proceso.
Hago responsable en
gran medida a estos bribones (fiscales) porque al ser las causas impulsadas y
sustanciadas por ellos hacen que lleguen viciadas a manos de otros inmorales
como los jueces que validan los atropellos primeros. La bajada de línea en
estas causas fue tan evidente que ni siquiera se tomaron el trabajo de ser más
sutiles y no enrostrarnos descaradamente su absoluto poder.
Me pregunto, al igual
que muchos que padecemos estas situaciones, si la clase política se encuentra
en condiciones de hacer una purificación y de replantear la idea del rumbo
hacia donde se quiere ir. ¿Podrán hacerlo realmente?
Seguiremos en estado
de alerta y movilización, como se dice…
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