Poesía escrita por el
nieto del Coronel Argentino del Valle Larrabure
A mi abuelo
Te llevaron, o eso
creyeron que hacían, pero nunca pudieron.
Creyeron que haciendo
lo que quisieran con tu cuerpo, te tendrían. Pero no pudieron.
Creyeron que
flagelando tu cuerpo penetrarían en tus ideas hasta tal punto, de manipularlas a su
antojo, de poseerte, sin importar cómo.
Pero ese muro era
impenetrable. Hasta el final.
Lo intentaron con
todo lo que pudieron, con todo lo que sabían hacer, con todo lo que el
odio les permitió hacer y con tu sangre pintaron su brazalete izquierdo.
Usaron tu cuerpo para
"crecer", para dejar de ser imberbes, para demostrarle al
mundo su determinación adulta, sus ganas de morir
por algo que valiese la pena.
Pero no alcanzaba.
Creyeron que el
tiempo te debilitaría, que el frío y el encierro serían lapidarios de tus
ideales, y aunque no llegaban
a creer del todo en lo que hacían, se sentían mas hombres al torturarte.
Usaron tu cuerpo para
crecer, hasta donde pudieron.
Más no les
permitiste.
Ni la cicuta te hizo
dudar.
Mientras te obligaban
a morir le cantaste al viento, aunque ellos no entendieran.
O no quisieran
entender.
Moriste como el
Quebracho y el monte todavía no terminó de estremecerse.
Y hasta esto
quisieron quitarte, hasta de tu última intención quisieron ser dueños y dijeron que te
habías suicidado, dijeron que no habías luchado hasta el final y que habías
sucumbido, dejando este mundo cobardemente.
Cobardes son quienes
ocultan la Verdad.
Y la verdad nos hará
libres.
Tu nieto Arturo
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