ONU,
OEA, CIDH, el nuevo Jet-Set
Una propaganda de
televisión muestra a un grupo de ladrones con la cara cubierta ingresando a un
banco provistos de armas y ordenan a los que allí están a recostarse en el
piso. Todos obedecen menos un guardia que solo mira lo que está sucediendo.
Desde el piso, una pareja de clientes le sugiere que haga algo. El guardia se
vuelve hacia ellos y les informa: No soy un guardia de seguridad. Soy un
guardia de monitoreo. Solo notifico a las personas si hay un asalto -el guardia
mira a su alrededor, ante la confusión de sus interlocutores, observa a los
atracadores y devuelve su mirada al consternado dúo- Si, hay un asalto…
Si usted tuvo
oportunidad de leer el libro de Philip Gourevitch, Deseamos informarles que
mañana seremos asesinados junto a nuestras familias, sobre el genocidio
ocurrido en Ruanda en 1994, habrá notado con pena ciertos detalles de lo que
pudo haber sido y no fue (O lo que sucedió y pudo ser evitado), como siempre
ocurre con las intervenciones o inacciones de la Naciones Unidas y sus
respectivas ramas.
Los Acuerdos de
Arusha, en Tanzania, se llevaron a cabo entre 1992 y 1993 para garantizar la
integración política y militar de las transiciones del gobierno de Ruanda y la
retirada de tropas francesas del territorio de Ruanda. Las Naciones Unidas
formaron una comisión para observar el cumplimiento de los tratados y para ello
nombraron al Coronel canadiense Romeo Dillaire.
Dillaire arribó a
Kigali con la sola intención de supervisar la integridad de las operaciones de
acuerdo al tratado firmado, pero… algo huele mal en Ruanda. El 22 de enero de
1994 un avión DC-8 francés descendió en Kigali lleno de armas y municiones a
través de informantes Dillaire descubrió que las mismas serían usadas para
atacar a los tutsis. Este cargamento fue proveído por Bélgica, Israel, Francia,
Holanda, el Reino Unido y Egipto. De
manera urgente, el Coronel Dillaire denunció la situación a las Naciones
Unidas. Pese a esto, no se le permitió incautar el cargamento ya que el mismo
había sido ordenado antes de la firma del tratado. Su propio Servicio de
Inteligencia logró que fuentes nativas le participaran cuanto llegara a sus
oídos. De esta manera el canadiense logró conocer el día en el cual la masacre
iba a comenzar, que iglesias iban a albergar y luego emboscar (Iglesias
encerraron a nativos en ellas para facilitar los asesinatos) a los Tutsis y las
estaciones de radio que iban a ser utilizadas para anunciar datos falsos sobre
refugios y llevarlos a la muerte. En medio del genocidio, los mejores hombres
de Dillaire (Entrenados, capacitados y experimentados) fueron retirados de
África por lo que el Coronel solo pudo dedicarse a intentar salvar cuantos
Tutsis pudiera. Se cree que su asistencia salvaguardó entre 32.000 y 40.000
Tutsis. La indiferencia/complicidad de las Naciones Unidas hizo que perecieran
brutalmente asesinados más de 800.000 seres humanos en menos de noventa
días.
En 1995 se celebra en
Nueva York el acuerdo de relación entre la Organización de Estados Americanos y
la Organización de las Naciones Unidas. Allí se establece la suscripción del
Acuerdo de Cooperación entre la Secretaría de las Naciones Unidas y la
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos como un avance
en materia de coordinación y cooperación entre los dos sistemas, además de
exhortar al Consejo Permanente a promover un flujo adecuado de información
relativa a las actividades relevantes que se realicen en las Naciones Unidas, a
fin de fortalecer su trabajo. Como ejemplo, la asistencia conjunta en Haití,
luego de la catástrofe… país que aún se está reconstruyendo y sobrevive entre
aguas servidas y alimentos putrefactos.
La Organización de
las Naciones Unidas y su organización hermana, la OEA, tienen una prima “ñoqui”: La Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, entidad que se balanceaba entre la vida y la muerte, carente
de recursos financieros. Si, una botella de Moët & Chandon Dom Perignon
White Gold cuesta entre 2.500 y 3.000 dólares. ¿Cuál es la función de los
directivos de la Comisión cuando no están dentro de las paredes de esta especie
de Harvard Club? Monitorean…
Comenzando el 13 de
setiembre de este año y por espacio de cuatro días, la Relatoría sobre los
Derechos de las Personas Privadas de Libertad de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos realizó una visita de trabajo a la República Argentina. El
objeto principal de la visita fue monitorear la situación de derechos humanos
de las personas privadas de libertad y, en particular, analizar los principales
avances, así como los desafíos que enfrenta el Estado argentino para reducir el
uso de la prisión preventiva. ¿Sorprendente, verdad? Recapitulemos. Hay dos
clases de presos. Los presos comunes -a quienes les deseo suerte con este
monitoreo- y los presos políticos además de los prisioneros ilegalmente
arrestados. Estos dos últimos pertenecen a la categoría de sub-hombres, por lo
cual no fueron visitados por el comisionado James Cavallaro (Presidente de la
Comisión y Relator sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad) y
su personal. Estos sortearon a los sub-hombres con la misma animadversión que
sentía el narrador de Informe sobre Ciegos hacia los no videntes. ¿Alguien
entre los tantos funcionarios entrevistados habría de recordarles de la
existencia de esta civilización, usted se preguntará? La CIDH se reunió con
diversas autoridades, incluyendo al Jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña;
la Ministra de Relaciones Exteriores y Culto, Susana Mabel Malcorra; el
Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Carlos Garavano; el Embajador
Extraordinario Plenipotenciario y Representante Especial para los Derechos
Humanos), Leandro Despouy; el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo
Cultural, Claudio Bernardo Avruj; el Jefe de Gabinete del Secretario de
Derechos Humanos, Leonardo Szuchet; el Subsecretario de Protección de Derechos
Humanos, José Brian Schapira; el Asesor Legal del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, Siro de Martini; el Coordinador de Asuntos Jurídicos Internacionales
de la Subsecretaría de Protección de Derechos Humanos de la Secretaría de
Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Ramiro Cristóbal Badía; el Director
General de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto,
Ministra María Gabriela Quinteros; la Procuradora General de la Nación,
Alejandra Gils Carbó, y el Procurador Fiscal ante la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, Víctor Abramovich. Asimismo, el Relator se reunió con diversas
autoridades penitenciarias, que incluyen al Subsecretario de Relaciones con el
Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios, Juan Bautista Mahiques; al Director
Nacional del Servicio Penitenciario Federal, Emilio Blanco; al Director de la
Dirección Nacional de Readaptación Social, Matías Hugo de Sanctis, y al
Procurador Penitenciario de la Nación, Francisco Mugnolo. En la provincia de
Buenos Aires, la delegación de la CIDH se reunió con el Ministro de Justicia,
Gustavo Ferrari y con el Secretario de Derechos Humanos, Santiago A. Canton. En
Mendoza, la CIDH sostuvo reuniones con diversas autoridades, incluyendo el
Ministro de Justicia, Dalmiro Garay; el Ministro de Seguridad, Gianni Venier;
el Director General del Servicio Penitenciario, Enrique Eduardo Orellana; el
Director de Enlace de Asuntos Penitenciarios y Justicia, Juan Ignacio Mulet; y
la Directora de Derechos Humanos, Luz Amanda Faingold. En la provincia de Santa
Fe, el Cavallaro y sus asistentes se reunieron con el Fiscal General del
Ministerio Público de la Acusación, Julio de Olazábal; el Secretario General
del Ministerio Público de la Acusación, Mario Martin Barletta; el Fiscal
Adjunto de la Fiscalía de Estado, Juan Pablo Cifré; la Secretaria de Derechos
Humanos, María Josefa Dal Dosso; el Subsecretario de Asuntos Penales, Lisandro
Martínez Gorostiaga; el Subsecretario Legal del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, Leandro Maiarota; y la Directora Provincial de Relaciones
Institucionales del Servicio Penitenciario, Lucía Masneri Calderari. Asimismo,
el Relator de la CIDH se entrevistó con el Defensor Provincial de la provincia
de Santa Fe, Gabriel Ganón. Asimismo, en la Ciudad Autónoma de Buenos y en
Mendoza, la Relatoría de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se
reunió con organizaciones de la sociedad civil y otros actores interesados,
tales como la Asociación para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos
Xumek; Abogados y Abogadas del Noa en Derechos Humanos y Estudios Social; la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, de La Matanza; la Asociación
Pensamiento Penal; la Asociación Civil de Familiares de Detenidos; el Comité
Provincial de Prevención de la Tortura y Otros Tratos y Penas Crueles,
Inhumanos y/o Degradantes en Chaco; la Catedra de Criminología de la
Universidad Nacional del Rosario; el Centro Angelelli; el Observatorio
Internacional de Prisiones; la Comisión Provincial por la Memoria; la
Plataforma Regional por la Defensa de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes con referentes adultos privados de libertad; el CELS; Yo No Fui;
la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de la provincia de
Mendoza; la Universidad Nacional de Cuyo; la Delegación Escolar de Contexto de
Encierro; el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos; Mendoza Law; la
Asociación de Ex Presos, y Humanery. Finalmente, en Mendoza, la delegación de
la CIDH se reunió con el Presidente del Mecanismo Local de Prevención de la
Tortura, Fabricio Imparado. En todas estas reuniones -importantes, sin dudas-
nadie incurrió en el pecado de destruir dos células cerebrales y deslizar el tema
de los prisioneros políticos. Perdón, sub-hombres. El comisionado Cavallaro
tampoco deslizó la pregunta que pareciera estar limitada a pertenecer
exclusivamente al territorio venezolano: ¿Por casualidad, no tendrán aquí dos o
tres presos políticos que les sobren? Solo se empecinaron en recordarle a
nuestra “justicia” en poner mayor
énfasis en el cumplimiento de las prisiones preventivas (Algo que los
magistrados deben haber olvidado) como si el Estado Argentino demorara en pagar
la cuota social de la biblioteca del distrito.
Entre los casos en
los que se ha recurrido a la CIDH, el de Lucio César Nast -preso político con
prisiones preventivas vencidas, sin respuesta de la “justicia” argentina- sobresale por las connivencias entre esta
organización y el Estado Argentino (Tal vez esta afirmación es exagerada ya que
la mayoría que se dirige a esta comisión obtiene resultados similares,
cuidándome de no decir todos). Hace más de diez meses la CIDH solicitó a la
Secretaria de Derechos Humanos de Argentina un reporte sobre la situación
irregular del prisionero Nast y le otorgó treinta días para producir una
contestación. La Argentina -una vez cumplido el plazo- solicitó dos meses de
prorroga (tiempo final que el estatuto de la Comisión permite). Ante una nueva
solicitud -quebrantando sus propios preceptos- la Comisión le concedió otros
noventa días. Los esfuerzos del representante legal de Lucio Nast, el doctor
Gonzalo Miño, se vieron desmoronados al cumplirse casi once meses (Ocho más de
lo consentido) sin respuestas. Para el análisis quedará dilucidar si Nast es
víctima de un batallón de burócratas, de una manera sutil de dejarle saber que
no cuente con ellos, o presa de un escondido manejo. El 26 de agosto del
corriente año 2016, la CIDH recibió una carta de la República Argentina
anunciando una contribución extraordinaria de 200.000 dólares estadounidenses,
los cuales se suman a los 83.000 dólares ya recibidos como colaboración anual y
a 117.000 dólares anunciados en otra carta recibida previamente, a ser liquidados
este año. Esto logra que la Argentina se suba a la cima del podio y se
convierta en el primordial donante de la CIDH entre los países latinoamericanos
en el año 2016, con un total de 400.000 dólares. ¿Casualidad, confluencia del
caos u omerta?
A medida que pasa el
tiempo nos damos cuenta que la Organización de las Naciones Unidas, la
Organización de Estados Americanos, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, los Cuerpos de Paz, la Cruz Roja no son más que simples salones
sociales sin tener en cuenta que el mundo sigue despedazándose. Todas estas
personas pretenciosas que pasean la actitud soberbia de hacernos creer que han
sido enviados a este mundo a mejorarlo mientras insultan la inteligencia de los
que sabemos que no realizan ninguna diferencia. Los Presos Políticos argentinos
no pueden recurrir a ellos, solo emitir un nuevo y último comunicado: Deseamos
informarles que mañana seremos asesinados junto a nuestras familias.
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