César Milani debería
estar libre. Más allá de las antipatías que me pueda generar este sujeto, no se
puede más que pedir su libertad. Pretender inculparlo en un crimen de lesa
humanidad es violentar el principio de legalidad, tal como se hace con los miles
de presos políticos de nuestro país. Esa tipificación no existía en la época en
que se produjeron los crímenes que, supuestamente, Milani cometió. Y, más allá
de que se debería presumir de su inocencia hasta demostrar lo contrario, los
mismos están prescriptos por el paso del tiempo.
Afirmar que “merece” estar preso por supuestos actos
de corrupción también es injusto y temerario. Se le debería iniciar un proceso
y demostrar luego, en un juicio justo, si es culpable o no. Hoy Milani está
preso por haber vestido el uniforme del ejército durante “los 70s”.
El hecho de que su
detención ocurra durante el gobierno de “Cambiemos”
no es un dato menor. Me dirán que la justicia es independiente pero la
conclusión a la que llego es que acá nada ha cambiado. La “política de estado” de DDHH sigue siendo una política de la
venganza. Como dice un amigo: “roto el
principio de legalidad, en nuestro país, todos gozamos de libertad
condicional”.
Alejandro
Patron Costas(h)
DNI 23.079.809
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