lunes, 27 de marzo de 2017

¿DEFENDER QUE?


¿Defender que?, ¿la democracia?, ¡por favor!, ahora todos quieren defender la democracia  pero se niegan a aceptar que si hoy hay democracia, no es porque Alfonsín la trajo, es porque en los setenta hubo militares, policías y gendarmes que se jugaron el cuero peleando contra la subversión, los mismos que hoy, ante el silencio de la mayoría de ustedes, están presos. ¿Qué vamos a defender?, si de puro miedosos no queremos aceptar que el viernes pasado se homenajeó a terroristas que pensaban hacer un estado totalitario sobre los cadáveres de 1.000.000 de argentinos.

Hubieran salido antes, cuando los que usufructuaron la democracia -y me refiero a radicales, peronistas, etc.- fomentaban que desde la escuela, desde la universidad, y desde la “prensa correcta” se hablara de estos terroristas como si fueran los ángeles custodios de nuestra Patria y se denostara a las Fuerzas Armadas como demonios sedientos de sangre. Nadie alzó la voz cuando un ignorante, como todos los presidentes que la Argentina ha tenido desde Arturo Frondizi, fuera denominado, por los mismos que hoy se preocupan por lo que le pueda suceder al país, “padre de la democracia” y montara un esperpento jurídico que le abrió las puertas a la venganza que vino después.

La democracia no es solo votar cada dos años; la democracia, para que sea efectiva debe significar un compromiso con todas las instituciones que hacen a un país, pero la mayoría de los que hoy llaman a marchas en defensa de la democracia -que por el día y la hora parecen organizadas por el kirchnerismo- se callaron cuando se prostituía la justicia, cuando con el cuento de que se destinaba el 6% del PBI a la educación contemplaron, “tolerantes”, la destrucción más feroz que en la Argentina se hizo de la escuela pública, y permanecieron en vergonzoso silencio -en una década donde el dinero entró a raudales- mientras morían, desnutridos, seis chicos por día; y cuando una desquiciada dijo “que iban por todo” siguieron en silencio. Es ahí donde se debería haber salido a defender a la democracia, pero reconózcanlo, había miedo, demasiado miedo como para animarse a algo.

Lamentablemente es así, defender la democracia hubiera debido hacerse antes, no ahora cuando la historia y no la memoria les hace caer la venda con que se cubrían los ojos, ¿o no vieron desfilar el viernes a los de “la campora” casi regimentados, tal como los “montos” desfilaban en los setenta?, y todavía hoy hay periodistas -por la plata baila el mono y por el miedo el oso- y una multitud de biempensantes que le cree a la “abuela” Carlotto cuando dice que hay que dejarlo terminar a Macri y juega al “policía bueno y policía malo” con la otra vieja que al menos dice las burradas que se le ocurren sin disimulo alguno.


Pensemos fríamente, argentinos “biempensantes”, ustedes que creyeron que iban a "acabar con el curro de los derechos humanos" y ven que hoy los que desde siempre manejaron el "curro" son los mismos que en los últimos días se han dedicado a la gimnasia revolucionaria haciendo marchas “docentes”, piquetes que pararon una ciudad, homenajes multitudinarios a delincuentes como pasos previos a hacerse con el poder. ¿Que les quieren oponer?, ¿algunos grupos golpeando cacerolas? Ellos -a los que nunca les interesó la democracia, ellos, a los que ustedes apoyaron cuando les contaban el cuento del salvajismo de las Fuerzas Armadas- lo han dicho, van por todo. Ustedes sigan votando, mientras puedan, sigan hablando, mientras los dejen, que los tipos que una vez los defendieron, hoy se mueren de viejos en los penales federales.

Jose Luis Milia

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