Una inquietud creciente
se percibe en las tres fuerzas armadas por una novedad que hubieran pensado no
recibir de manos de la gestión macrista: A
los hospitales militares de las tres fuerzas les habría llegado la hora del
proyecto de desmantelamiento castrense iniciado por el kirchnerato, a pesar
de que el trato con Cambiemos es un encuentro de enamorados en comparación con
las desagradables experiencias ante la visceralidad montonera de muchos
interlocutores del Ministerio de Defensa durante la última década.
Los mencionados
hospitales son históricamente los prestadores privilegiados de salud del
personal militar y de las fuerzas de seguridad no policiales, y han gozado de
la elección espontánea de los afiliados sobre el resto de prestadores
ofrecidos, hasta la fecha.
Durante la gestión
kirchnerista desde el Ministerio se ordenó la fusión de las obras sociales de las
tres fuera en una sola, se incorporó a los más altos niveles de conducción a
civiles con sueldos envidiables que llegarían a duplicar los percibidos por los
Jefes de Estado Mayor, se realizaron costosas evaluaciones/auditorías sobre
realidades conocidas (innecesarias) y se aumentó al doble el aporte estatal a
las mismas, además del aumento de ingresos arrastrado por la recomposición salarial iniciada.
Una de las quejas de
los uniformados estriba en que una muy significativa cantidad del dinero
recaudado, no ha sido usada en beneficio de sus destinatarios, los afiliados de
las ex IOSE, DIBA, y OSFA, que siguen percibiendo sin cambios significativos
las mismas prestaciones. Mayores ingresos, planta política significativa y muy
bien paga, y una nueva dependencia con su consecuente pérdida de autonomía,
habría sido el resultado neto de los últimos años.
Según fuentes cercanas
a las fuerzas, la problemática actual pasa por la embestida del ministerio para
obligar la aceptación de un contrato de atención que escapa de los contratos
normalmente celebrados entre clientes y prestadores de salud, exhibiendo
intencionadamente un modo autoritario y asimétrico de parte de la flamante
IOSFA, como quién presupone una cierta obligatoriedad de acuerdo a la
propuesta, la que pondría -dicho sea de paso-, a las necesidades mínimas de funcionamiento de
los tres hospitales a merced de las decisiones unilaterales de la IOSFA quien decidiría en último término cuánto y
cómo pagar los servicios consumidos.
En niveles de conducción
se expresa que si la intención es devolver
los afiliados la mejor capacidad de atención, manteniendo la misión de
formación y entrenamiento de los componentes e instalaciones de la sanidad
militar en sus tareas específicas y actuación de servicio a la comunidad en
situaciones de catástrofe, lo esperado sería
optimizar la calidad de las prestaciones aportando el personal y medios
que faltan en la actualidad, y tomando
como "piso" de los recursos aportados a los hospitales, lo mismo que
perciben en la actualidad. En todo caso los cambios debieran ser graduales
y prudentes, consensuados con las Direcciones de Sanidad y Jefaturas de Estado
Mayor, y siempre en búsqueda de mejorar la situación asistencial de la forma
más concreta y percibible por el personal de sanidad y por los mismos
afiliados.
Pese a la casi unánime
preferencia política por Cambiemos que aún impera en la totalidad de las
fuerzas, ha surgido alguna duda sobre
las verdaderas intenciones de la obsesiva intención de la IOSFA por imponer un
modo de contrato que sería a todas luces desfavorable para las mismas en el
sentido de someterlas a la buena voluntad pagadora de la nueva mega-obra social
militar. ¿Se trata de una movida para desfinanciar a los hospitales para la
corrupción o el "curro", dando cabida a prestadores amigos, y/o
quitando a las fuerzas la efectiva posesión de sus hospitales necesaria para el
funcionamiento íntegro de las sanidades correspondientes, esencial para la
función de las FFAA? ¿O se trata quizás de una fuente proveedora de cargos
directivos y burocráticos para la clase política amiga?
Nadie puede ni quiere
aseverarlo. Pero en lo que todos coinciden es en señalar la necesidad de exigir
el transparente cumplimiento de la Ley de Obras Sociales, que las mismas
destinarán sus recursos en forma prioritaria a prestaciones de salud (80%).
Deberán, asimismo, brindar otras prestaciones sociales (Turismo 10%) y
(Funcionamiento 5%).
Cuesta
creer que el gobierno de Macri albergue nidos de corrupción, cuyo estallido
mediático solo sería cuestión de tiempo. Tampoco que se
destruya la excelente relación que existe en la actualidad entre Balcarce 50 y
las tres armas.
Muchos suponen que
antes de los pitos del 31 de Diciembre a la "00.00"hs. ya se
conocerán algunas respuestas.
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