lunes, 11 de septiembre de 2017

MI HIJA LAURA


Siempre creí que mi hija Laura hubiese sido una excelente contadora. Eso era lo que ella estudiaba, Ciencias Económicas, en la Universidad de Belgrano, cuando una bomba terroristala asesinó el 8 de septiembre de 1975, con sólo 18 años. Laura no tenía miedo, pensaba que los terroristas no iban a dañarla porque ella no militaba en ningún lado ni hacía política. Pero ser un ciudadano inocente también te hacía blanco del terrorismo en los 70, nadie estaba a salvo. Mi esposo murió poco tiempo después que Laura, sumido en el dolor. Yo quedé a cargo de un hijo discapacitado que extrañó a su hermana toda su vida, hasta que su condición se lo llevó a él también. Ningún gobierno en estos 42 años nos supo dar respuestas, mucho menos justicia. Olvido, desidia y desprecio es lo único que el Estado les depara a las víctimas inocentes del terrorismo en la Argentina, mientras que sus agresores siguen libres, impunes e idealizados. La justicia no debería ser un logro, debería ser un derecho, y por ella luchamos desde Celtyv para que todas las víctimas del terrorismo sean reconocidas en sus derechos humanos.

Lorenza Ferrari



NOTA: La imágenes y destacados no corresponden a la nota original. 

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