Por Mauricio Ortín
28/05/2019
Hoy se cumplen 44
años del Combate de Manchalá. Éste se libró dentro y en los alrededores de la
escuela de ese caserío rodeado de cañaverales de la provincia de Tucumán. Los
sucesos se desataron el 28 de mayo de 1975 cuando, hacia las 17.30 horas, la
compañía completa del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) con ciento
veinte combatientes atacó a un grupo de doce soldados y dos suboficiales de la
Compañía de Ingenieros de Montaña 5 con asiento en Salta, que se hallaban reparando
el edificio escolar, en el marco de la Operación Independencia.
El objetivo del ERP
era la toma de la ciudad de Famaillá y el aniquilamiento del allí asentado
Comando Táctico del Ejército que luchaba contra la guerrilla. Quiso el azar que
los terroristas en su camino se cruzaran con estos valientes soldados y que sus
planes de destrucción y muerte se frustraran en Manchalá.
La estrepitosa
derrota entrañó el principio del fin de la aventura totalitaria del ERP en el
monte tucumano. En honor y agradecimiento a ese puñado de salteños que libraron
ese combate heroico en defensa del gobierno constitucional de Isabel Perón, de
la integridad del territorio nacional y de la vida en libertad de los
argentinos, se levantó en la ciudad de Salta el monumento al Combate de
Manchalá. Por idénticas razones, a la Escuela Rural 89, ubicada en Colonia Tres
de Febrero, del departamento de Uruguay, de la provincia de Entre Ríos, se le
impuso el nombre de “Combate de
Manchalá”.
Lo dicho hasta aquí
son los hechos; lo que sigue a continuación, es el falseamiento grosero de los
mismos por parte de distintos agentes; entre ellos, impúdicos legisladores.
Falseamiento que, además, se enmarca en un plan sistemático global de
destrucción moral y material de las Fuerzas Armadas que lleva el pomposo título
de “política (de Estado) de derechos
humanos”.
Un rasgo típico del
estado totalitario (comunista o nazi) es la adulteración de los hechos
históricos significativos, llegando incluso a la negación o la invención de los
mismos, a los efectos de acomodarlos a su estrategia de dominación.
En esta lógica
perversa, un monumento en Salta y una escuela en Entre Ríos refutaban y
denunciaban, públicamente, el falaz relato sobre lo ocurrido en la guerra
contra la subversión. Relato que, dicho sea de paso, fue asumido por todos los
jueces y fiscales de la justicia federal y, en general, por todos los políticos
argentinos, como verdad revelada.
Dos
casos de muestra
El primero es el
insólito aval, que dio la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la
Nación (orden del día 3005, año 2005) al proyecto presentado por el diputado
Rivas y otros para que el Congreso Nacional peticione al Poder Ejecutivo de la
provincia de Entre Ríos el cambio de nombre de la escuela “Combate de Manchalá”.
En sus considerandos,
subestimando la acción heroica que dio nombre a la escuela, el proyecto
sostiene: “En rigor, la caracterización
de ese enfrentamiento como “combate” corre por cuenta del Ejército Argentino y
por sectores que reivindican a la represión ilegal y al terrorismo de Estado.”
Y frente al decreto 261/75 de Isabel Perón que dispuso el marco legal para que
las Fuerzas Armadas operaran a los efectos de “…aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la
provincia de Tucumán”, otro considerando, dice: “Esa norma fue la excusa que encontró el Ejército Argentino, para
convertir a esa provincia en laboratorio de ensayo de las prácticas de terror
que se implantarían en todo el territorio nacional a partir del 24 de marzo de
1976.”
El segundo gran
falseamiento y golpe contra la verdad es responsabilidad del ex concejal del
Concejo Deliberante de la ciudad de Salta Martín Ávila y de los ediles que, con
él, aprobaron la infame resolución 37/12 que peticiona al ex terrorista Luis Duhalde,
por entonces Secretario de Derechos Humanos de la Nación, realice los trámites
pertinentes para la demolición del monumento al Combate de Manchalá.
En dicha resolución,
curiosamente, los argumentos esgrimidos son idénticos a los del proyecto sobre el
cambio de nombre de escuela. Pues bien, en los considerandos de la 37/12 se
dice, que: “el denominado “Combate de
Manchalá […] es sin duda un acto más de terrorismo de Estado”; y “Que, tal
monumento no hace referencia a un combate, sino a un proceso de aniquilación/exterminio,…”
Pues bien, estas
acciones sistemáticas perpetradas con argumentos infantiles y malintencionados
por parte de funcionarios públicos contra un hecho conocido demuestran que “el Combate de Manchalá” constituye para
los que falsean la historia un objetivo clave a tergiversar.
Dudar de que se trató
de un combate, afirmando que esa es la versión del Ejército Argentino (por lo
tanto no confiable para los detractores), no constituye un argumento válido por
interpretar que el Ejército Argentino se comporta como sujeto moral
independientemente de los hombres que lo integran.
Afirmar, por otro
lado, que el combate fue “sin duda un
acto más de terrorismo de Estado”, implica necesariamente considerar
terroristas a los soldados que participaron (¿acaso debían dejarse matar por
los del ERP?). En cuanto a que el decreto de Isabel Perón, que ordenó la
Operación Independencia, “fue la excusa
que encontró el Ejército Argentino para convertir a esa provincia en
laboratorio de ensayo”, es una tontería siniestra que no resiste el más
elemental análisis. Ello, porque nunca se habría firmado el decreto 261/75, que
ordenaba el aniquilamiento, si el ERP no hubiera lanzado la guerrilla. Fue el
ERP el que inició la acción. Otra vez, ¿qué se supone que debía hacer el
gobierno? ¿Acaso no reprimir y entregar Tucumán a los terroristas?
Para desgracia del
relato, la Escuela Rural 89 de Colonia Tres de Febrero de la provincia de Entre
Ríos sigue manteniendo orgullosamente el nombre de “Combate de Manchalá”; no pudieron con los entrerrianos. El
monumento que, en Salta, honraba a los bravos de Manchalá fue destruido en el
año 2013 por el gobierno de Cristina Kirchner, en connivencia con gobernador
Juan Urtubey y el ex intendente Miguel Isa, que miraron para otro lado. Pero la
presión de un grupo de salteños y militares hizo que un nuevo monumento al
Combate de Manchalá se erigiera en el mismo lugar donde el primero fue
destruido.
Hoy se cumple un
nuevo aniversario de ese importante combate ganado a los que solo traían
miseria y sufrimiento a los argentinos. Para la no honorable Cámara de
Diputados de la Nación, el Combate de Manchalá es, todavía, un acto de
terrorismo de Estado. Por vez primera, desde la vuelta de la democracia en el
año 1983, un Jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino, acompañado por
autoridades del Ministerio de Defensa, el 21 de mayo pasado en Salta ha rendido
formalmente honores a los soldados salteños que actuaron a la altura de las
circunstancias. Ya va siendo hora de gritar por Manchalá un ¡Viva la Patria!
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