“Seguridad
jurídica y clima de negocios son palabras horribles”.
Axel Kicillof
La noticia de la
semana, sin duda alguna, después de veinte años de negociaciones, fue la firma
del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Comunidad Europea. Dada su
importancia, deberé referirme al mismo la semana próxima, pero adelanto mi
satisfacción enorme por su concreción.
Con las candidaturas
ya oficializadas, los argentinos nos enfrentamos no ya a una grieta a la cual
estábamos acostumbrados, sino a un paso de caer al abismo de la desaparición de
la República, tal como surge de los dichos de todos quienes giran alrededor de
Cristina Fernández. A pesar de mi convencimiento acerca de la imposibilidad que
tienen los encuestadores para determinar con exactitud el resultado de unas
elecciones tan cruciales, debido a la cantidad de indecisos que aún se
detectan, se pueden hacer algunas deducciones.
La primera de ellas
es la magnitud de los núcleos duros que reúnen tras de sí las fórmulas
Macri-Pichetto y Fernández², es decir, entre un 30/35% de fidelidad total de
sus votantes; sin embargo, los demás candidatos (Lavagna, Gómez Centurión,
Espert, Del Caño, etc.) podrán causar daños a los resultados que obtengan cada
una de aquéllas en las tan discutibles PASO, pero ya nadie duda que sólo serán
testimoniales.
Tiemblo de sólo
pensar qué puede pasar en la economía -inflación, riesgo-país y dólar- si en
esa inútil “gran encuesta nacional”,
por cierto muy costosa ($ 4500 millones, que debieran tener mejor destino),
Alberto y Cristina obtuvieran una marcada ventaja ante la fórmula
reeleccionista; que cada uno saque sus propias conclusiones.
Y así, llegaremos a
la primera vuelta de octubre, se abrirá el telón del verdadero escenario y el
abismo se nos mostrará en toda su dimensión. Porque es posible que cualquiera
de ambas alcance el 45% que, en el original sistema electoral que nos hemos
dado, la lleve automáticamente al triunfo; pero debe quedar claro que la
responsabilidad por el riesgo actual de que el kirchnerismo populista y ladrón
regrese, cae exclusivamente sobre las espaldas del Gobierno.
Precisamente por eso,
en mi columna del sábado pasado, apelé al buen sentido y al patriotismo de Juan
José Gómez Calderón y de José Luis Espert, proponiéndoles que renunciaran a
competir por un cargo al que les resultará imposible acceder, pero mantuvieran
sus razonables pretensiones de llevar a sus candidatos a legisladores al
Congreso. A pesar de haberlas inscripto, aún están a tiempo de concretarlo; si
no lo hicieran y los resultados probaran que, debido a su obstinación, perdimos
la República, la historia será inmisericorde con ellos.
En la crucial Provincia
de Buenos Aires, donde se gana por un solo voto, el panorama es similar entre
María Eugenia Vidal y el autor de la singular frase que sirve de epígrafe a
esta nota; es el mismo personaje que se regodeaba en no contar a los pobres,
porque implicaba estigmatizarlos, o en celebrar acuerdos con tono triunfalista
que, en verdad, fueron monumentalmente ruinosos para el erario público, como el
que nos costará otros US$ 5.000 millones por la 'estatización' del 51% de YPF.
Esa decisión, tan
aplaudida en su momento por una chusma ignorante e inescrupulosa, debiera ser
revisada por varias razones, ya que curiosamente no afectó a las acciones en
poder de los Eskenazi -eternos testaferros de los Kirchner con sus empresas
Petersen- y por la razonable sospecha de que, detrás del fondo Burford que
reclama en Nueva York contra la Argentina, están también los sucesores de don
Néstor.
La Justicia dio la
nota otra vez esta semana ya que, además de elevar a juicio oral otras causas
que tienen a la ex Presidente como principal imputada, repitió con Alberto
Samid -sí, el mismo que hubo que ir a buscar a Belice tras fuga del país- la
decisión que había beneficiado a Omar "Caballo" Suárez, el ex
Secretario del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos juzgado por extorsionar a
las compañías de transporte para permitirles operar en nuestros puertos, es
decir, le otorgó la prisión domiciliaria por teóricos problemas de salud no
susceptibles de ser tratados en la cárcel.
Leer en los diarios
cuáles son esas afecciones me produjo una sideral indignación porque, lisa y
llanamente, los jueces nuevamente se nos ríen en la cara, tanto como cuando
aceptan que Florencia Kirchner permanezca en Cuba a pesar de las dudas del
Cuerpo Médico Forense respecto a su tan oportuna e inventada enfermedad, o se
conceden a su madre reiterados permisos para visitarla -el martes viajará otra
vez- o para faltar a las audiencias aduciendo falsas actividades
parlamentarias.
Porque, mientras eso
sucede, dos mil soldados ancianos, muchos de los cuales llevan más de una
década en prisión preventiva, sufren gravísimos problemas de salud tan
desatendidos que han llevado a la muerte, en las mazmorras del mismo Estado que
defendieron frente al terrorismo, a más de quinientos de ellos.
Pensar en ellos me
lleva, necesariamente, a hacer una pregunta retórica: ¿el Vaticano se habrá
quedado sin rosarios? SS Francisco ha sido enormemente dadivoso regalándolos a
los políticos presos por el genocida saqueo al que sometieron al país durante
doce años, pero no ha enviado uno solo a los militares ni a los sacerdotes que
los acompañan tras las rejas. ¡Curiosa actitud de quien tanto habla de los
pobres, principales damnificados por los siderales robos kirchneristas!
Colonia del
Sacramento, 29 Jun 19
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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