Debemos honrar
y agradecer la valiente labor del personal de fuerzas militares y de seguridad
que da la vida por sus compatriotas
30 de julio de
2019
En plena campaña electoral, con vistas a las PASO del 11 del mes próximo, el
presidente Macri honró en la Casa
Rosada a personal de las fuerzas de seguridad caído en cumplimiento del deber.
Su actitud es encomiable: quebró con valentía el ominoso silencio que se
extiende al respecto en franjas de la sociedad.
Bomba en el comedor de la Superintendencia Federal - 2 de julio 1976 |
Tras aquella lucha antisubversiva a la que el
terrorismo de izquierda arrastró a las Fuerzas Armadas y de seguridad, la
condena política y social del terrorismo de Estado llegó al extremo de una
punición desvalorizante del papel insustituible de estas instituciones para la
República.
De modo que ha hecho bien el Presidente, y lo ha hecho con coraje civil, al asumir como responsabilidad propia el dejar
constancia de gratitud hacia quienes dan la vida por sus compatriotas. Como
los liderazgos mejor ejercidos son los que contribuyen a superar las divisiones
y los rencores del pasado, correspondería, por lo menos, que hicieran otro tanto los integrantes del Congreso Nacional y los
candidatos a asumir la conducción de los destinos del país.
En 1975 el gobierno peronista ordenó aniquilar a la subversión |
Se ha sembrado muchas veces con aviesa intención
una confusión generalizada y la demagogia de quienes han pretendido escribir
una redituable y absurda historia de los años 70 ha ocultado con rencorosa
eficacia datos sin los cuales no se entendería lo que pasó. Primero, que
el propio presidente Perón prometió en enero de 1974, después del ataque
sangriento a un cuartel militar de Azul, el exterminio de la guerrilla. Y,
segundo, que a mediados de 1975, durante el gobierno de su mujer, María Estela
Martínez, ella misma dispuso el aniquilamiento de quienes mataban, secuestraban
y robaban en pos de la conquista última del poder.
En la elaboración del retorcido relato de lo
ocurrido décadas atrás se ha embarullado maliciosamente todo. Se ha llevado
detallado recuento de la cantidad de ciudadanos del común abatidos, pero con
negación deliberada de cuántos entre esos ciudadanos habían sido en realidad
delincuentes sorprendidos in fraganti en la comisión de delitos, callando
además respecto del alto número de bajas habidas entre las fuerzas de seguridad
desde 2003 hasta la fecha.
“¿Cómo se puede vivir en una Argentina más segura
si no cuidamos a quienes nos cuidan?”, reflexionó el Presidente. Sobre un
registro parcial de lo sucedido en la última década, entre enero de 2010 y
agosto de 2018 delincuentes comunes mataron a 42 policías en el territorio
nacional. Solo entre enero y julio de 2018 se produjo la muerte en situaciones
de violencia callejera de 7 efectivos bonaerenses.
Bomba contra avión Hércules con personal de la Gendarmería Nacional 28 agosto 1975 |
Ante deudos de
policías, gendarmes, prefectos y agentes de la policía aeronáutica, Macri
exaltó la valentía que se requiere para decir presente cuando se convoca a los
servidores públicos, por ejemplo, para entrar en búnkeres de la droga o de
trata, entre otros peligrosos reductos. O para enfrentarse, incluso cuerpo a
cuerpo, con delincuentes armados y custodiar calles.
Hay un abismo
entre los destinatarios de las elogiosas palabras presidenciales y el engendro
del Vatayón Militante, que el anterior gobierno sacó a la calle abrevando en la
marginalidad carcelaria. O entre la
honra de la que ha dejado constancia el Presidente y la complicidad activa con
supuestos líderes sociales que son la encarnación viva de la invitación a la
violencia, sobre todo entre los más pobres.
Cuando la
inseguridad golpea con violencia, son precisamente los más humildes quienes más
sufren, por su propia condición de mayor vulnerabilidad. Lejos de propiciar el
llamado “gatillo fácil” o cualquier
otra forma de indebido avasallamiento de unos contra otros, proponemos revisar
los vínculos ciudadanos con los encargados de la seguridad y el orden.
Continuar hablando del “aparato represivo
estatal” es confirmar que poco hemos aprendido de la historia o que
escudarse detrás de conceptos equivocados ha demostrado, hasta aquí, ser un
buen salvoconducto para violar las normas.
NOTA: Las imágenes
y destacados no corresponden a la nota original.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!