Pedro José Güiraldes[1]
1 de agosto de 2019
"El
Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado es una
institución pública de carácter nacional, enclavada en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, a orillas del Río de la Plata",
y está dedicado a "(…) las Víctimas
del Terrorismo de Estado, detenidos-desaparecidos y asesinados y a los que
murieron combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad" y
en el mismo se registran, sobre un total de 30.000 placas, 8.751 nombres,
correspondientes al periodo 1969-1983. "El
monumento es, en sí mismo, un corte, una herida abierta (…) se trata de un
recorrido en rampa, procesional, que lleva a los lugares de los nombres de cada
uno de los desaparecidos o asesinados" (1ra edición del catálogo
oficial, 2010).
Recorrerlo es volver
a sumergirse en la mayor de las tragedias argentinas del siglo XX, la Guerra
Revolucionaria de la década de 1970, y cuando lo hice por primera vez, en el
invierno de 2012, busqué y me detuve
frente a las placas de pórfido patagónico que llevan los nombres de quienes de
más cerca conocí.
La más cercana de
todos: Elena Holmberg, mi tía, hermana
de mi madre, asesinada entre el 20 y el 22 de diciembre de 1978 y cuya
muerte fue uno de los casos probados en la Causa 13/84, conocida como la del "Juicio a las Juntas Militares".
También me paré ante
otras, las de amigos del rugby, hermanos de compañeros de colegio, familiares y
conocidos de San Isidro y muchas más. Saliendo
del monumento me detuve en las placas de las primeras víctimas del terrorismo
de Estado para descubrir, consternado, las de Fernando Abal Medina y Carlos
Ramus, ambos caídos en un enfrentamiento con la Policía de la Provincia de
Buenos Aires, en la localidad de William Morris, el 7 de septiembre de 1970.
Los
entonces primer y segundo jefes de Montoneros, de 23 y 22 años respectivamente,
habían acordado encontrarse esa noche, en un bar, con el resto de la cúpula de
la "Orga":
Esther Norma Arrostito, Carlos Capuano Martinez, Mario Firmenich, José Sabino
Navarro y Luis Rodeiro. Abal Medina murió en el tiroteo y Ramus cuando le
explotó una granada que intentó arrojar a los policías. Navarro y Capuano
Martinez lograron huir, Rodeiro se entregó y Firmenich, junto con Arrostito,
llegaron tarde y escaparon. Arrostito, Capuano Martinez y Navarro también están
homenajeados en el Parque de la Memoria y sus posteriores muertes son
atribuidas al terrorismo de Estado. De todos ellos, sólo Firmenich y Rodeiro
lograron sobrevivir a la guerra revolucionaria que desataron.
Los
jefes montoneros, vivos o muertos, fueron los responsables y ejecutores
directos de los asesinatos del ex presidente de facto,
el antiperonista Teniente General Pedro
Eugenio Aramburu, el 1/6/1970 y del peronista, Secretario General de la CGT y posible heredero político de Juan
Domingo Perón, José Ignacio Rucci,
el 25/9/1973.
Fue entonces cuando Perón, elegido por tercera vez dos días
antes, como Presidente de la Nación, por el 62% de los votos, decidió que las
Organizaciones Político Militares (OPM) debían ser aniquiladas por las fuerzas
legales. Tiempo después sería más drástico aún y comunicaría, en una carta
dirigida a los militares de la Guarnición de Azul atacada por el ERP, que los
integrantes de la subversión serían "exterminados,
uno a uno", no sin antes calificarlos como "reducido número de psicópatas".
La
herida de la tragedia argentina durante la Guerra Revolucionaria de la década
de 1970, lejos de cicatrizar, parece haber sido profundizada por el Parque de
la Memoria, como un tajo sin sutura, contribuyendo a ampliar
la grieta.
Deportistas,
artistas, escritores, científicos, empresarios, políticos, autoridades
religiosas, premios Nobel, luchadores por los Derechos Humanos, los principales
mandatarios e innumerables personalidades de todos los ámbitos, del mundo
entero, han visitado el Parque de la Memoria, desde antes de su inauguración,
el 7/11/2007.
Ceferino
Reato fue, probablemente, el primero que llamó la atención, en 2010, sobre
casos que no podían ser calificados como víctimas del terrorismo de Estado,
como el de Fernando Abal Medina.
Como consecuencia de
una denuncia periodística del mismo Reato, la que fue acompañada por los
familiares de los Soldados Conscriptos José Mercedes Coronel y Dante
Salvatierra, caídos en la heroica defensa del Regimiento de Infantería de Monte
29 de Formosa (RI Mte 29), durante el ataque de Montoneros, el 5 de octubre de
1975, se retiraron las placas que los
homenajeaban y se los sacó de la nómina del Parque de la Memoria.
En 2018 y luego de
otra denuncia periodística, esta vez de Federico Andahazi, fueron también
retiradas las placas de Epifanio Méndez Fleitas y Epifanio Méndez Vall, después
de comprobarse que ambos, padre e hijo, eran paraguayos, que vivieron en la
Argentina, que el primero murió, en un sanatorio, en 1985, en Buenos Aires y
que el segundo está vivo, es periodista y tiene un programa en una radio
porteña. Después del episodio de "los Epifanios", la base de
datos el Parque de la Memoria, de la que se retiraron sus fichas, no estuvo
disponible, por varios meses.
El 22 de junio de
2018, pasadas unas semanas después de haber interpelado públicamente a Nora
Hochbaum, directora del Parque de la Memoria, la ahora muy conocida Jovina Luna
se entrevistó en las oficinas del monumento con ella y su staff. Durante dicha
entrevista, así como en la carta que ese día le recibiera Hochbaum, esta
valiente formoseña le preguntó a la directora: "¿(…) cuáles son las razones
por las que estos integrantes de la organización sediciosa Montoneros, que
asesinaron a diez soldados conscriptos y tres agentes estatales para robar
armamento y combatir a un gobierno constitucional son incluidos y homenajeados
en el "Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de
Estado" que Ud. dirige?". Hochbaum le adelantó a Jovina que
no contestaría la carta, "dado que
las decisiones acerca de los incluidos en la nómina de la base de datos y las
placas del monumento eran exclusiva decisión de la Jefatura de Gobierno de la
CABA", lo que es falso.
Jovina tampoco se
rindió ante la negativa de Hochbaum y el 28 de septiembre de 2018 presentó otra
carta, casi idéntica a la anterior, esta vez dirigida al jefe de Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, licenciado Horacio Rodriguez Larreta, la que tampoco ha
sido contestada hasta hoy.
Las
denuncias públicas por contradicciones, errores y omisiones en la nómina de
numerosas y falsas víctimas del terrorismo de Estado
arreciaron, pero nadie hasta ahora
había logrado tanto como Jovina para que la base de datos del Parque de la
Memoria sea puesta bajo severo escrutinio.
Jovina es una de los
12 hermanos del también Soldado Conscripto Hermindo Luna, primer mártir de la
defensa del RI Mte 29 de Formosa al grito de "¡aquí no se rinde nadie, mierda!", luego de ser
conminado a hacerlo y antes de caer, partido en dos, por una ráfaga de
ametralladora montonera. Hace pocos días, el 26/6/19, Jovina Luna presentó una denuncia penal por indemnizaciones
fraudulentas pagadas al amparo de las denominadas "leyes reparatorias", a los familiares de nueve de los 13
guerrilleros abatidos en combate, durante la llamada "Operación Primicia" de Montoneros. Dicha denuncia
está basada en las investigaciones de José D'Angelo, las que fueron volcadas en
su libro Mentirás tus muertos – Falsedades y millones detrás del mito de los
30.000 desaparecidos (El Tatú Ediciones, 2015), pesquisa que ha continuado
hasta el día de hoy.
El libro de D'Angelo
ha desnudado, además, numerosos otros casos falsos incluidos en los informes
oficiales sobre muertos y desaparecidos: CONADEP 1984, Secretaría de Derechos
Humanos 2006 y Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) 2015
y en la nómina Parque de la Memoria, además de denunciar miles de diferencias,
entre todos ellos.
En Mentirás tus
muertos el autor detalla casos de reaparecidos vivos, caídos en combate contra
fuerzas o en operativos legales, ejecutados como traidores por sus propios
compañeros de las OPM, suicidados, muertos en otros países, cuerpos mal
identificados por portar documentos falsos, cadáveres enterrados
clandestinamente por sus camaradas para ocultarlos, militantes destrozados por
torpe manipulación de explosivos y, finalmente, insólitas inclusiones de
muertes no relacionadas con las organizaciones subversivas, el Estado o la
política.
D'Angelo ha seguido
indagando en la base de datos del Parque de la Memoria y descubierto que 2.250 de las placas corresponden a
integrantes de las siguientes OPM: Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Fuerzas
Armadas Revolucionarias (FAR), Montoneros, Frente Armado de Liberación (FAL),
Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo
(PRT/ERP), entre otras y que los errores, contradicciones y omisiones, son
numerosos y llamativos.
En el caso del ataque
del RI Mte 29 de Formosa, si bien diez de los 13 montoneros abatidos están
homenajeados en el monumento, sólo a cuatro de ellos se los reconoce como
combatientes o militantes de la "Orga".
Llama también la atención que, en la información relativa a "víctimas simultáneas o
relacionadas", en ninguno de los diez casos se menciona que cayeron
durante el mismo ataque.
Es
difícil establecer si estos errores, contradicciones y omisiones son
deliberados, producto de la ignorancia o una combinación de ambos.
Pero en todo caso la responsabilidad recae sobre las autoridades del Parque de
la Memoria y de la CABA.
Los crímenes de las
organizaciones guerrilleras argentinas alcanzaron récords trágicos antes del
golpe del 24 de marzo de 1976, fecha que dio comienzo a la última dictadura
militar, durante la cual la represión estatal contra ellas se ejecutaría, como
lo ordenó Perón, hasta su aniquilamiento. Los
asesinatos registrados del terrorismo revolucionario son 1094, existen otros
3.500 heridos y afectados directos sobrevivientes y 13.000 víctimas de las
guerrillas argentinas en distinto grado, según las definen las convenciones
de Derechos Humanos y de Derecho Humanitario Internacional. El total general de
víctimas de las OPM supera entonces las 17.500 y todas ellas permanecen
olvidadas y sin acceso a la verdad, ni al reconocimiento, ni a la justicia, ni
a la reparación.
Todo indica que
gracias a una valiente que no se rinde: Jovina Luna. Ha llegado la hora de que la Jefatura de Gobierno de la CABA y el
gobierno nacional tomen cartas en el asunto, ordenen una exhaustiva revisión y
den de baja a los miles de casos falsamente o erróneamente incluidos en la
nómina del Parque de la Memoria y el RUVTE 2015 como víctimas del
terrorismo de Estado o que sean registradas las verdaderas circunstancias de
sus muertes y sus victimarios identificados.
Habrá llegado
entonces el día en el que deberán ser incluidos también, en los registros
oficiales y en el monumento frente al Río de la Plata, las víctimas mortales
del terrorismo, para comenzar entonces a
honrar a todos nuestros caídos durante la Guerra Revolucionaria de la década de
1970, suturar el corte, cicatrizar la herida, cerrar la grieta que nos divide,
hasta hoy ahondada en el Parque de la Memoria.
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