domingo, 2 de febrero de 2020

¨LOS 5 PUNTOS¨, GUERRILLEROS Y AMNISTÍA: EL DOCUMENTO QUE INTENTÓ CONDICIONAR AL GOBIERNO DE CÁMPORA

El presidente de facto Alejandro Lanusse buscó que se firmara un “acta de garantías” que incluía desde una legislación penal para acotar la actividad subversiva, no a una amnistía generalizada y la independencia del Poder Judicial. La respuesta de Perón y la tensión militar

Por Juan Bautista "Tata" Yofre 




Alejandro Agustín Lanusse y Héctor J. Cámpora

Como el presidente de facto Alejandro Lanusse no concretó el Gran Acuerdo Nacional y Perón no se encontró con la Junta de Comandantes, desde el gobierno militar comenzó a deslizarse la posibilidad de que las agrupaciones acuerden un acta de garantías sobre determinados temas puntuales: Legislación penal para acotar la actividad subversiva; no a una amnistía generalizada y la independencia del Poder Judicial, eran algunos que interesaban a las FFAA. Ricardo Balbín dijo respecto de una amnistía que había que analizar “caso por caso” y se pronunció por la “inamovilidad del Poder Judicial y vigencia del acuerdo del Senado

Juan Domingo Perón, desde Madrid, dejó trascender que no estaba dispuesto a firmar ningún pacto de garantías, ni acta institucional, con el actual gobierno militar.

Todo hacía prever que iba a ganar el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) y que “la Revolución Argentina había pasado para nada”. Era una idea generalizada y, en medio de una contienda electoral, las organizaciones armadas habían redoblado sus operaciones: asesinatos, robos, secuestros, atentados y extorsiones servían para nutrir una gimnasia que les permitiera asegurarse un lugar de privilegio en el futuro reparto del poder.

Para no dejar nada flotando en el vacío, el martes 6 de febrero, la Junta Militar prohibió el regreso de Perón a la Argentina “hasta tanto asuman el poder las autoridades que el pueblo elija en las próximas elecciones”.

En los medios, febrero comenzó con el tratamiento de una proyectada Acta Institucional más conocida como “Los 5 puntos”. El borrador del texto había sido preparado por el Estado Mayor Conjunto, a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore, y analizado por la Junta Militar y los altos mandos del Ejército el 24 de enero.

Una semana más tarde la Junta no pudo ponerse de acuerdo sobre la conveniencia del documento. La Armada y la Fuerza Aérea pidieron tiempo para analizarlo. En esta cumbre Lanusse llego a afirmar -consta en actas- que “cuando a mí me hicieron conocer el trabajo que consiguieron compatibilizar los delegados nuestros, yo no estuve de acuerdo con el trabajo y me aboqué a hacer esto. Yo de esto, si la Junta no lo quiere tratar todavía, no soy quien para imponerlo a la Junta, pero lo voy a comprometer al Ejército¨.

Juan Domingo Perón, desde Madrid, dejó trascender que no estaba dispuesto a firmar ningún pacto de garantías, ni acta institucional, con el actual gobierno militar

El miércoles 7 de febrero por la mañana, Lanusse citó a los generales en actividad y los presionó para firmar “el compromiso que asume el Ejército” con el país. Dos generales de brigada solicitaron 48 horas para analizar si lo firmaban o no. Uno fue el general Horacio Aníbal Rivera, ex jefe de la Casa Militar del presidente Roberto Marcelo Levingston y en ese momento director de Producción de Fabricaciones Militares, quien lo firmó al día siguiente. El otro, Ibérico Saint Jean lo rechazó y pidió su retiro el mismo miércoles por la noche.


El acta finalmente fue convenida varios días más tarde por los tres comandantes en jefe y demandaba:

Asegurar su inquebrantable propósito de sostener la continuidad del proceso político y de acatar el pronunciamiento que manifieste la ciudadanía en las urnas, exigiendo que todos los que participen en él cumplan la Constitución y las leyes vigentes de aplicación.

Respaldar y sostener en el futuro la total vigencia de las instituciones republicanas, asegurando una auténtica democracia que permita el ejercicio de los derechos de los habitantes y el goce pleno de la libertad.

" Asegurar la independencia e inamovilidad del Poder Judicial como garantía de la vigencia de los principios, declaraciones y derechos constitucionales.

Descartar la aplicación de amnistías indiscriminadas para quienes se encuentren bajo proceso o condenados por la comisión de delitos vinculados con la subversión y el terrorismo.

Compartir las responsabilidades dentro del gobierno que surja de la voluntad popular como integrantes del Gabinete Nacional, según la competencia que le fijen las leyes y demás disposiciones, en especial en lo que hace a la seguridad interna y externa, respetando las atribuciones constitucionales para las designaciones de los ministros militares por parte del futuro Presidente de la Nación, de conformidad con la legislación vigente el 25 de mayo de 1973”.

Con sus “cinco puntos” Lanusse intentó mantener la influencia de las FFAA en el poder, porque entendía que el próximo gobierno sería de “transición”. Tenía razón en cuanto a la “transición” pero no estaba en condiciones de imponerla. Apenas tenía margen para conducir una retirada ordenada de los militares. Todo fue una pérdida de tiempo.

El último párrafo de Los 5 puntos

El documento fue observado por las fuerzas políticas como condicionante para el futuro gobierno constitucional y luego del 11 de marzo pasó al olvido. Desde Salta, Héctor Cámpora respondió, el 17 de febrero, con justeza y no menos confusión, que “nosotros tenemos una Constitución y a ella nos sometemos, para no confundirnos le preguntaremos al pueblo cuál Constitución prefiere”.

Desde otra visión, algo similar ocurrió en Chile cuando la Democracia Cristiana le hizo firmar a la Unidad Popular siete “Estatutos de Garantías Democráticas” como condicionante para que sus parlamentarios votaran por Salvador Allende en el “Congreso Pleno” (colegio electoral) del 24 de octubre de 1970. Allende hizo de todo para no respetar las “garantías” y el 22 de agosto de 1973, a propuesta del diputado demócrata cristiano Pareto, Salvador Allende fue declarado técnicamente “al margen de la legalidad” por el Parlamento abriendo las puertas a su derrocamiento.

En la Argentina el gobierno que iba a nacer apenas duraría 49 días. Nadie cumplió nada y nadie pudo frenar el clima de descontrol que se vivió en el período de Héctor J. Cámpora.

Los primeros en no cumplir lo acordado, dejando a la intemperie a los jueces de la Cámara Federal Penal, mal llamada Cámara del Terror o Camarón, fueron los propios militares. Un ejemplo lo dice todo:

En abril de 1973 -cuando la victoria de Cámpora estaba consagrada- varios miembros del denominado Camarón junto con los abogados Mario Hernández y Roberto Sinigaglia viajaron al Sur para inspeccionar la cárcel de Rawson, ver las condiciones de la misma y observar cómo vivían los detenidos por causas ligadas con la subversión, o “presos políticos” tal como eran llamados por los abogados de la Asociación Gremial. La visita había sido decidida el viernes 30 de marzo, tras un encuentro de Vicente Solano Lima con los integrantes del Alto Tribunal.

Enterado de la presencia de los jueces y los abogados, llegó a la cárcel en un helicóptero el jefe de la IX Brigada, general Leopoldo Fortunato Galtieri. Cuando bajó de la nave uno de los que observaban comentó, no sin ironía: “Se parece al general Patton”.

Enterado de la presencia de los jueces y los abogados, llegó a la cárcel en un helicóptero el jefe de la IX Brigada, general Leopoldo Fortunato Galtieri (NA)

La entrada a la cárcel tuvo un momento ríspido cuando Hernández se negó en la guardia a realizar la inspección que consistía en abrirse el saco para comprobar que no llevaba armas. Como en esos tiempos todavía sobraba una dosis de buena fe, uno de los jueces hizo de “garante” y así todos ingresaron al penal.

Al finalizar la visita los tres jueces y un joven funcionario judicial pasaron a una sala donde los esperaba Galtieri. La escena que rodeó el encuentro era propia de Federico Fellini. El jefe militar se sentó en una banqueta frailera puesta sobre una suerte de tarima, lo que le permitía ver a las visitas desde lo alto. Allí entablaron un diálogo que tuvo su momento culminante cuando el joven preguntó con el ímpetu que da la edad:

-General ¿qué va a pasar con los “5 puntos” después del 11 de marzo?

Se refería al 4º punto que trataba concretamente la imposibilidad del próximo gobierno democrático de dar “amnistías indiscriminadas” a los procesados y condenados por causas ligadas con la violencia provocada por las organizaciones armadas.

Galtieri, sin perder la compostura, pero con la ampulosidad que lo caracterizaba, levantó su brazo derecho y mirándolo fijamente le respondió:

-Lo que un general de la Nación escribe con la mano no lo borra con el codo. ¿Por qué preguntó?

-Porque quería asegurarme a través de una voz oficial - fue la ingenua respuesta del funcionario judicial.

Las crónicas sobre la liberación de los “combatientes” o los “presos políticos” de Clarín y La Nación de los días 26 y 27 de mayo de 1973 relatarán que en Rawson “no hubo inconveniente, salvo el ofrecido por un militar de apellido Galtieri quien intentó poner algunos peros para dejar salir a los compañeros.” La crónica continuará diciendo que “otras fuentes dijeron que el general Galtieri había accedido a entregar los prisioneros, luego de una consulta con el comandante en Jefe del Ejército, Jorge Raúl Carcagno.”

Entre los papeles privados de Carcagno se encontró un documento que él tituló a mano “¡Basta!” y de su texto surge que fue leído a sus camaradas en abril de 1973 en medio de un intento de dar una “patada del tablero” político en marcha, luego de las elecciones que ganó Cámpora. Son 7 carillas y en ellas sostiene entre otros conceptos:

-“Permítaseme expresar en el seno de esta reunión, en la forma más breve y más clara posible cuáles son mis ideas, mis sentimientos y mis reflexiones acerca del momento actual. Con la franqueza, con la decisión y con la honestidad de las que todos aquí nos preciamos.”

-“Con la firma de los llamados “cinco puntos” se colocó a toda la cúpula del Ejército en una posición cuestionada y censurada por todos los sectores […] Ante el requerimiento de SE el señor Comandante en Jefe, acepté en su momento (tachó con lápiz: “aún contra mis convicciones”), firmar el compromiso de los cinco puntos, compromiso del que por supuesto no me aparto ni me desdigo y continúo y continuaré manteniendo. Firmé en beneficio de una cohesión que no es tan cara y que nos ha impuesto no pocos sacrificios.”

-“Han cambiado ahora las circunstancias y no es atinado perseverar en actitudes que no han dado hasta ahora resultados positivos. Otra realidad está a la vista. El pueblo ha votado, ha consagrado a un Gobierno con un margen por demás apreciable sobre la segunda fórmula y ha materializado paralelamente un rechazo a nuestra gestión.”

-“He hablado de un repliegue en el sentido estrictamente político y nada más, porque un Ejército en la victoria no se repliega; recoge un triunfo y lo entrega a la Nación… pero pareciera por curiosa paradoja, que somos nosotros mismos los empeñados en empalidecer esta victoria; en empequeñecerla con discutibles arbitrios.”

-“Estos treinta días que faltan están plagados de acechanzas, de difíciles problemas, de serias dificultades. Más aún quizá los que seguirán al 25 de Mayo.”

-“Me pregunto ¿qué es lo que estamos queriendo hacer? ¿Qué es lo que, mirando de frente a la realidad y sin engañarnos a nosotros mismos, estamos en capacidad de hacer?”

Teniente general Jorge R Carcagno

A las 10.55 del martes 22 de mayo de 1973, llegó de Madrid Carlos Cámpora trayendo una carta de Perón en la que ordenaba que el comandante militar del nuevo gobierno fuera el general de división Jorge Raúl Carcagno.

El miércoles 23, la tapa de La Opinión informaba que se habían aceptado las renuncias de la Corte Suprema y “cesó el estado de sitio”. También que “sería inminente” la liberación del almirante Francisco A. Aleman y el comandante de la Gendarmería Jacobo Nasif, ambos secuestrados por los terroristas del PRT-ERP.

Asimismo, figuraba en la portada, que varios sectores peronistas –comenzando por Perón- condenaban el asesinado de Henry Dirk Kloosterman, titular del Sindicato de Trabajadores Mecánicos (SMATA). Días más tarde se conoció que el Comando Nacional de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) se atribuyó el asesinato realizado en La Plata.

El mismo miércoles 23, Carcagno acompañado por el coronel Jaime Cesio se entrevisto con Cámpora y aceptó el cargo. Según algunos analistas militares se había impuesto una solución intermedia, entre los que pugnaban por el nombramiento “continuista” de Alcides López Aufranc, jefe del Estado Mayor de Lanusse, y los que se inclinaban por la elección de un coronel antiguo. Con la designación de Carcagno pasaron a retiro los nueve generales de división más antiguos.

El archivo del general Carcagno contiene una minuta que alguien tituló a mano con lápiz rojo: “Conversación con Cámpora, en oportunidad en que se le ofreció el cargo de Cte Jefe Ej el 23 de mayo 73”. Ese “alguien” podía ser Cesio o un colaborador del alto jefe militar.

El texto, escrito en máquina eléctrica a doble espacio, contenía 10 puntos a lo largo de sus 3 carillas. Todo el texto respiraba la incalificable insensatez en la que había caído la Argentina. Los especialistas dicen que ese documento fue escrito por el coronel Cesio y leído por el futuro Comandante en Jefe del Ejército.

Minuta de la entrevista entre Héctor J. Cámpora y el general Jorge Raúl Carcagno

El punto 7º dice: “En el convencimiento de que la lucha contra la violencia debe llevarse erradicando las causas, de la que ella no es más que un efecto, el Ejército debe comprometerse contra ella. Dicho en otros términos, se estima que el nuevo Gobierno frenará a la violencia cuando interprete debidamente el sentir y las necesidades populares.” En una clara alusión al PRT-ERP se agrego al párrafo: “Sin embargo siempre han de subsistir los sectores ultrarradicalizados o neo-nihilistas y el triunfo contra ellos, que no se logrará en el corto plazo, será obtenido cuando se concrete una real unión entre el pueblo y Ejército.” ¿Y de Montoneros no se dice nada?

El jueves 24 de mayo de 1973, la designación de Carcagno tomó estado público y no existió ninguna reacción en contrario. Fue el mismo día en que los diarios publicaban una solicitada en la que se llamaba “a la movilización popular para la inmediata libertad de todos los presos políticos” firmada por abogados y organizaciones que defendían al terrorismo. Al día siguiente, como si todo hubiera sido minuciosamente planeado, miles de personas rodearon las cárceles y “liberaron” a los terroristas.

En La Opinión del 24 de mayo de 1973, página 12, al lado de la solicitada que exigía la libertad de los “combatientes” había otra solicitada que homenajeaba a Kloosterman, bajo el título: “Otro cobarde e infame crimen enluta a los trabajadores”, firmada por la Unión Obrera Metalúrgica.

Mientras se hablaba de indultos y amnistía las organizaciones terroristas no dejaron de actuar, bajo el argumento que tenían como finalidad “asegurar la entrega del gobierno”. Héctor Cámpora, a su vez, repetía que a partir del 25 de mayo irían desapareciendo todas las expresiones de violencia, en la medida que las acciones de las organizaciones guerrilleras representaban “una respuesta” al sistema de vida vigente. El Presidente electo interpretaba que al modificarse la situación, con la vigencia de la Constitución, desaparecería la razón de ser de la guerrilla.

Como un anticipo de los tiempos que venían las organizaciones armadas continuaron operando. Un simple repaso de los medios de la época recuerdan que el martes 22 de mayo de 1973, el ERP copó el Sanatorio Mitre de Avellaneda con su columna “Héroes de Trelew”; el miércoles 23 se atacó un destacamento policial en Mendoza (Montoneros); el 24 se ocuparon dos fábricas, una en Capital y otra en Bahía Blanca. La primera era propiedad de la empresa de chicles Adams y se instó a los obreros a “expropiar sin pago” de “toda la propiedad imperialista”. También se cometieron robos de armas a policías.

El 24, Cámpora dio a conocer oficialmente la composición del gabinete presidencial y el mismo día, el gobierno militar liberó a 45 detenidos a “disposición” del Poder Ejecutivo. Entre ellos figuraba Lionel MacDonald (a) “Pasto Seco” y más tarde “Capitán Raúl”, último jefe de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP, en Tucumán.

Desde Madrid, Juan Domingo Perón preparaba en reserva su retorno al poder. Entre otras razones, venía a poner orden.

FUENTE: https://www.infobae.com/sociedad/2020/02/02/los-5-puntos-guerrilleros-y-amnistia-el-documento-que-intento-condicionar-al-gobierno-de-campora/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

No dejar comentarios anónimos. Gracias!