Sr. Director:
Cuantas veces hemos escuchado esa frase que dice
“la oración sola no basta… debe ir
acompañada de la acción”. Y obviamente la misma está dirigida a aquellos
que manifiestan ser personas de Fe y que esperan todo exclusivamente de la
oración. En tal sentido no obran en consecuencia y confían en que las soluciones
les vengan desde el cielo.
Lo cierto es que es que hay que orar como si
todo, absolutamente todo, dependiese de la oración y, al mismo tiempo, obrar o
actuar como si Dios no existiera y todo dependiese de la acción.
Estos párrafos sirven de introducción para que
intentemos analizar a través de este escrito, cuál es el deber del Cristiano de
hoy ante la terrible crisis que vive el ser humano, cada vez más apartado de
Dios en un mundo “sindiosista” y
apóstata en el que ya la persecución religiosa desde el mismo poder mundial masónico
y de gobiernos sirvientes de la revolución anticristiana, se ejecuta
abiertamente y a través de todos los medios de comunicación posible.
Sin dudas los Cristianos de hoy están más preparados
para la oración que para la acción y concretamente muchos no tienen claro qué
es lo que tienen o deben hacer y caen en la confusión (otro signo claro de los
últimos tiempos).
Tratando de poner, humildemente, mi granito de
arena para clarificar la mente de algún compatriota confundido, desde hace
muchos años he sido recurrente en escribir cartas de lectores y artículos
haciendo especial hincapié en la revolución anticristiana y sus consecuencias
tremendas sobre una Patria Católica. Y a ese respecto fui muy insistente
durante los gobiernos apóstatas de los Kirchner y de Macri sobre que, el
enemigo satánico y masónico al cual ambos servían, si llegaba a alcanzar el
objetivo de imponer el aborto y la ideología de género, nuestra Patria, de hecho,
dejaría de ser una Patria Católica. Digo “de
hecho” porque, mientras haya en este suelo argentino, un solo hijo de
Cristo Rey dispuesto a dar su vida por Él, la Patria Católica no morirá jamás.
Pero lo cierto y concreto es que la persecución
religiosa está presente y oficializada por el poder político. Es el mismo
gobierno que, como sea, quiere imponer la revolución anticristiana en la
Argentina. Y entonces los Cristianos nos preguntamos: ¿Qué hacemos? ¿Nos
ponemos a rezar con intensidad para que esto no prospere?... Pero si los mismos
curas (no todos por Gracia de Dios), los domingos en la misa no dicen nada al
respecto, actúan como si nada de esto existiese y se limitan a comentar el
Evangelio del día como si nada… En Chile todos los días incendian una Iglesia y
destruyen sus imágenes sagradas y aquí, llegado el domingo, en la misa nadie
comenta nada… ¿miedo, cobardía?, seguramente. Lo cierto es que ese miedo o
cobardía se convierte en complicidad ante la falta de acción…
Bueno no importa que no nos acompañen los sacerdotes,
oremos igual… ¿pero que más hacemos?... ¿llamar a todos los Cristianos a una
multitudinaria marcha para que el poder político tome conciencia que no aprobamos
sus políticas inmorales y degeneradas?... Pero eso no tiene sentido porque
vivimos en una democracia totalmente desnaturalizada que hace oídos sordos a
los reclamos del pueblo Cristiano… Marchar o juntar firmas para pedir que el
enemigo deje de actuar como enemigo, no parece algo razonable…
Entonces oremos y al mismo tiempo escribamos cartas
de lectores, artículos, libros o lo que sea para advertir a la población sobre
estos proyectos satánicos… Pero ocurre que no tenemos medios de prensa afines,
salvo honrosas excepciones como el diario La Prensa, todos están a favor de los
pañuelos verdes…
Accionemos sobre diputados y senadores para que
voten en contra del aborto y de la ideología de género… Aunque ya sabemos que
todo el poder político está corrompido y la mayoría es partidaria del modernismo
anticristiano…
Entonces, ¿qué nos queda para que los Cristianos
podamos acompañar nuestra oración con la acción?... Y a este respecto digo que,
independientemente de que tengamos todo en contra y seamos perseguidos por el
enemigo y abandonados por muchos que creíamos aliados, nos queda la lucha y el
Buen Combate en el cuál, llegado el momento, que por cierto no está lejos, los
verdaderos hijos de Cristo deberemos dar importante Testimonio para mayor
Gloria de Dios y de la Patria Católica y Sanmartiniana.
¡Viva Cristo Rey¡ ¡Viva María Reina!
¡Por Dios y por la Patria!
Ex Mayor E.A.
NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
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