Miércoles 8 de abril de 2020
República y
Pandemia
Nuestro país enfrenta la pandemia en precarias
condiciones:
Si antes de la pandemia, más del 30% de la población
vivía en la pobreza, el COVID 19 y la cuarentena están llevando a porcentajes
de la población sustancialmente mayores a situaciones de emergencia.
Si antes de la pandemia nuestro sistema productivo
estaba comprometido por una extensa recesión y por diez años de estancamiento,
la situación actual empeora el funcionamiento de nuestras empresas productivas y
condiciona su capacidad para sostener el empleo y pagar los impuestos que -en
definitiva- sostienen el aparato del Estado.
Nuestra situación fiscal es comprometida y el Estado
argentino no tiene ahorros como para enfrentar un shock de esta envergadura. Es
un momento en que los países emergentes no acceden al crédito internacional y
la Argentina tiene cerrado ese crédito desde el año 2018, cuando, al recurrir
al FMI, usamos también el crédito
institucional. Tampoco tenemos una moneda aceptada por la población para
preservar sus ahorros, por lo cual la capacidad prestable del sistema
financiero argentino es limitada y a falta de una moneda confiable, más
limitada aún es la capacidad del Banco Central para emitir los pesos
necesarios.
Nuestra principal fortaleza está en la resiliencia de
nuestra población y en el funcionamiento de las instituciones de la República.
Hace pocos meses elegimos autoridades de los poderes ejecutivos y legislativos
de los tres niveles de gobierno. Esa renovación abrió un tiempo de confianza en
esas instituciones y en los políticos y funcionarios que la encarnan. No
comprometamos esa confianza.
Si un ministerio de la Nación compra cantidades de
alimentos para los más necesitados a precios superiores a los que la población
accede en los comercios minoristas, se lesiona
la confianza.
El Presidente de la Nación puede estar convencido de
que un dirigente gremial es “ejemplar”,
pero no puede desconocer que buena parte de la población tiene fundadas
sospechas sobre ese mismo dirigente que -además- está siendo investigado por el
Poder Judicial. Se lesiona la confianza.
Cuando un empresario de una cadena argentina de
supermercados manifiesta públicamente que las autoridades municipales lo
someten a una arbitraria campaña de persecución, esas autoridades deben de
inmediato aclarar esa situación, de otra forma se lesiona la confianza en esas autoridades y, adicionalmente, la de
muchos otros dirigentes municipales que están trabajando con honestidad y
sacrificio al servicio de los ciudadanos. A falta de explicaciones, se lesiona la confianza en autoridades
municipales que fueron convocadas a controlar los precios de los productos de
primera necesidad.
La informatización del Estado Nacional es un logro
argentino, ningún país de América Latina alcanzó esa eficiencia en el
funcionamiento del Estado con expedientes electrónicos. Este sistema
transparenta al Estado porque permite a cualquier ciudadano consultar o indagar
las acciones de los funcionarios. En varios años de funcionamiento se fueron corrigiendo
con eficiencia y velocidad las escasas fallas del sistema. Abrir la posibilidad
de volver a los expedientes en papel lesiona
la confianza en el accionar del Estado.
Aquellos empresarios que crean valor, emplean
trabajadores, pagan impuestos, abastecen a la población o exportan, son
dirigentes comunitarios que merecen el respeto y la comprensión de los
ciudadanos y de los funcionarios. Llamarlos -en forma indiscriminada- “miserables” lesiona la confianza, en este caso, en la institución presidencial.
Los argentinos elegimos representantes al Congreso
Nacional, si en países en guerra los parlamentos pudieron cumplir con su
misión, la pandemia no puede ser un obstáculo para el funcionamiento de nuestro
Congreso. Hay procedimientos electrónicos como para que sesionen y -si es
ineludible la presencia física- se pueden implementar protocolos sanitarios
para no poner en peligro la salud de nuestros representantes. Legislar por DNU
expone a la institución presidencial a errores y falta de consensos frente a un
desafío que es de todo el país: por eso lesiona
la confianza en nuestras instituciones.
El Poder Judicial es central en la institucionalidad
republicana, como el Congreso, debe seguir funcionando. Sin embargo buena parte
de la actividad judicial está paralizada. Pese a eso, algunos jueces siguieron
favoreciendo a condenados detenidos por causas de corrupción, en este caso al
ex vicepresidente Boudou. Se lesiona la
confianza en el Poder Judicial.
En este tiempo de emergencia apelamos a nuestras autoridades
en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes a que protejan ese activo
de la Nación: LA CONFIANZA EN LAS
INSTITUCIONES DE LA REPÚBLICA.
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