domingo, 24 de mayo de 2020

7° ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL TENIENTE GENERAL JORGE RAFAEL VIDELA


El pasado domingo 17 de mayo se cumplieron (7) siete años que el señor Tte. Gral. Jorge Rafael Videla falleció supuestamente por múltiples fracturas y una hemorragia interna, tras sufrir días antes una caída mientras se duchaba[1].

Según informaron oportunamente los peritos forenses encargados de la autopsia, el general sufrió las consecuencias de un accidente doméstico que, sumado a un problema cardíaco anterior, desencadenaron una descompensación fatal en la madrugada del viernes 17 de mayo de 2013.


Quienes lo conocimos sabemos que el general fue una víctima de las circunstancias, nunca tuvo apetencia de poder y siempre se destacó por su humildad, modestia y austeridad. La inoperancia del partido justicialista en el gobierno que fundió al país una vez más y está a punto de repetir este año, la violencia de las organizaciones terroristas que bañaban en sangre a la Nación y el reclamo de políticos y sus conciudadanos lo llevaron a ocupar la primer magistratura del estado cuando no estaba en sus aspiraciones profesionales.


Muchos le estamos agradecidos por haber derrotado al terrorismo marxista, que intentó alzarse con el poder mediante la violencia, invitamos a una reflexión sobre la verdadera y cruel historia de los años ’70, solicitamos una oración por el eterno descanso de su alma en paz al lado de Dios Padre.

A continuación le dejamos la nota escrita por uno de nuestros socios fundadores, el señor Horacio Palma y fuera publicado por el diario El Día de Gualeguay.



[1] Como agravante circula el rumor –no comprobado– “que al Teniente General Jorge Rafael Videla, le propinaron una paliza, dos agentes del SPF, mimetizados entre los demás internos, el lunes 13 de abril de 2013”.
Adicionan que la golpiza no necesitó de una inusitada violencia, por la extremada endebles física del ex -Presidente.
Y que en apariencia, la tunda tenía como objetivo, una advertencia disuasiva, frente una inminente entrevista que el General, estaba por concederles a dos reporteros de la Revista alemana Stern, quienes se disponían viajar a la Argentina, la semana entrante.

El plan consistía en que Videla se “auto silenciara” en sus proclamas reivindicatorias y no volviera a pronunciarse acerca de una salida armada a esta "eyaculación kirchnerista", según lo hizo saber en esos precisos términos, a un contacto del Magazine germano, a través de la esposa de un Camarada y consorte presidiario, que gestionó la nota”.
Oriundo de La Plata y de profesión abogado, el Negro Hortel se autodefine en Twitter como "Negro de Mierda. Peronista. Pincharrata. Abogado Penalista. Orgullosamente K". Para él, como para muchos especialistas en el tema, "no debe haber una 'mejor cárcel', sino menos cárcel". Ligado a cuestiones procesales y carcelarias por la trayectoria de su padre - profesor de derecho procesal penal en la Universidad de La Plata y miembro de la Cámara Penal platense-, Hortel se vinculó con más facilidad al ámbito cultural, con la agrupación Negros De Mierda (NDM), definida -bajo la órbita de La Cámpora- como "un colectivo cultural, militante, nacional y popular".


EL HOMBRE QUE MOLESTABA DEMASIADO


General Jorge Rafael Videla

Harán leña del árbol caído. Le endilgarán el infierno para esconder sus propios demonios. Murió el Hombre que molestaba. Molestaba por su valentía. Molestaba por su austeridad. Molestaba por su silencio. Molestaba por su honestidad. Molestaba porque cuando habló siempre dijo la verdad. Molestaba porque nunca se quebró. Molestaba porque nunca dejó de ser soldado. Molestaba porque hizo lo que nadie: asumir su responsabilidad.

“Asumo toda la responsabilidad” dijo frente a cada tribunal que lo persiguió con saña en busca de venganza. Lo que nunca otros, él sí.

El General Jorge Rafael Videla fue presidente de facto de la República Argentina entre 1976 y 1981. Se hizo cargo del Proceso de Reorganización Nacional, tras el cual Argentina legó la democracia más estable y duradera de la historia. Y sí, la más corrupta también.

Roberto Eduardo Viola, sucesor de Jorge Rafael Videla

Cuando Videla pasó a retiro como militar, entregó la presidencia. Así que veleidades de dictador por lo visto, no tenía.

El General Videla no murió el viernes 17 de mayo, sino que fue asesinado por el régimen que nos gobierna. Cuando lo arrancaron de la prisión de Campo de Mayo, tenía las clavículas quebradas por una caída. En el Hospital Militar sus hijos y sus nietos debían alimentarlo en la boca. Recuperado, fue llevado al penal de Marcos Paz. Pocos días antes de su muerte, Videla, de 87 años, fue llevado a declarar en muy malas condiciones de salud. Caminaba con dificultad y había perdido de manera preocupante la memoria y la ubicación en el espacio y en el tiempo.




Ese mismo día, antes de ser llevado a declarar por millonésima vez, Videla se desvaneció en la ducha del Penal. Y a pesar de no haberse recuperado, igualmente lo arrastraron a la función del circo: tribunales. Para aquellos que no lo saben, llevar a una persona a declarar a tribunales desde el penal de Marcos Paz insume todo un día. Se lo levanta a las 4 o 5 de la mañana, se hacen los trámites mientras el preso espera arriba de una camioneta encerrado en un cubículo de medio metro cuadrado, se lo traslada a tribunales, se lo aloja en una celda, se lo lleva luego al piso del tribunal, se lo sienta durante horas, y una vez terminada la audiencia se hace el camino inverso. Con suerte, el preso que se levantó a las 4 de la mañana, vuelve al Penal a las 9 de la noche. Ese día el preso debe aguantar con apenas una vianda de pan duro. Imaginen entonces este periplo en una persona de casi 90 años con serios problemas de salud. Y sí, es lo que ocurrió, le hicieron vivir el calvario el lunes, y el viernes murió crucificado.


Luis Patti fue llevado a declarar en camilla, sin ddhh


El General Videla estaba detenido en una cárcel que no está en condiciones de atender ni contener a personas ancianas con enfermedades crónicas. Por eso en Argentina casi no hay presos mayores de 70 años en cárceles comunes. Salvo los militares, porque para el régimen kirchnerista, en la persecución a los soldados que combatieron al terrorismo en los años 70 vale todo. Violar todas las leyes y deshacerse de todas las garantías.


Varios meses atrás, el Servicio Penitenciario Federal dijo haber recibido una amenaza de muerte contra Videla. Según ellos, la amenaza provenía del mismo penal y de algunos de sus propios camaradas. Mentira. Pero esa mentira fue la excusa para que el General Videla fuera aislado de todos sus camaradas, trasladado a un sector especial y con custodia permanente del Servicio de Inteligencia del Estado. Escarmiento por hablar con la prensa.

El jueves 16 de mayo Videla no pudo cenar pues tenía una fuerte descompostura y fue llevado al Hospital del Penal, que para que usted entienda, es una especie de sala de primeros auxilios en estado deprimente. Como no le encontraron “nada preocupante”, supongo que en la ropa, porque allí no hay complejidad para nada más que examinar un pantalón, lo volvieron a trasladar a su celda de aislación… donde fue encontrado sin vida pocas horas después. Videla tenía que morir así. El régimen necesitaba verlo morir así. Necesitaba eso para luego armar el cirko decadente de las declaraciones ampulosas.

Vianda del Servicio Penitenciario





Fue patético ver a funcionarios enriquecidos hasta la fastuosidad en la función pública, hablar de la moral de un hombre que, habiendo tenido en sus manos el país durante casi seis años, vivió en la más sencilla austeridad. Siempre me indignó la hipocresía. La de cualquiera. La de los Bulgheroni que en los 70 visitaban a Videla como grandes amigos, o la hipocresía de mi vecino que anda un 0 Km. y no paga las expensas. Yo no conocí a Videla en los 70. No bebí las mieles del Poder ni saqué réditos económicos en su gobierno, como muchos de los que ayer lo hicieron y aún así, hoy escribieron barbaridades de un hombre no se merecía esa felonía ni de los Mitre, ni mucho menos de Ernestina Herrara de Noble. Yo a Videla lo conocí en las malas, solitario y encorvado acarreando sus petates hacia una mesa de visitas en un Penal de Máxima Seguridad. El Soldado de hablar pausado, el de hablar sereno, el de hablar en voz baja... lejos de aquellas arengas a viva voz. Nos concedió el honor de darnos permiso para que Ricardo Angoso pudiera entrevistarlo. Queríamos que sus palabras no fueran sacadas de contexto, como sospechábamos ocurriría con Ceferino Reato. Lo pudimos grabar y contestó con total lucidez. Pudimos hacer publicar la entrevista en un medio de Europa. Muchos necesitábamos sus porqués. Tuve la oportunidad de decirle gracias... ahí, en la soledad de una mesa en un rincón alejado de un salón enorme de un penal de máxima seguridad. ¿Porqué gracias?, me preguntó en voz baja... General, porque cuando la Patria pasó lista usted dijo presente, y porque cuando los hipócritas y cobardes le pasaron facturas que no eran suyas, usted no dejó de ser Soldado y asumió la responsabilidad.


Yo conocí a Videla en la malas, y aún así, lo ví más Soldado que nunca. Y eso es algo que los cobardes y los corruptos no soportan, por eso vomitan lo que vomitaron.

En Argentina, los militares presos por haber combatido al terrorismo en los años 70, han sido perseguidos abiertamente, acallados deliberadamente y estigmatizados sin pudor. El Estado ha dedicado tiempo y dinero en pintar de color rosa a los grupos terroristas que asolaron a la República Argentina durante casi dos décadas. Se esforzaron en enseñar la versión de un terrorismo “idealista” y “romántico”, como una forma perversa de maquillar los violentos años escarnecidos de un país que se desangró, dolorosamente, en intestinos egocentrismos. Sin embargo, y no es casual, poco y nada podemos encontrar sobre la visión de los protagonistas militares. En los años 70 yo iba a la escuela primaria. Quiero decir que toda mi vida de adulto la viví en una democracia que, por alguna razón que nunca alcancé a comprender, intentó ocultar la historia y la palabra de los militares que tuvieron que combatir a un terrorismo impiadoso y especialmente cruel, que no dudaba en atentar  con bombas, acribillar por la espalda o secuestrar a sus víctimas para luego fusilarlas en algún sótano “revolucionario”.

Unos días antes de su aislación, el General Videla les había dicho a sus compañeros de prisión que prometía ser el último en salir del Penal, si no moría antes. Y murió nomás.

Y los que se han cansado de robar el país, aprovecharon el insulto y la descalificación.


Comprensible molestia. Es que el Videla soldado los ha vencido. El Videla austero, los ha puesto en evidencia. El Videla católico los ha perdonado…y el Videla “monstruo” no lo compró nadie. Solo existe en la mente de los que ayer desangraron el país para hacerse del poder, y hoy, con el poder absoluto, aprovechan para saquearlo…

General Videla... descanse en paz.

Horacio Ricardo Palma

FUENTE: Diario El Día de Gualeguay, Entre Ríos

NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.

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