La hija de José Ignacio Rucci, senadora
bonaerense y ex diputada de la Nación respondió los dichos de Mario Firmenich
Por Claudia Rucci
Claudia Rucci |
La semana pasada me sorprendió -creo que al
igual que a muchos argentinos- un extenso documento de Mario Firmenich en el
que, junto a diversos temas de análisis internacionales y nacionales, cuestiona
el modo en el que se están implementando alguna medidas para combatir la
pandemia en nuestro país preguntándose “La
cuarentena exitosa… ¿hasta cuándo?”
Reitero mi posición respecto a la libertad
que toda persona tiene -aunque fuera responsable de crímenes de cualquier
índole- de expresar sus opiniones. Compartirlas o no es derecho de cada uno de
nosotros. Pero tratándose de alguien que ha sido responsable de la
muerte de mi padre y de tantos compatriotas (tanto enemigos como amigos de
Firmenich) no puedo menos que sentirme molesta por el hecho de que quien las
expresa no sólo no ha respondido ante la justicia por ello sino que tampoco ha
explicado a la nuestra sociedad las razones que creyó haber tenido entonces
para derramar tanta sangre de argentinos. Y para pedir perdón por
eso, en caso que hoy considere que su actitud de entonces fue equivocada.
Quizá mi molestia no sería tan notoria si
Firmenich no hubiera mencionado en su documento frases y palabras que -sin
mediar la explicación o pedido de perdón que consideré necesario más arriba-
suenan de una notable hipocresía, casi cercana a la burla a quienes sufrimos
las consecuencias de su accionar. Esto es muy importante, especialmente cuando
hay millones de argentinos -los menores de cincuenta años- que o eran muy
pequeños o no habían nacido aún, que saben poco o ignoran totalmente quién fue
Mario Firmenich, sumado al deliberado
ocultamiento de un pedazo de nuestra historia (1973-1976) por parte de un
sector de nuestra dirigencia política.
En su documento Firmenich menciona
críticamente la frase “...guerra civil
genocida...”, dice (¿preocupado?) qué “...la
historia argentina tiene largos antecedentes de violencia política en guerras
civiles...”, habla desde “afuera”
de ella de “...la guerra entre peronistas
y antiperonistas...”, menciona repetidas veces la palabra “peronismo” (con buen criterio no
menciona a Perón, a quién combatió) y hasta afirma con conciencia humanitaria
que “una caída económica se recupera,
pero una vida perdida no...”. Y cuando aborda el tema que hoy más nos
preocupa a todos, el coronavirus, cuestiona la cuarentena impuesta proponiendo,
de alguna manera, su “levantamiento”
en los términos en los que se viene implementando.
¿Y si dejamos que presidente, gobernadores
e intendentes -con la valiosísima colaboración de científicos- continúen conduciendo
este duro proceso que atravesamos? ¿Estaría
mal esperar de Firmenich otras declaraciones, más relacionadas a su rol en
nuestra historia reciente, que en muchos casos está plagada de visiones
sesgadas, verdades a medias, deformaciones de los hechos y en muchos casos
mentiras obscenas? ¿Y si en lugar de la cuarentena “levantamos” la impunidad, la mentira, la deformación de los
hechos, el “de eso no se habla”?
Reconozco que sería un mero ejercicio de
imaginación. A pesar de nuestros pedidos insistentes desde hace años, el Juez
Ariel Lijo decidió no citar a declarar a Firmenich en la causa del asesinato de
mi padre. Desconozco sus razones. Pero me permito soñar con el “levantamiento
de la impunidad” algún día.
Significaría -por ejemplo- saber que la
organización que dirigía Firmenich creía que Juan Domingo Perón no tenía
derecho -después de ganar las elecciones con mas del 60% de los votos- a llevar
adelante el proyecto en el que creía y por el que lo habían elegido millones de
argentinos, y que debía llevar adelante el proyecto que Firmenich consideraba más
adecuado. Saber también que como Perón
no accedió a esos reclamos, se decidió “tirarle
un muerto sobre la mesa” y asesinar a mi padre, secretario general de los
trabajadores y hombre de extrema confianza de Perón. Conocer que al poco
tiempo la organización que conducía Firmenich decidió -tras la reacción de
enojo de Perón- un enfrentamiento abierto con el entonces presidente
democráticamente elegido, pasando poco tiempo después a la clandestinidad y
realizando innumerables acciones armadas como asesinatos de integrantes de
fuerzas armadas, de seguridad y de dirigentes y activistas políticos y
gremiales; atentados con explosivos, incendios, robos y secuestros. Todo ello
en democracia. Cuando todavía no había llegado la dictadura y sus atrocidades.
Para quienes han sido víctimas inocentes de
esa “impunidad selectiva”, de la
historia contada a medias, del relato de “los
jovenes peronistas llenos de ideas sanas en la búsqueda de una sociedad más
justa” quizá no resulten sorprendentes estas declaraciones proclives a la
defensa de la vida, a la necesidad de mayor justicia social, al rechazo a los
enfrentamientos internos y la búsqueda de la unidad nacional y hasta la
preocupada advertencia frente al riesgo de “una
rebelión social contra la cuarentena”. Para
los que conocemos la historia, por haberla sufrido, o por haber investigado los
hechos de la realidad, queda un gusto amargo de que quien así se expresa
todavía no se hizo cargo del dolor provocado, pidiendo perdón por ello.
Insisto en proponer que el manejo de la
lucha contra la pandemia la lleven adelante quienes tienen la responsabilidad
de hacerlo, junto a la invalorable colaboración de quienes saben cómo hacerlo.
Mientras tanto, muchos argentinos seguiremos bregando por el levantamiento de
la impunidad.
La
autora es senadora bonaerense y ex diputada de la Nación
LOS CUENTOS PARCIALES DEL ASESINO FIRMENICH
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Borrarhttps://pacificacionacionaldefinitiva.blogspot.com/2020/05/la-prolongacion-de-una-cuarentena_23.html
Borrar