25 de agosto de 2020
Hoy nos tocó ir a despedir a nuestro papá. El Crl (R) Ramón Abel Recio, de 69 años, está muy grave y los médicos no creen que sobreviva más de 24 hs.
Estaba detenido en la unidad penitenciaria
de Campo de Mayo, condenado por crímenes de lesa humanidad, donde se contagió
de COVID y el virus fue muy agresivo con él. Ahora está en la UTI del Hospital
Militar, conectado, hace 3 semanas, a un respirador.
La
carta la escribimos porque aún está con vida y queremos limpiar su nombre.
Nuestro padre fue injustamente acusado,
enjuiciado y condenado por los jueces
Luciano Lauría, Mario Gambacorta y Omar Pauluccila. La causa ahora está en
la Cámara de Casación esperando la resolución de la apelación.
En primer lugar, nuestro padre no estuvo en
el operativo que se sometió a juicio (enfrentamiento entre Montoneros y el
Ejército Argentino en la ciudad de Santa Fe). No existen pruebas en su contra -más
allá de haber estado destinado en dicha ciudad en esos años- y el tribunal no
tomó en cuenta los testimonios y las pruebas de que nuestro padre no estuvo. En
segundo lugar, el juicio fue una falta de respeto a la justicia, no se
respetaron procedimientos, testimonios claramente guionados de varios testigos
y la parcialidad a la hora de mostrar los hechos fueron atroces (es una
injusticia tremenda para el resto de los condenados en el mismo juicio). Y por
último, gran parte de la sociedad desconoce lo que pasa en varios de los “juicios de lesa”. Si supieran la
cantidad injusticias a las que son sometidos cientos de soldados en nombre de
una bandera tan noble como la de los derechos humanos, las muchas parodias de
juicios que se hicieron y siguen haciendo en todas las provincias, llevados a
cabo por una justicia corrupta y parcial que solo está abocada a satisfacer los
intereses políticos de turno, les parecería inverosímil.
Así y todo, nuestro padre, nosotros y el
resto de la familia, no nos quebramos; la pasamos mal, pero siempre con la
cabeza en alto. Y diríamos que al contrario, ir a visitar “al viejo” a las distintas cárceles por las que pasó (algunas en
situaciones infrahumanas) nos permitió estar más unidos que nunca y fortalecer
nuestros vínculos familiares.
Mientras miles de delincuentes fueron
liberados por considerarlos de riesgo (sin la edad, ni otro justificativo para
hacerlo), a los que realmente corrían riesgos los dejaron encerrados,
exponiendo su salud y sin protegerlos como corresponde a su edad (promedio de
75 años). Muchos fueron los infectados
en la unidad de Campo de Mayo, algunos fallecieron y otros están muy graves.
Esperamos que ocurra un milagro y que
nuestro padre se recupere. También esperamos el milagro de que la justicia en
este país funcione como corresponde y limpie su nombre de forma oficial y no
quede en la carta de los hijos por su padre a punto de morir.
Lucas Recio. 33.079.674
José Recio. 30.892.833.
Emilio Recio. 33.943.747
Nicolás Recio. 32.323.483
NOTA: La imagen y destacados no corresponden a la nota original.
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