Se lee en la edición
del 27 de agosto que el secretario de Derechos Humanos, señor Avruj, ante la
decisión judicial de conceder el arresto domiciliario al señor Etchecolatz
manifestó que no la apelará, pero sí que pedirá su revocación. Su desagrado por
la decisión la explica diciendo que tanto esta persona como la de Astiz le
provocan rechazo, tanto a él como a la sociedad. Me parece que se equivoca el
secretario. No es a esa dependencia a la que le corresponde cuestionar las
decisiones judiciales. Pedir que se revoque la decisión es lo mismo que decirle
al juez que se ha equivocado. Y eso no está entre sus facultades. Tampoco
acierta en considerarse vocero de toda la sociedad, las organizaciones
defensoras de los derechos humanos no son toda la sociedad. La misión de una
Secretaría de Estado como la que preside no es la de perseguir ni la de
castigar. Su objetivo es cuidar a las personas, hayan hecho lo que hayan hecho.
Son principios humanitarios que el señor Avruj no debería descuidar, y si no
está dispuesto a cumplirlos porque le pesa hacerlo, debería renunciar.
Carlos
Maiorano Quiroga
DNI 4.272.054
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