Causa ESMA
Palabras finales del Capitán Adolfo Miguel Donda
La verdad se nos escapa si no nos esforzamos por conseguirla. Muchas veces tenemos ilusiones de encontrarla y esto nos lleva a cometer desaciertos.
La verdad raramente es grata, por eso la evitamos, la verdad es amarga, por eso mi denuncia es amarga.
La ilusión que el peligro de la guerra revolucionaria podía ser evitado mediante el uso de las fuerzas armadas en estrategias especiales tal como sucedió terminó en el tiempo en una alienante y profunda ruptura de la sociedad argentina.
El triunfo sobre el terrorismo fue corto y precario, trastocado e invertido políticamente con el transcurrir del tiempo.
El pago de la factura total, transcurridas varias décadas se pretende que debamos abonarla unos pocos. Es difícil predecir si para saldarla bastará con nuestro sacrificio.
Si la ceguera continúa seguiremos en este declive de la voluntad institucional o individual para afrontar el futuro.
Existen muchos individuos con el coraje suficiente pero no tienen suficiente influencia para cambiar la situación.
Los que no hacen nada, buscan auto justificaciones para tratar de explicar cómo hemos llegado a esta instancia, de lo que debería ser un ordenado proceso judicial donde la búsqueda de la verdad tendría que estar por encima de la venganza y el castigo. Todos creen que son realistas, razonables, inteligentes y hasta éticamente justos cuando tratan de justificar esta persecución.
Este quiebre moral se nota en particular en los responsables de conducir las que fueron nuestras fuerzas armadas, en los gobernantes, en los encargados de impartir justicia y en la sociedad en general.
La debilidad se acentúa cuando temen la cólera la inflexibilidad y la coacción de funcionarios, ex terroristas, puestos para acicatear esta barbaridad aunque carezcan de respaldo democrático necesario, dado que fueron impuestos por el régimen.
Todos quedan paralizados, incapaces de ofrecer resistencia, y muchos temen cuando tienen que enfrentarse a tamañas fuerzas amenazadoras alimentadas con dinero del estado y contactos internacionales.
Todos hemos sufrido, ha sido una característica de nuestra generación: no se puede concursar quién sufrió más.
Alguien dijo que pretendo victimizarme, de ninguna manera, soy una víctima, soy la víctima de hoy y ustedes hoy mis victimarios.
En estas décadas debí pasar por un entrenamiento de espíritu que aventaja por lejos a otros compatriotas en la historia del país. He vivido una compleja presión cotidiana que ha forjado una personalidad más fuerte y más profunda que la que me podría haber dado el bienestar y la comodidad de no involucrarme.
He mejorado en algunos aspectos y también empeoré en otros. Debí permanecer frente a un abismo de arbitrariedad legal, de temor y de incertidumbre, propia de la condición humana.
Después de tantos años ansío cosas más elevadas que la venganza, la injuria, la opresión, no quiero sentir la repugnancia de la especulación mediática paga, que me va matando por pedazos.
Todo lo que digo es conocido por gente sensata y cada día veo menos probable que este hostigamiento continúe y sea el modelo del futuro. No tengo nada que ver con los nazis, al contrario, me siento un judío perseguido.
¿Por qué debo estar solo en el juicio?
Yo sostengo que es debido a una negociación de hace 25 años entre los jefes de la Armada y el poder político. Fuimos elegidos. ¿Alguien me puede dar otra explicación? Pero lo inexplicable es por que todavía hoy se sigue permitiendo. Aquí radica la verdadera injusticia.
Si imagino el presente como resultado de estas parcialidades, nuestros nombres forman partes de un concierto falso y supuestamente demoníaco. Aunque todos conocen la verdad se callan. En definitiva este silencio nos termina castigando siempre.
Esta perspectiva la considero también útil porque soy el que la sufrió, he sido castigado por anticipado y seré castigado sin solución de finalización porque las decisiones políticas tomadas para agradar ideologías y grupos de presión han sido adoptadas en un proyecto perverso, sistemático y perpetuo, siguiendo sus palabras.
Hoy estamos pagando el fruto de los errores que no fueron o no quisieron ser apropiadamente evaluados.
El fruto de pasiones desatadas de una guerra no buscada, de la irresponsabilidad de a quienes les correspondía dar explicaciones, haber subestimado tamaño problema. Es así como terminamos despreciados y pisoteados por una verdadera jauría.
Es comprensible que incurra en errores técnico legales dadas mis limitaciones al respecto pero mis palabras están conducidas y cargadas de la subjetividad propia de haber sido objeto de una larga persecución que también incluye el aspecto legal.
Hay signos y advertencias significativas que los ejecutores de la venganza deberán tener presente ante la llegada al poder de algún estadista, con las denuncias de corrupción de estos sospechosos organismos y con nueva información que todavía no es conocida.
Son posibilidades abiertas y evidentes. Este sistema malsano se volverá inestable, la verdad y la concordia van a llegar aunque yo no las vea.
El régimen se encontró y engordó con una serie de organizaciones que le son funcionales a sus objetivos políticos, manipulando e interpretando la ley como más les conviene, lo han complicado tanto que una persona promedio no alcanza a comprenderla sin la ayuda de un experto.
Han creado un manto legal en el que nada les puede ser reprochado. Solo la historia se expedirá sobre esta canallada.
¿No se les ocurre pensar que podrían no tener razón? No tienen, no se imponen límites a sus avances, han inventado una nueva escala legal.
Éste entretejido o esta red, que ya denuncié en mis declaraciones, de vinculaciones y relaciones de una mediocridad moral increíble nos descalifica y nos deja indefensos ante estos individuos que en nombre de los DDHH no cumplen con las más mínimas obligaciones humanas.
Los montoneros mandan, las acciones emprendidas son la concreción de las voluntades, cuya esencia fue y es violenta.
Descontextualizar una realidad de hace 30 años les resulta sencillo. Más aún, cuando a esta perversidad corrosiva la han aplicado sistemáticamente. Cuando un gobierno democrático ordenó aniquilar la subversión, la sociedad y lo que llaman la opinión pública guardo silencio durante exagerado tiempo.
Los políticos aprobaron leyes diametralmente opuestas en diferentes tiempos democráticos. Por supuesto que la corte también los sigue, todo echo con total irresponsabilidad. Ejemplo, si hubieran pagado el resarcimiento de 30.000 desaparecidos (cifra mencionada por el régimen actual) el estado debería haber erogado 6.600 millones de dólares, la deuda que tiene el país con “el Club de París”.
Es lamentable que lo pasado signifique siempre el principio de un fin incierto. ¿Hay alguien dispuesto a renunciar a lo poco que le queda, negando este nebuloso tratado de la justicia?
Los tribunales especiales están absolutamente prohibidos por nuestra constitución, la vivencia intima de esta causa me permite vislumbrar este solapado hecho.
En la justicia ordinaria se esconden sorprendentes y tamañas estructuras creadas bajo la sombra de este estado que la dimensiona y financia con el objeto de promover, sostener y controlar cada etapa del acoso al que somos sometidos. Como ya lo describí en mi declaración la procuraduría general de la nación, con sus funcionarios nominados, han constituido verdaderas metástasis dedicadas exclusivamente al resentimiento y ambición de daño hasta llegar a la muerte de sus objetos. También veo el trato excepcional que reciben jueces y funcionarios controlados convenientemente a cargo de la instrucción. Sus decisiones escapan a cualquier grado de sentido común o mesura dado el apoyo político manifestado en premios, partidas extraordinarias, donaciones de objetos, suplementos, personal supernumerario. Todos con la misma finalidad, apartarnos de los derechos comunes que gozan todos los habitantes y colocarnos en una injusticia especial.
Introducción de oficinas, auditorías o estructuras llamadas de DDHH en todos los estamentos nacionales que bajo ese nombre u otro apelativo tratan de justificar su existencia, constituyéndose en verdaderos comisarios políticos que conducen investigaciones parciales referidas a los hechos. Sorprenden y exponen la buena fe de funcionarios, jueces, fiscales con la excusa de brindar colaboración.
La apoyatura lograda en jueces de “ultramar” que persiguen la justicia planetaria, visitados y consultados por nuestros jueces o a la reciproca presentándose en el país como destaques, blanqueando sus actividades y repertorios de sus sumarios que sorprendentemente engrosan y contaminan las causas de nuestro país, hechos ilegales e insólitos. Hasta hay fotos de jueces argentinos que fueron a consultar a tamaños personajes.
Fomentar la delación mediante el pago de suculentas sumas –en la actualidad 250.000$– que el régimen no arriesga en la búsqueda de crímenes actuales que sufre nuestra población a diario.
Creación de una especie de cacería de brujas de “crimen excepta” abandonando las garantías procesales fijando que ningún castigo es excesivo, imponiendo que nadie que sea acusado resulte absuelto.
En este presente falso y acomodaticio la democracia pierde calidad porque carece del equilibrio necesario para desarrollarse.
Los primeros borradores de esta historia están llenos de basura ocupando los baches y agujeros negros provocados por una sola versión.
Revelar la verdad, como siempre predican los amanuenses del gobierno, significa atentar contra el poder. Bien vale la pena preguntarse hasta cuando habrá que soportar esta camarilla que no solo controla el presente sino que mágicamente lo hace sobre el pasado y un futuro ya hipotecado.
Lamentablemente no se puede pedir algo a los que nunca dieron nada.
No es mi pretensión convertir esto en un pugilato verbal pero debo defenderme de los golpes bajos que intento la fiscalía en temas que nada tienen que ver con la causa.
Contesté todas las preguntas que quisieron y las seguiré contestando porque no puedo dejarles mas espacio de silencio ante tanta falsedad a la que nadie le pone limites.
En el debate he declarado todo y a todos. Pero me han hecho sentir como en la época stalinista, me quieren hacer responsable de no recordar, de no aprobar o de no aportar hechos que nunca existieron.
Porque cada mentira o fantasía que se pronuncia es aceptada como una verdad revelada.
Pero más grave aun es que la fiscal, que debería buscar el difícil equilibrio que otorga la verdad, tome parcialidades, enfoques tendenciosos y los repita enlazándolos con apreciaciones aun más temerarias y maliciosas, como si tuviera que convencer a un jurado popular sin la experiencia del tribunal.
En mi declaración voluntaria no les estoy “tomando el pelo” como manifiestan, ¿o tengo que decir lo que les gustaría escuchar? Si digo que no y lo pruebo, realmente deberían callar en lugar de buscar contrapruebas que nadie cree. No tiene sentido que se siga escuchando fantásticas historias con cantidades de personas que nunca existieron y forman parte de dichos, producidos por mentes fabuladoras. Son otros los que “nos toman el pelo”.
Aunque fuese afín a las tendencias ideológicas de los promotores de este juicio tiene la obligación de la búsqueda de la verdad histórica y la justa reparación sin distinción de quien sea la victima. No puede solamente apoyarse en parcialidades de testimonios que resultan cuestionables.
Es inevitable que en sus declaraciones los testigos necesarios y querellantes pequen de subjetivos, realicen evaluaciones y den sus opiniones desproporcionadas que distorsionan la realidad. Nadie se esfuerza por contar con sencillez su historia.
Han saturado la causa de información sucia, buscando que no se entienda la realidad. Muchos ingenuos cayeron en pensar que un puñado de hombres sean los responsables de haber cumplido órdenes encuadradas en una fuerza armada que permitió la desaparición de nada más y nada menos que miles de personas. Cuando la única información disponible de las presentaciones al año 2007 de resarcimiento ante la secretaría de DDHH de todo el país ni siquiera llega a esa cifra.
Me llamó poderosamente la atención el nivel de las preguntas a las que me sometí voluntariamente con el objeto de aportar información veraz a la causa, no han tenido ni siquiera la suficiente imaginación o idea de lo que significaba en ese momento el combate contra el terrorismo, no saben o no quieren saber quienes son las personas que aquí se presentaban contando sus historias como perseguidos políticos, ni de lo que significaba cumplir órdenes en una estructura militar. Ni siquiera llegaron a determinar el orden de precedencia en ese momento entre los mismos imputados.
Cuando la fiscalía me pidió que diera nombres y le contesté que no lo hacía por lealtad, esta lealtad es hacia mí; esto no significa que yo no haya tenido superiores que se hayan comportado de acuerdo a las expectativas que se esperaban de ellos.
Tampoco es razón para que dé el nombre de personas de bien, esforzadas, que combatieron al enemigo terrorista exponiendo sus vidas. Qué sentido tiene que los traiga aquí y los haga sentir el rigor de esta situación ilegal con acusaciones extemporáneas y extrañas.
Qué sentido tiene hacerlos sufrir lo que yo sufro con un futuro marcado por afanes políticos que veo que hasta hoy no conduce a nada más que la búsqueda de venganza y beneficio económico de unos pocos.
Certezas es lo que se debe aportar no desorden, azar, habladurías o chismes.
Hay profusa literatura falsaria que en lo que a mí respecta me afecta en lo más íntimo y que es tomada literalmente por declaraciones en el juicio tal es el caso de un libro de Bonasso que sirven de apoyo a sus dichos no dándose cuenta que rayan la ridiculez.
Contrariamente a lo que se esperaba no se ha avanzado en el conocimiento de los desaparecidos, todo lo hablado es la cáscara conocida de intereses personales y propaganda política, pero he podido detectar posiciones de distintas facciones que por diferencias ideológicas o desigualdad en el reparto de poder lo han puesto de manifiesto.
Es absolutamente falso que todos hicieran de todo, va contra la lógica y organización del trabajo humano y militar en particular. Existen tareas designadas por las jerarquías y específicas de cada área. Esto no fue “un mc donald en el happy day” como quieren mostrar.
Somos un blanco fácil de atacar con el conocimiento y la información que han acumulado e incluso inventado a lo largo de tantos años.
Es difícil esta discusión. Pero la realidad, mal les pese, terminará derrumbando estos mitos que han creado.
Los testimonios son fabricados, coordinados y confabulados en la misma entraña del estado con la participación de los mismos funcionarios, terroristas de guantes blancos, que ya denuncié. Presentaciones en power point, al mejor estilo de vendedores compulsivos, usados para influir en el jurado.
Profesionales de las imágenes dan planos artísticos buscando efectos deseados, sin el archivo y registro que corresponde. También la incorporación de agencias de publicidad manejadas por el poder judicial o los conocidos medios cautivos del gobierno, maliciosos y agresivos.
El miedo, la cobardía, la ambición, de quienes temen represalias y conocen la verdad nos ha hecho llegar a estas instancias, esto comprende por igual a ex jefes, a jueces, a políticos a fiscales y funcionarios del estado, a los que nos odian o temen perder su propio puesto.
El ministerio de defensa como también la fiscalía, o sea la procuraduría y todos sus contactos, mantienen convenios que le permiten el acceso a información personalísima y privada de nuestras vidas de carácter secreto donde hemos sido observados, evaluados, comparados, sancionados y conocidos incluidas nuestras familias. Supieron nuestros problemas personales, familiares, económicos y de salud psíquica y corporal de 30 o más años de nuestra vida que abarcan nuestros legajos. Conocen nuestras vulnerabilidades. Nos desnudaron so pretexto de llegar a la verdad, ¿y la contraparte? ¿Dónde está? ¿Qué pasa con los querellantes? No me salgan con la respuesta de no hostigar a los sobrevivientes, como siempre manifiestan.
No se trata de eso, se trata de saber, ¿con quién se está hablando, quiénes son realmente? Hoy no lo sabemos.
Con esto buscan acercarse a sus deseos ideológicos, juicios populares, para unos pocos, enceguecidos no se dan cuenta que la ciudadanía esta en otra cosa, ni los sigue ni los escucha.
En promedio no han logrado ocupar un tercio de la capacidad de esta sala. ¿Dónde esta la trascendencia pública que pretenden imponer?
De los procesados juzgados hasta el momento más del 90 por ciento han sido condenados, me da la impresión que es una cifra extraordinaria para la justicia y que merece figurar en los anales de esta miserable historia. Debe ser un record.
Usar los muertos para designios políticos es profanarlos, es favorecer el resentimiento y la división. Considerando como ya dije que ¾ partes de la sociedad no vivió esa época sería muy fácil imponer la de una historia equilibrada, la verdadera. Pero no, sutilmente se han aprovechado del tiempo transcurrido y de las facilidades otorgadas por un estado pusilánime y han logrado mejorar sus argumentos haciendo aseveraciones que antes no hacían.
Como sé que esto es ilegal, estoy convencido que este circo va a tener un final diferente, esto no ha sido lo que dicen, esto ha sido una guerra, he dicho la verdad pero tan acostumbrados están a moverse en esta mentira que toman todo con suspicacia.
No tengo inconveniente en declarar cuantas veces sea necesario, en la convicción de lo que digo. No invento.
La arbitrariedad con que los funcionarios del régimen administran la asignación de recursos para hacer funcionar esta maquinaria es asombrosa.
La falta de información a la que ya me referí es un hecho, un paredón infranqueable de algo que debería ser público y transparente.
Me gustaría saber si los señores jueces disponen de esta información para evaluar a los testigos, indemnizaciones, pensiones, viáticos, trabajos renumerados, subsidios, empresarios surgidos de esta repartija.
El desvío de la verdad y la cantidad de mentiras que pronuncian cada uno de los querellantes estoy persuadido que es directamente proporcional a las compensaciones económicas recibidas del Estado a través de intermediarios de este complot, de esta trama.
Cuando se trata de enriquecimiento no funciona la ideología
No sé si los señores jueces disponen de la información; nosotros la ignoramos, es un secreto de estado. ¿Es secreto cuánto recibió cada una de estas personas por haber pertenecido a una organización terrorista y haber sido detenido? ¿Es secreto cuál fue el proceso que cada uno debió pasar para cobrar? ¿Quiénes fueron los funcionarios que las otorgaron? ¿Si existió alguna sugerencia o coacción para manifestar o enfatizar algo en particular? Yo estoy seguro que sí.
¿Los jueces están en condiciones de determinar si estos incentivos no influyeron en el debate?
Si se trata de un juicio público ¿por qué no fue levantado todo tipo de calificación de seguridad sobre la información disponible? ¿Por qué motivo lo desconocemos?
Queremos saber, antes que oculten las pruebas, quiénes y cuántos son los beneficiados; veremos que los números se dan de bruces contra sus declaradas buenas intenciones.
Más acá o más allá en el tiempo deberán rendir cuentas de los beneficios recibidos con pelos y señales de sus traiciones, de la malversación y del fraude.
Se debe terminar este simulacro de mostrar algo y esconder el resto, de cerrar cajas sin mirar el contenido.
Demoras, faltantes, silencios, inactividad, distracción. Generaron prisiones preventivas que constituyeron verdaderas penas anticipadas en las que participaron tantos funcionarios que resultaría cargoso mencionar.
Todos ellos fueron obedientes a sus partituras por acción, por pasividad o por interés.
Al final del juicio se dan cuenta que desaparecieron documentos o que fueron modificados, pero la responsabilidad de su faltante o modificación no solo es achacable a las fuerzas armadas sino que también participaron el ministerio de defensa, la secretaria de DDHH y la procuraduría general de la nación.¿Por qué no lo dijeron antes?
¿Cuál es nuestra responsabilidad sobre este hecho que pretenden usarla en contra nuestra?
La instrucción de esta causa compuesta de fragmentos dispersos y desordenados se limitó a ordenar las prisiones preventivas a los ya elegidos como blancos y simplemente a convalidar las denuncias sin dudas ni preguntas. Se elevaron piezas que nunca se investigaron y su interpretación les fue acercada o sugerida.
Estos falsarios han llegado a utilizar en sus testimonios y documentos de un corrupto y destituido juez español constituyendo lo que llaman con ampulosidad la justicia universal.
La fiscalía por un lado dice que participaron todos, por otro que fue institucional. ¿No tuvo tiempo cuando formo parte del equipo del fiscal Taiano de aclarar el desorden de las causas y su investigación que manifiesta haber recibido?
En esta conversación de sordos para la fiscalía es lo mismo que se demuestre que alguien no estaba o no pertenecía, que documentación y testigos lo acrediten. La fiscalía considera que con los dichos basta, que estos resultan suficientes, que constituyen una especie de mancha venenosa. No hace falta verificar su veracidad, ni intereses ocultos cuando a uno lo afecta.
Abogados metidos en el brete de tener que describir la organización, el quehacer, el sentir y el accionar de instituciones sociales tan profundas como las fuerzas armadas y más antiguas que el código de Hammurabi. Para peor tomando como peritos miembros incapacitados para eso. Logrando con esto desdibujar la idea del régimen militar al que estuvimos sometidos.
Ésto no pudo ser explicado a lo largo de todo el juicio. La negativa a escuchar, a aceptar, o a buscar la opinión e asesores calificados y de buena fe que puedan contar circunstancias, obligaciones, convenciones, protocolos, educación o formación del quehacer militar, todo se dijo con miedos de distinta índole.
La fiscalía ha tomado las declaraciones de un ex guardia marina, grado inferior de la armada que fue terrorista, de un coronel perteneciente a una organización reaccionaria a las instituciones armadas, y a un montonero ex funcionario del Ministerio de Defensa, ex colaborador de la Armada y actual de la Secretaría de DDHH, como testigos calificados o peritos para opinar sobre las fuerzas armadas. Es lo mismo que pedirle a Firmenich una clase magistral sobre la democracia.
El acento puesto en declaraciones de estos falsos peritos conocedores o circunstanciales resentidos de la actividad militar pretenden llevarnos a conclusiones equivocadas sobre detalles organizativos, tareas y reglamentación de las mismas.
Esa falta de conocimiento profesional y de autoridad en la materia, de definiciones y conceptos muy sencillos del campo militar ha llevado a que los alegatos de la querella y la fiscalía en su impotencia, por desconocimiento o mala fe recurran a la cachetada, al uso de términos incorrectos, a fabricar un escenario usando la lengua como lanza, a ensuciar cualquier intento de defensa.
“Discúlpenme” sus discursos parecían un programa de “chismes de la tv”.
Algunos abogados querellantes sensatos se permiten la duda de la utilidad del castigo por el castigo mismo. Reconocen que existen otros caminos para afianzar la verdad y la justicia.
Militares avenidos a abogados por las fuerzas de la circunstancia nos damos cuenta que detrás de cada argumento hay una biblioteca a favor, pero también otra en contra.
¿Qué va a suceder cuando se vuelvan y vuelvan a juzgar estos mismo hechos con otros o mas inculpados? Volveremos a repetir esta travesía, una y otra vez porque siempre aparecerán nuevos culpables producto de la prodigiosa memoria de los testigos profesionales o de los “olvidos” de los jueces de instrucción, de la falta de convicción o insistencia de algún fiscal. Esto se convertirá en el tonel de las Danaides, nunca se terminará de llenar. ¿Y si otro se adjudica la responsabilidad del hecho que me juzgan, me van a pedir disculpas? Las certezas en algún momento reemplazarán las convicciones.
El juez de instrucción y las fiscalías tuvieron poco trabajo. La parte sucia se la proporcionaron estas entidades.
A pesar de que dispusieron de ocho años para ordenar la causa, tiempos, circunstancias y personajes, no lo hicieron, ahora son denunciados por la fiscalía. Justo ahora cuando el juicio esta llegando a su fin. ¿Por qué no fueron llamados en algún momento a este estrado para explicar este dislate que nadie entiende?
Todos se han quejado de la etapa de instrucción, de la causa de la llamada fragmentación, subfragmentación, de los elegidos, de los tiempos y épocas tomadas, de la falta de investigación. Pero nadie ha tomado conciencia de que ellos que también son parte, debieron hablar cuando correspondía y no al final. Continuaron adelante, atrapados en sus propias partituras, por sus nereidas. No se dan cuenta que tarde o temprano estarán condenados a naufragar.
Se reconstruyen hechos pero tratan de solo sostener la torcida historia, lo que les interesa es el castigo, no importa si soy mas o menos responsable, si estuve o no estuve. Con esta postura lo que están logrando es poner a éstas, las organizaciones de DDHH, comprometidas con el poder político y a todos en una complicidad que los aísla, que los encierra como en un coto, propio del pasado y sin sustento en el presente.
Yo no soy político, fui militar, en una guerra política no hay inocentes y más aun cuando el régimen actual les permite las mejores condiciones para actuar en ese todavía violento accionar, afectando el derecho humano que fingen defender.
No me siento conforme, no me siento útil aunque conozca el futuro inmediato. Creo que las cosas no fueron suficientemente claras, que lo importante se perdió en un cúmulo de información innecesaria puesta para confundir, para desordenar, por lo menos en lo que a mi caso respecta.
Me hubiera gustado disponer de las pruebas que solicité para mi defensa y que se perdieron dentro de un gigantismo procesal inútil y tonto.
Me hubiera gustado poder debatir mas mi caso, responder más preguntas criteriosas, de conceptos y accionar concretas, no especulaciones.
Me hubiera gustado no sentirme solo en el tiempo que integré la UT cargando responsabilidades ajenas, debatiendo con personajes que están fuera de la obra, que se integraron para completar historias que no existieron y que solo procuran acumular falsas pruebas. No dispuse de ese privilegio.
Hoy solo se analizan los derechos civiles de los terroristas, llevándonos por carriles equivocados y con información inexacta, falsos testimonios, falsificación de pruebas, ocultamiento y destrucción de documentos, llevando a cualquiera que deba juzgar a conclusiones erradas. Sólo conociendo la catadura moral de estas personas que se presentan como víctimas de algo que sucedió o no en algunos casos, pero siempre provocado por sus iniciativas terroristas. Esto lo pueden hacer bajo una armadura proporcionada por el estado puesta alrededor de sus interesadas versiones.
La ceguera ante lo manifestado es peligrosa, porque siempre volverán con renovado ímpetu a reescribir lo que más les convenga.
Presunciones, rumores, dichos de dichos y suposiciones, opiniones que se contradicen para rellenar los huecos que vayan quedando. Total nadie será desmentido. Sus dichos quedarán asentados en la memoria como si realmente hubieran ocurrido. Tomados en interpretaciones antojadizas, complacientes, juicios apresurados, superficiales e inmaduros.
De este modo se dispondrá de esta gente, que todavía no sabe explicar a que se debe su actuación a favor de los hechos que hoy se juzgan. Pero que son considerados hoy por hoy como héroes glorificados y convenientemente recompensados.
Mientras tanto secretos y actividades militares son reveladas nuestra privacidad es desollada públicamente.
¿Quién eligió a estos acusadores del terror que ocupan tanto poder? ¿Por cuánto tiempo? ¿Quién les otorgó las prerrogativas que se arrogan? ¿Por qué son aceptados?
Magnificar los sucesos, exagerar los padeceres, modificar las cifras, las fechas, o periodos de detención ha sido el común de las declaraciones. ¿No se dan cuenta que con estas modificaciones, superposiciones y dichos de dichos falseados desmerecen y degradan la credibilidad de sus testimonios? Debo reconocer no obstante que abogados de la querella se dieron cuenta y se cuidaron de repetir cifras y notas que a esta altura resultan increíbles y los dejan expuestos. Saben que estas personas no fueron perseguidas por su forma de pensar, sino por su forma de actuar, violenta y criminal.
Los testigos se conocen, también desde esa época interactúan entre ellos y hasta se han asociado recibiendo regalías por sus acciones.
Estas entidades fabricadas al amparo del estado han creado una nueva memoria colectiva” frágil y acomodaticia que figura ya hasta en libros escolares, valiéndose del ataque al pasado y mostrando lo deleznable como un pedazo de un mosaico roto, olvidando el otro.
Detenidos, colaboradores y liberados mantenían contacto e intercambiaban información desde antes de mi llegada a la unidad. Testigos o colaboradores de distintos períodos se conocieron en reuniones sociales promovidas por jefes de la unidad de tareas.
Hoy encontramos a los conspicuos querellantes, testigos necesarios o como quieran llamarlos convertidos en consejeros del régimen, como dueños actuales de la Esma , haciendo de guías expertos de la justicia y administradores del predio, poniéndonos en la obligación de creerles. Lenguaraces siempre estarán dispuestos a identificar algún potencial represor que beneficie alguna campaña iniciada con sus teatrales declaraciones.
En las audiencias, hemos visto sus pausas para reforzar emociones, sus frases truncas preparadas, los sorbos de agua, para evitar lágrimas que nunca salen. Representaciones cinematográficas para simular emociones que no sienten, para destruir simplemente con la palabra. ¡Esto sí es una tomada de pelo!
Simuladores, mentirosos, delatores por temor, por favores, por coacción o por dinero ante la permisividad y el silencio de funcionarios del estado. Cínicos, ventajeros y canallas de antes y de ahora como ya denuncié.
Hasta se han aprovechado de la situación, hasta para hacer sus propias candidaturas políticas. En más de 25 años he sido expuesto y víctima de verdaderas fuerzas de choque con escándalos, escraches, prepotencia, humillación. El uso político de su accionar se da de narices contra la búsqueda y determinación de la verdad histórica y nos pone como “presos políticos”, pero sus “libelos de sangre” han logrado su objetivo.
En mis declaraciones que hice hace algunos meses sobre los abogados millonarios y los testigos rentistas no imagine que faltaba poco tiempo para que empezaran a tomar estado público, aunque confieso que soy cauto en cuanto a los resultados concretos. Todavía mantienen amplias reservas políticas y de impunidad que les permiten seguir con sus designios.
Avenidos en seudo escritores, relatores, cronistas y artistas de nuestro tema siempre tuvieron el amparo de un estado mecenas al que no le preocupo mucho la miopía de estas obras sino la inmediatez de sus propios problemas. Por sus excesos quedarán expuestos.
Un familiar de un desaparecido de este juicio declaró en la prensa que por lo menos veía “avanzar a la justicia”. Este hombre cree que todos los sentados en el banquillo somos los responsables de sus aflicciones y dice: “que le resulta terapéutico poder putearlos a esos asesinos”. Qué conclusión tan patética: reduciendo los muertos a un insulto.
Es una casualidad que esta sala se llame AMIA. Lo extraño es que se inviertan los polos, los terroristas están sentados en el pupitre de los que acusan. Éstos son los mismos que produjeron más de 20000 atentados y miles de víctimas similares al caso AMIA. A nadie se le ocurrió pedir la captura a funcionarios de Cuba, de Libia, de Nicaragua, de Angola, de OLP, o de la propia URSS por el apoyo brindado a estos asesinatos. Aunque pienso que estos hechos están prescriptos, nos afectaron y jamás fueron esclarecidos.
El régimen argentino ha tercerizado el uso de los DDHH y también de las obligaciones. Los ha dejado en manos de verdaderas bandas vinculadas en planes de odio, violencia, castigo y beneficios personales.
Malhechores con cargos encumbrados que claman en tribunales y ante los medios sus obscuras fantasías, distorsionan la historia, olvidan sus delitos cometidos y esconden sus beneficios.
Cuando dicen “que se pudran en la cárcel” para esto primero hay que morir. Esto es lo que procuran para satisfacerse, la pena de muerte. Esta palabra les resulta conocida.
Piensan solo en sus facciones, en sus sectores, negando toda posibilidad de encontrar la veta humana en lugar del fin político e ideológico que persiguen.
Si alguna vez esto termina se deberán contentar con figurar en las crónicas policiales, no por su pasado que estaría prescripto sino por lo que están haciendo en el presente.
La mayoría de todos estos personajes han tenido en sus vidas mayor fortuna de la que hubieran recibido de trabajo bien habido, desgraciadamente los mejores están muertos.
En lo que a mi respecta, aseguro no existen las historias de fantasmas que pretenden imponer sobre sus, momentos de imaginarios traslados de personas que nunca existieron.
No tuvieron miedo para empuñar las armas en la guerrilla, van a tener miedo ahora que son amigos del poder.
Sutilmente han aprovechado el tiempo facilitado por las marchas y contramarchas de la historia, han adquirido coraje para profundizar falsedades.
Cualquier lector podrá verificar la cantidad de contradicciones y agregados de sus dichos iniciales.
Esto constituye un ejemplo de cómo se puede burlar a la justicia con una compleja y laboriosa confabulación favorecida por el tiempo y la impunidad. Anécdotas, conversaciones, dichos de personas muertas que nunca existieron, incomprobables.
Ellos han confundido derechos con deseos, con intereses personales y sectoriales. Han destruido, han cosechado sin haber sembrado, no reconocieron ninguna obligación pero tarde o temprano terminaran devaluándose y no podrán escapar más a sus deberes.
Deberes y derechos humanos no pueden correr por cuerdas separadas como hasta hoy.
Me han usado para completar sus historietas, para destilar sus rencores, no tengo nada que ver con sus desgraciadas vidas, que ellos mismos las eligieron y de eso hoy parecen orgullosos.
Qué paradoja, los que perdieron sus vidas en decisiones soberanas de morir y matar, pasaron a un segundo plano. Los primeros actores son ellos, justamente los doblemente traidores.
Sabemos que 700 años AC en Grecia no existía la palabra justicia era reemplazada por el término “lo que hay que hacer.”
¿Lo que hay que hacer? ¿Es lo que hemos vivido? Lo que hay que hacer es este desenlace que ya conocemos o que conocíamos de antemano. ¿Es este marco que brinda la justicia? ¿Se ha podido avanzar en algo aparte del castigo?
La miopía generalizada que produjeron, ha mezclado el bien y el mal, lo derecho y lo torcido. El pensamiento que tratan de inducir conduce a una parálisis, evita que se progrese en una investigación seria, que ellos temen, porque dejará al descubierto la mentira y la traición.
Estas fuerzas del mal de hoy, han lanzado todas sus reservas y ya están agotadas. Los días de las sonrisas y la alegría morbosa se les van a acabar, ya no tienen nada que festejar.
Nos tratan de evitar, no quieren que hablemos de los reales acontecimientos, ¡tamaño significado de sus miedos! Somos los testigos veraces que temen. Sus relatos se hacen añicos ante la confirmación de una historia que compartimos.
A pesar que me esforcé por llegar a un diálogo justo y ecuánime, a un relato veraz de lo sucedido no quieren arriesgar nada de un lado ni del otro. Cuando digo del otro me refiero a los miles de responsables de las fuerzas armadas que no quieren formar parte de los procesos y que gracias al silencio y la complicidad permanecen en el anonimato.
No es el pasado sino el presente lo que incomoda, la forma como se ha llegado a éste, a costa de qué, sacrificando a quiénes. Como se ha mentido, como se ha modificado la historia acomodándola a la conveniencia de un grupo de poder vigente. Como ambos han borrado evidencias y agregado falsedades.
Como se ha desperdiciado una vez más la oportunidad de acercarnos a la verdad en este juicio, de borrar posiciones dogmáticas y engañosas, de buscar colaboración y consenso. Lamentablemente se mantienen en la revancha, en la revulsión, el odio y el castigo como único objetivo. Este luctuoso episodio de nuestra historia se ha convertido en un círculo vicioso.
Como ya fue probado en otras instancias y en el desarrollo de este juicio quedó claro el carácter institucional de los hechos que se juzgan, la organización, la disciplina y las responsabilidades. Como así también el comportamiento de los componentes de la unidad de tareas fue el resultado de órdenes recibidas y supervisadas, y sancionados si no se cumplían.
Reitero que el período que presté servicios fue del 79 al 81, que no existía clandestinidad, sí medidas de seguridad y sigilo. Éste hecho quedó demostrado por las propias declaraciones de los querellantes, inclusive de años anteriores que dijeron conocer donde se encontraban incluidos familiares y amistades. Lo mismo puedo decir con respecto al conocimiento de mi nombre y apellido, hecho dado a conocer públicamente en el transcurso de ese mismo año 79.
Hace más de 30 años que estoy expuesto con nombre y apellido, mi fotografía también desde la misma época publicada en cuanto medio existe proclive a mostrar un pasado vergonzoso.
Reconocimientos de fotografías publicadas y actualizadas tantas veces no tienen valor mas aun conociendo el interés dañino de estas personas.
Soy un blanco fácil para ellos, siempre estuve identificado, tal vez no corra el riesgo físico de un ataque armado, pero me lastiman entrometiéndose en mis fueros íntimos, saben que quiero, saben que aborrezco. He visto como fueron quedando detrás mis camaradas y mis amigos muriendo de pena y de bronca.
También vi otros que se borraron, por eso estoy aquí y solo.
Los que fueron enemigo me obligan a mantenerme en la defensa, yo he sido un combatiente y en mi imaginario solo he buscado servir a mi país.
Estos momentos que vivimos son el resultado de erradas decisiones políticas. No tienen sustento jurídico, por eso somos “presos políticos”, no tuvimos capacidad decisoria.
Alguien dijo: “en política no hay victorias ni derrotas permanentes”. Lo que hoy nos sucede estoy seguro que deberá ser revisado por ilegal en el futuro.
Ésto es una campaña de escarmiento donde un ejército de escribas y lenguaraces combaten difamando, no seamos cómplices de esta infamia, no nos dejemos escandalizar o no son acaso tribunales especiales los que nos juzgan.
Numerosos juicios efectuados en el país han sido suspendidos por el tiempo transcurrido porque con ello se afecta el derecho legítimo a la defensa. En nuestro caso pareciera que el tiempo corre en relación inversamente proporcional, la carga subjetiva de los dichos aumenta y también aumentan las acusaciones. ¿Esto será tenido en cuenta por los señores jueces?
Nadie es dueño del pasado, todos tenemos algo que aportar. Estoy cansado de escuchar las versiones interesadas y reacomodadas de los llamados testigos necesarios; nosotros también somos testigos necesarios. ¡Qué pretenden! Dicen penas duras, cárceles comunes, largas condenas, penas de muerte, por sistema o por abandono de persona.
Es la solución final que tienen pensada. La búsqueda de la verdad es olvidada, se pierde en detalles inútiles. Van a continuar así hasta que la realidad les pase por encima. No sienten culpa por haber elegido el castigo en lugar de la “verdad”. Pero como lo dije en varias oportunidades, la fecha de vencimiento de nuestras vidas esta más o menos cercano y también la de sus proyectos.
Esta ceguera, este sueño delirante, ¿llegará a su fin? Entraremos en un período distinto de la historia que otros países adoptaron más rápidamente evitando el negociado en que se ha convertido este egoísmo legalista.
Todos, absolutamente todos debemos asumir nuestra cuota de responsabilidad, nadie vivió en un compartimiento estanco, ante este estado de las cosas todavía falta repartir las cargas en forma equitativa. La ley debería ser un instrumento de convivencia no un factor de discordia aprovechado para una pelea ideológica todavía vigente. Maniqueísmo puro, pasando de lesa humanidad a la heroica y popular lucha armada revolucionaria.
Cuando la ideología y la política entran a tallar todo se ensucia, se desdibuja el concepto de la ley pareja que pondere los reales motivos que impulsaron este doloroso resultado.
La ley no es un ídolo para sacrificar ante ella valores de la sociedad y seres humanos. Cambiar las reglas y exponernos a parodias de juicios como parte de estos sacrificios. No se puede dilapidar tanta energía ni generar tanta incomprensión. La fragmentación y el divorcio de tiempos y personas son evidentes.
Repito. ¿A cuántos juicios iguales a éste deberemos concurrir los mismos procesados, los mismos testigos necesarios para escuchar las mismas historias que comprenden hechos ya manifestados? Es como leer el diario de ayer. Pero no nos sorprendamos porque inesperadamente agregarán algo nuevo a ese diario de ayer.
Nadie ni la fiscalía puede explicar con criterio o razonabilidad la proporción del castigo buscado, ¿en que nos puede redimir un castigo mayor o de qué se trata nuestra rehabilitación? En mi caso particular la extenuante comparencia voluntaria que he efectuado ante la justicia durante 25 años, la prolongada, exagerada e ilegal prisión preventiva efectiva cumplida durante 9 años, las enfermedades derivadas del encierro y la incertidumbre, el aislamiento y la incomunicación, el maltrato social y los excesos gratuitos derivados en agravios, persecuciones y afrentas de tantos años que no son motivo de este juicio, en algún momento deberán ser considerados. En particular los provenientes de nefastos personajes de guante blanco que he mencionado en mis declaraciones.
Aunque nos encontremos ante el más poderoso régimen de la democracia argentina deberán rendir cuentas. ¿Qué dirán dentro de 30 años sobre este presente? Posiblemente dependerá del pensamiento de quien gobierne. Pero si el pasado es de todos con toda seguridad no serán tan taxativos para dividir los buenos de los malos como hacen hoy.
La lógica fría y el aislamiento del pensamiento militar, mejor dicho de sus mandos, favorecieron la justificación de la figura del “chivo expiatorio”. Quisieron hacer un gambito como en el ajedrez, sacrificando algunas piezas, pero después abandonaron la partida. Quieren aparecer como justos si designan algún culpable en este intrincado laberinto jurídico. No sabemos como concluirá. La guerra terminó hace mucho ya.
Todos merecemos una reparación independientemente de quién agredió a quién, a esta altura de la historia nadie debería tener interés de perjudicar a otro. Eso no significa resignar convicciones, opiniones o puntos de vista.
El odio debe cesar de una vez por todas. Esta justicia vacía de contenido, doméstica, como ahora la refieren, parcial e incompleta no logra conformar a nadie, porque siempre habrá quien se encargue de ir por más.
Basta de hipocresía, si todos coincidimos que se debe inexorablemente llegar a la verdad. ¿Por qué seguir simulando? Se de familiares de víctimas que en su dolor quieren saber lo justo, lo elemental, sin morbo y sin lastimarse más. Sin embargo existen trincheras de resistencias interesadas en convertir esto en una historia sin fin.
Los males que produjo el terrorismo y afectaron el siglo pasado jamás fueron esclarecidos. La impunidad ha sido su común denominador. “Terroristas”, no debemos dar vuelta el guante con la invención de “terroristas de estado”, yo fui simplemente un militar y de baja graduación en ese momento.
No se dan cuenta que la sociedad camina por otros carriles, que a pesar de sus esfuerzos, no les interesa este tema, tal vez por eso encuentran oportunidades para excederse de los límites legales y aplicar el rigor y el poder.
No tengamos reparo en reconocerlo, en este momento de la historia se juegan otros intereses. Que no nos distraigan, hay que explicarse la realidad y mirar para el futuro. La verdad aparecerá espontáneamente. Los que callaron y todavía callan podrán hablar con franqueza antes de morir.
No tengo temor, estas prisiones y condenas nos van matando por partes, me siento casi un cadáver. Si fueran necesarias las asumiría calladamente, pero llegan tarde. Me hacen sentir inútil para cualquier fin, me hacen ver que no hay tiempo para una conciliación. Pienso seguir poniendo el cuerpo si Dios me da fuerza, golpeando todas las puertas, contestando y haciendo las preguntas que sean necesarias hasta que este luctuoso episodio que no solo me afecta a mí, sino a muchos, quede resuelto. Estamos pagando con la injusticia todas las cargas que imponen quienes detentan el poder y así se seguirá hasta que la razón se imponga. Esto que estoy viviendo no es el principio ni el final de nada que desconozca. Ya nadie me puede dañar porque hoy por hoy soy casi un cadáver.
Somos presos políticos, porque todas nuestras desgracias las aprovechan para hacer su propaganda.
A propósito solicito al tribunal que nuestras condenas las dé a conocer después de las elecciones generales, aunque sea una hora después. No quiero seguir siendo un afiche de su cargosa campaña, ni tampoco que utilicen a la justicia como mensajera.
Que claridad de conceptos,y que sabio en derecho.La verdad siempre triunfa, un gran abrazo Horacio
ResponderBorrarEstos soldados con casi 10 años de prisión preventiva, tan excesiva como injusta, han vistos demoler sus derechos a diario. Han aprendido y saben casi lo mismo que un profesional del derecho. Se merecen una justicia verdadera y no la sentencia pre-escrita.
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