lunes, 14 de mayo de 2012

¿QUÉ SABEMOS DE ANTONIO GRAMSCI?


Un amigo nos escribió con mucha sinceridad y nos contó que está leyendo el libro "Los secretos de La Tablada" (lectura que recomienda por su inmenso contenido histórico y que muy pocos conocen). En uno de sus pasajes, relacionando la planificación y posterior ataque al cuartel por parte del MTP con funcionarios del gobierno de aquella época, el autor hace referencia a Antonio Gramsci y a su particular enfoque del comunismo. Nos confiesa que si bien "en general", más o menos tenía la idea de lo que estaba leyendo, se desayunó de muchos aspectos específicos del pensamiento de este personaje que le ha hecho tanto daño a la humanidad.

El fin de semana pasado, estuvo compartiendo una mesa con amigos todos de nuestra generación, 60 abriles, sacó el tema a propósito (para comprobar  si era el único que no conocía bien al personaje) y preguntó sobre Gramsci, su ideología y la proyección de sus ideas. ¡Oh sorpresa! Todos igual que él, sabían en general de que se trataba pero "hasta ahí nomás"; verbi gracia, todos más o menos en bolas, generalizando, pero sin saber explicar concretamente cual es el "misterio" de la famosa ideología gramsciana o eurocomunismo.

Es por eso que se le ocurrió copiar y enviarnos un pasaje del libro (con las debidas "citas" al pie de página para no caer en el plagio), y si nosotros lo creíamos acertado, teníamos otro tema para publicar y difundir.

Sinceramente lo consideramos muy apropiado, normalmente los argentinos somos de leer y hablar muy a la ligera, pocos son los que se dedican a estudiar el tema en profundidad… famosos por lo “verseros” que somos. Normalmente opinamos y defendemos teorías como si fuéramos expertos en el tema,  y ni siquiera lo hemos estudiado debidamente. El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra. Por ello le dejamos el párrafo del libre “Los Secretos de La Tablada. La Última Acción de la Guerrilla Argentina”, escrito por Sebastián Miranda, y que fuera presentado en el Círculo Militar el pasado 15 de marzo del corriente año.


Muchas veces hacemos referencia a Antonio Gramsci o a la teoría, cultura o ideología “gramsciana”… pero, ¿qué sabemos realmente de Antonio Gramsci y su pregonada ideología? (1)

(Cualquier similitud con la Argentina actual es mera coincidencia).

“Dentro del amplio espectro de la izquierda existe una corriente de pensamiento que sigue las ideas de Antonio Gramsci, intelectual nacido en Cerdeña, Italia, en 1891 en el seno de una familia pequeño-burguesa. Tuvo seis hermanos y todos vivieron en la penuria económica, hecho que lo marcó para siempre. En 1914 se afilió al Partido Socialista y comenzó su labor periodística. En 1921 se unió al recién creado Partido Comunista Italiano. Al año siguiente fue elegido delegado italiano en el Tercer Congreso Comunista Internacional celebrado en Moscú. Allí conoció a Vladimir Ulianov (a) Lenín y a quien sería su esposa, Julia Schucht. En 1924 volvió a Italia y fue elegido diputado por el Partido Comunista Italiano. En 1926 fue detenido acusado de incitación al odio y a la guerra civil. Fue condenado a 20 años de cárcel, muriendo en una clínica de Roma el 27 de abril de 1937, a los 46 años de edad. Durante su reclusión escribió numerosos artículos y reflexiones sueltas sobre diversos temas que posteriormente fueron compilados y pasaron a formar una obra conocida como “Cuadernos de la Cárcel. También sostuvo una abundante correspondencia con su familia y amigos que fue recopilada y publicada bajo el título de “Cartas de la Cárcel. El llamado “eurocomunismo”, originado a mediados de los años ’70, es producto del pensamiento de Antonio Gramsci, que planteará a través de sus obras las estrategia que deberían utilizar los comunistas para llegar al poder.

Antonio Gramsci reflexionó sobre los resultados de la revolución comunista en Rusia y llegó a la conclusión de que no perduraría en el tiempo. Según sus observaciones esto sería así porque gran parte de la población no estaba convencida de la ideología marxista y adhería a ella solamente porque era obligada por la fuerza. La teoría marxista plantea que para modificar la sociedad primero hay que dominar todos los aspectos relacionados con la economía (medios de producción, fábricas, bancos, eliminar el derecho de herencia, etc.), la llamada “infraestructura”(2). Como – según C. Marx – ésta determina todo lo demás (lo político, lo cultural, lo religioso que forman la “superestructura”). Al cambiar la infraestructura gradualmente se modificaría la superestructura. Antonio Gramsci, consideraba por el contrario, que primero había que cambiar la superestructura – especialmente lo cultural – ya que modificando la mentalidad de la gente, haciendo que adhiera a las ideas revolucionarias, ésta las aceptaría y la revolución caería como una fruta madura. Estando la mayoría convencidos, perduraría. Para alcanzar esos objetivos era necesario dominar todos los mecanismos desde los cuales se transmiten ideas: medios de comunicación, escuelas, universidades, oficinas públicas, incluso las religiones. Era necesario ocupar puesto por puesto en lo que llamaba una “agresión molecular”: periodista por periodista, maestro por maestro, escritor por escritor, radio por radio, intelectual por intelectual, etc. Éstos debían, en un trabajo sutil, silencioso y gradual, ir destruyendo las ideas que se oponen a las revolucionarias. A este momento lo llamaba “destructivo”. Simultáneamente debían transmitirse nuevas ideas, las de la revolución, que reemplazaran a las destruidas. A este momento lo llamaba “constructivo”. Este trabajo de hormiga, gradualmente debía producir el cambio de los valores, de la forma de pensar y de ver el mundo de la población, lo que Gramsci llamaba la “cosmovisión”.

El Padre Alfredo Sáenz explicó el pensamiento del ideólogo italiano de la siguiente manera:


“(…) La revolución habrá de ser preparada con tiempo, paciencia y cálculo de alquimista, desmontando pieza por pieza la sociedad civil, infiltrándose en sus mecanismos, cambiando la mentalidad de la mayoría (…) Debe destruir sus creencias y sus instituciones y debe corromper su moralidad. (…) De ahí la importancia de ganarse a los intelectuales tradicionales, a los que, aparentemente colocados por encima de la política, influyen decisivamente en la propagación de las ideas, ya que cada intelectual (profesor, periodista o sacerdote) arrastra tras de sí un número considerable de prosélitos (…) Y algo más: lograr que los que se opongan o intenten oponerse al orden nuevo, en especial los que denuncian su estrategia, sean reducidos al silencio. Esto es fácilmente conseguible a través de los órganos de difusión cultural; denigrar y ridiculizar a los que luchan contra la nueva cosmovisión, como si se tratara de gente retardataria, cavernícola, etc. (…) Bastará su marginación moral(3) (…)”

El desarrollo de la ofensiva estará centrado no en el aspecto militar sino en el intelectual, pero pueden combinarse los dos si es necesario.

Podía demorar décadas, pero al estar la gente convencida de este virtual lavado de cerebro, adheriría a las ideas revolucionarias y éstas serían el resultado natural del proceso de cambio. Los que se opusieran o no pudieran ser convencidos o comprados ya no serán eliminados violentamente como planteaban Lenín o Stalin, sino que serán marginados moralmente. Bastará con que la opinión pública no les crea. Para ello serán válidos todos los mecanismos de difamación posible, utilizando la mentira como arma y el uso de motes despectivos para difamarlos. Naturalmente dentro de este proceso, el lenguaje utilizado es cuidadosa e intencionalmente elegido.

Esta línea de pensamiento fue luego continuada y profundizada por la Escuela de Frankfurt que hizo hincapié en el dominio de los medios de comunicación para destruir los valores tradicionales de la población y reemplazarlos por los que responden a la revolución. (4)

Hoy en día estas variantes del marxismo son las que predominan. El tradicional guerrillero al estilo de Ernesto Guevara, será reemplazado por un intelectual que intentará cambiar la mentalidad de la población. Si el guerrillero persiste, los intelectuales se encargarán de transformarlo en una especie de superhombre. Si muere en combate será siempre heroicamente. La historia de Ernesto “Che” Guevara es un caso típico; se transmite su existencia como heroica cuando en realidad a lo largo de su vida intentó imponer mediante la violencia una de las ideologías más inhumanas que existen. Su muerte es presentada como mítica, cuando en realidad murió fusilado tras rendirse al Ejército Boliviano. Ambas variantes, la violencia y el lavado de cerebro, podrán combinarse pero nunca se luchará solamente en el campo militar, el de las ideas será fundamental, aún más importante que el militar”.

(1) Del libro “Los secretos de La Tablada – La última acción armada de la guerrilla en la Argentina, de Sebastián Miranda – CABA – Ed. Buen Combate – 2012 (Pag 202 y ssgtes.).
(2) Para Marx, el hombre, al tratarse de un ser puramente corporal, solamente actúa movido por el interés material. De allí que lo material determina todo lo demás. La vida del hombre es una constante lucha para obtener bienes materiales. Ello lleva a que existan dos clases sociales, una que controla los medios de producción y para mantener ese dominio establece un determinado sistema político, social cultural y religioso y otra que es dominada. La lucha de clases, entre explotadores y explotados, es el motor de la Historia, la causa de los grandes cambios y procesos. Para terminar con esta lucha será necesario eliminar  la diferencia de clases, esto es puntualmente el comunismo. Para lograrlo habrá que comenzar por controlar los medios de producción.
(3) SÁENZ, Alfredo: “Antonio Gramsci y la revolución cultural”, sexta edición, Buenos Aires, Gladius, 2000, pp. 35, 37,38.
(4) Fundada en 1922 en Alemania a instancias de la Internacional Comunista. Iniciada por el húngaro Giorgi Lukacs luego sería continuada especialmente por Teodoro Adorno y Herbert Marcuse.



(1) Del libro “Los secretos de La Tablada – La última acción armada de la guerrilla en la Argentina, de Sebastián Miranda – CABA – Ed. Buen Combate – 2012 (Pag 202 y ssgtes.).
(2) Para Marx, el hombre, al tratarse de un ser puramente corporal, solamente actúa movido por el interés material. De allí que lo material determina todo lo demás. La vida del hombre es una constante lucha para obtener bienes materiales. Ello lleva a que existan dos clases sociales, una que controla los medios de producción y para mantener ese dominio establece un determinado sistema político, social cultural y religioso y otra que es dominada. La lucha de clases, entre explotadores y explotados, es el motor de la Historia, la causa de los grandes cambios y procesos. Para terminar con esta lucha será necesario eliminar  la diferencia de clases, esto es puntualmente el comunismo. Para lograrlo habrá que comenzar por controlar los medios de producción.
(3) SÁENZ, Alfredo: “Antonio Gramsci y la revolución cultural”, sexta edición, Buenos Aires, Gladius, 2000, pp. 35, 37,38.
(4) Fundada en 1922 en Alemania a instancias de la Internacional Comunista. Iniciada por el húngaro Giorgi Lukacs luego sería continuada especialmente por Teodoro Adorno y Herbert Marcuse.

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