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El doctor Adolfo Villate, a la vez que
participa de los juicios contra militares, es activo integrante del
ultrakirchnerista Movimiento Evita. Además fue “sorteado” para ser el fiscal del juicio político contra
Campagnoli, separado de su cargo por investigar la ruta del dinero “K”.
Por David Rey
La objetividad, al banquillo. Sobre
todo cuando sus hacedores por sí mismos encarnan intereses o postulados
ideológicos que habrían de obrar decisivamente en la conclusión de un juicio.
Es lo que ocurre, por ejemplo, durante los cacareados juicios por supuestos
crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última Dictadura Militar. En
rigor, el Coronel (R) Manuel Fernando Saint Amant (83), patrocinado por el
doctor Gonzalo P. Miño, acaba de pedir el apartamiento del fiscal Adolfo
Villate… quien en su “tiempo libre” se dedica nada menos que a militar dentro
de la organización filo-terrorista “Movimiento Evita”.
<<Resulta público y notorio que
el Dr. Adolfo Villate es un militante activo del “Movimiento Evita”>>,
reza la presentación judicial efectuada ante el Tribunal Oral Nº 1 de la ciudad
de Rosario , información sobradamente cerciorada tanto en material fotográfico
como en variados artículos de índole periodística. Se trata, pues, de un
secreto a voces dentro de los corredores del Tribunal Federal “que nadie se
anima a decir”, consignaría a DAVIDREY.com.ar una fuente consultada. Un secreto
de público conocimiento, es decir, otro insulto más a la Justicia argentina de
los tantos que completan la lista. Más indignante aún: el doctor Adolfo Villate
fue también designado “casualmente” para ser el fiscal en la causa del
suspendido fiscal Campagnoli, apartado por investigar la ruta del dinero de
Lázaro Báez. Ponen un fiscal “militante” para enjuiciar a otro independiente.
Así de simple; así de alevoso.
Organización filo-terrorista
El Movimiento Evita es una
organización ultrakirchnerista comandada nada menos que por el jerarca
montonero Emilio Pérsico, y que incluso celebra “el día del montonero” todos
los 7 de septiembre. De la misma manera en que puede llamarse “filo-nazi” a
cualquier agrupación que celebre a los nazis, naturalmente es correcto sindicar
como “filo-terrorista” a toda aquella congregación que reivindique el accionar
de la banda terrorista más importante en la historia de nuestro país, es decir,
los Montoneros.
Pero esto no es todo. La misma
retórica propagandística del Movimiento Evita y de sus “cuadros” no sólo que
evoca claramente el rancio hedor montonero sino que además hace expreso su
apego incondicional al kirchnerismo. Por caso, en el sitio web de dicha
agrupación podemos leer que “desde el Movimiento Evita y bajo la profunda
vocación por el Proyecto Nacional y Popular conducido por nuestra presidenta
Cristina Fernández de Kirchner convocamos a…”. El fiscal Villate es,
increíblemente, nada menos que organizador del “cuadro” Movimiento de
Profesionales Evita, entre cuyos objetivos figura el de “articular programas de
capacitación en gestión para profesionales que los forme como cuadros para
desempeñarse en las administraciones públicas nacionales, provinciales,
municipales, entidades autárquicas, empresas del Estado, agencias de
cooperación internacional, cooperativas, asociaciones civiles y organizaciones
libres del pueblo”. En su web, podemos leer que “aquellos que estén
interesados” en participar pueden llamar al siguiente teléfono: 155 647347
(celular de, justamente, Adolfo Villate).
Con lógica infalible, el escrito del
Dr. Miño, resume que <<resulta evidente que el Dr. Villate se encuentra
totalmente consustanciado con el proyecto “nacional y popular” que encarna el
Gobierno Nacional; quedando claro que es un “cuadro de la militancia” (tal el
objetivo del Movimiento de Profesionales Evita); privilegiándose la defensa de
un interés minoritario en desmedro de la búsqueda de la verdad y de la defensa
de la Constitución Nacional>>. Seguidamente, Miño se expide con que
<<en estos tiempos se había oído hablar de actores militantes, de
periodistas militantes, pero empezar a hablar de “Fiscales militantes”, resulta
de una gravedad inusitada, poniendo en tela de juicio la legitimidad del Sr.
Fiscal como su clara falta de objetividad en ese tipo de causas>>, en
alusión a los juicios por crímenes de lesa humanidad que el kirchnerismo lleva
adelante contra los militares.
Pero la organización filo-terrorista
Movimiento Evita, que integra el fiscal Villate, no se queda sólo en “formar
cuadros” de militancia, sino que además de tener injerencia en los juicios a
los militares (muchos de los querellantes son militantes, por más vomitivo que
resulte) también se aboca a frenar aquellas causas judiciales que comprometan a
sus mentores ideológicos, es decir, a los delincuentes montoneros. Por ejemplo
(y manténgase sentado el lector), en ocasión de abrirse una causa por un
atentado de Montoneros con bombas en Septiembre de 1976 y que costó la vida de
11 personas inocentes, la “Mesa Ejecutiva” del Movimiento Evita de Santa Fe se
expidió con que <<denuncia al Juez Bailaque como instrumento de la
ofensiva desestabilizadora al reinstalar la teoría de los dos demonios en sus
decisiones judiciales. Firme convocatoria al repudio, y desplazamiento de
funcionarios judiciales retardatarios, que incurren en prejuzgamiento y
prevaricato”>>.
La “objetividad” del fiscal militante
Adolfo Villate
Si bien el escrito de Miño refiere que
el fiscal Villate es libre de simpatizar con la ideología que prefiera, desde
estas líneas vamos a considerar como “intolerable” el hecho de que una
autoridad de semejante naturaleza esté vinculada – aunque fuera en simpatía – a
una organización filo-terrorista. No obstante, la presentación judicial expresa
que <<lo que se cuestiona es que esa militancia e ideología turba
gravemente el deber de objetividad del Dr. Villate, deber que debe primar en
todo magistrado del Ministerio Público Fiscal, sobre todo en este tipo de
causas>>. En rigor, más allá de cualquier testimonio, cualquier lectura y
cualquier conclusión, Villate estaría “comisionado” para NO admitir otra
alternativa que no sea el enjuiciamiento, encarcelamiento y condena de los
acusados.
¿Qué objetividad se puede esperar de
un fiscal que participa de un movimiento político que reivindica el accionar
criminal de Montoneros, que denuncia jueces y funcionarios judiciales y
que encima solicita su remoción? En
efecto, Villate podrá ser simpatizante de River, de Boca o de quién sea; le
podrán gustar las mujeres rubias o las morochas; preferirá lo salado, lo dulce
o lo agridulce… pero el más mínimo esfuerzo de nuestra inteligencia nos lleva a
pensar que si forma parte de una organización filo-terrorista, todo cuanto vaya
a dictaminar estará influenciado por abyectos condicionamientos políticos.
La sombra del fiscal Campagnoli
Por si fuera poco, más indignante aún
que todo lo hasta aquí mencionado es que el fiscal Villate haya sido “sorteado”
para enjuiciar al fiscal Campagnoli, quien fuera suspendido de sus funciones
tras investigar la ruta del dinero del empresario corrupto Lázaro Báez y sus
escandalosas conexiones con la presidente Cristina Fernández de Kirchner (de
quien el filo-terrorista Movimiento Evita es devoto y deudor, como hemos
visto). Sobre Campagnoli ahora pesa un juicio político “por mal desempeño” y
“abuso de poder”, lo cual resume en una forma de ejemplificar el escarmiento
que le espera a todo aquél que “se meta” con la corruptela oficialista.
Por otra parte, la
investigación de la ruta del dinero “K”, que inició Campagnoli, ahora está
siendo “investigada” justamente por el fiscal “militante” Adolfo Villate, de
quien podemos esperar la misma garantía y profesionalidad que las que
provendrían de alguno de los contadores de Lázaro Báez. Y, lo que no es menor,
es pues Villate también quien hará lo suyo para decidir la suerte del fiscal
Campagnoli.
Esto no es todo: el argumento de la
destitución del fiscal Campagnoli consigna dos medidas cautelares:
verosimilitud del derecho y peligro en la demora, es decir, el juez entiende
que puedan ser ciertas las acusaciones contra el fiscal y decide su suspensión
antes que la demora de la misma genere consecuencias. Irónicamente, para
enjuiciarlo se ha designado a un fiscal que – de antemano – vulnera
olímpicamente las medidas de verosimilitud del derecho y peligro en la demora
que removieron a Campagnoli. Quitan un fiscal independiente y ponen uno
oficialista – y militante –, cuya probada cercanía con una de las partes en
disputa torna ridículo todo el procedimiento. Por otro lado, son también las
medidas que Miño solicita en el escrito para separar a Villate de la causa
contra Saint Amant.
Conclusión
El caso del Coronel (R) Saint Amant
lamentablemente no es noticia, ya que se suma a la larga lista de presos
políticos con que el kirchnerismo lleva adelante “su” terrorismo de Estado.
Sobre el anciano soldado, no obstante, podemos informar que fue Jefe del
Batallón de Ingenieros 101 de San Nicolás, por lo cual hoy lo inculpan de todo
cuanto haya ocurrido durante la última Dictadura Militar bajo el rótulo de
“responsabilidad funcional”. Condenado a perpetua en 2012, consiguió prisión
domiciliaria en su casa de Martínez. Según constató DAVIDREY.com.ar, su salud
es endeble y la atención médica que recibe es sólo de rigor, ya que el gobierno
incluso prohibió que lo atienda un hospital militar.
Lo que sí es noticia, absurdamente, es
aquello que todos podemos respirar fácilmente: el hediondo clima de impunidad
que afecta nada menos que el desenvolvimiento de nuestra Justicia. Un secreto a
voces en el Tribunal Federal. Es noticia decir lo que todo el mundo sabe, pero
a su vez lo que todo el mundo calla.
Hubo una época en que las
organizaciones terroristas practicaban “entrismo”, es decir, se infiltraban
dentro del peronismo para, desde el mismo, organizar sus “cuadros” con miras a
la toma definitiva del poder. Eran tránsfugas en la más correcta acepción del
término. Hoy estos tránsfugas han convertido al peronismo, como a prácticamente
todos los espacios políticos de Argentina, no sólo en un aguantadero sino en un
medio eficaz para llegar al único nervio que falta anestesiar a los argentinos:
la Justicia.
El terror montonero de antaño es hoy,
pues, el miedo o resguardo generalizado que se impone a la ciudadanía al
momento de tragar saliva antes que pegar el grito, de callar antes que hablar,
de soportar tantas felonías antes que reaccionar de una buena vez. El
idealizado General Perón supo, en su momento, deshacerse de ellos. Se había
tornado intolerable el accionar de estos imberbes. “Cuando los pueblos agotan
su paciencia, hacen sonar el escarmiento”, decía.
Entre el miedo impuesto y la paciencia
argentina parece haber cierta “solidaridad vergonzosa”. Pero la conclusión está
por llegar y es una sola: son ellos, o somos nosotros. Posiblemente los
argentinos hayamos aprendido cómo se resuelve este dilema.
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