El gobierno que entregará el
poder el 10 de diciembre de 2015 tuvo tuvo legalidad
y legitimidad de origen. Como que surgió de un proceso electoral de acuerdo a las
leyes y ganó las elecciones conforme a un proceso democrático donde obtuvo la
segunda mayoría de los votos y habiendo, la primera mayoría, no presentarse al
balotaje.
Pero ese mismo gobierno no tuvo legalidad de ejercicio, ya que en
reiteradas oportunidades, se colocó por encima de la Constitución y de las
Leyes que de ella emanaban.
Es por eso que el gobierno que
asuma en diciembre de 2015, más allá de atender de inmediato las dos grandes
demandas de la sociedad, inseguridad e inflación, deberá refundar la República
cumpliendo irrestrictamente la Constitución Nacional.
En términos coloquiales, cumplir
la Constitución quiere decir: “por encima de la Ley, nadie; por debajo de
la Ley, todos”.
El motivo de esta nota no es
opinar ni emitir juicios de valor sobre la gestión del poder de turno y mucho
menos proponer medidas y/o soluciones para los múltiples temas en los que el
próximo gobierno deberá poner su urgente atención.
Solamente intentaremos responder
-con algunas líneas argumentales- la siguiente pregunta que muchos ciudadanos
se hacen:
¿Por qué el gobierno que asuma en diciembre de 2015 deberá cerrar
definitivamente los Juicios Penales a uniformados y civiles que participaron
-en ambos bandos- en la guerra fraticida de los años ’70?
1. Porque la historia mundial y
la argentina demuestran que a posteriori de gravísimas guerras intestinas, la
mejor solución es la Pacificación y Reconciliación.
En el plano internacional podemos
tomar el ejemplo de los EE.UU. después de la Guerra de Secesión; el caso de
España con el Pacto de la Moncloa como último estadio de la guerra entre
Falangistas y Republicanos; también el caso de Sudáfrica, donde se puso fin al
enfrentamiento étnico gracias a un extraordinario estadista como Nelson
Mandela, que antepuso el interés nacional por sobre todas las cosas, usando
medios novedosos -entre ellos- el Rugby.
En nuestro país los ejemplos
abundan. La guerra entre Unitarios y Federales que desembocó en la Constitución
de 1853; las luchas entre Buenos Aires y la Confederación Argentina que terminó
con la primera como Capital de lo que se llamó República Argentina. Más acá en
el tiempo, el abrazo entre Perón y Balbín, otrora feroces adversarios.
2. Porque para juzgar penalmente
a los miembros de las Fuerzas Armadas, de Seguridad, Policiales y Civiles que
combatieron a la insurrección armada de los años ’70 hubo que: vulnerar la
Constitución Nacional en su artículo 18; anular Leyes del Congreso; desconocer
sentencias de órganos del Poder Judicial e ignorar normas del Derecho
Internacional.
Sintetizando, se desconoció
absolutamente la llamada Seguridad
Jurídica de la Nación, piedra basal de cualquier Estado que se precie de
tal.
3. Porque según los especialistas
internacionales que han estudiado el tema de la “memoria” en las sociedades que han vivido conflictos internos de
gran traumatismo, coinciden en la validez terapéutica de su uso. Pero -y esto
es lo importante- la “memoria” debe
ser objetivada en una Justicia Reparadora y nunca en una Justicia Vengativa.
El cierre del conflicto de los
’70, tal como hoy está planteado, es un cierre asimétrico; dado que los
actuales juicios penales solo involucran a los entonces agentes del Estado.
Esta asimetría -por ende- deja nuevas víctimas. Consecuentemente, en lugar de superar el conflicto lo dejan latente, generando para el futuro la posibilidad de otra espiral de violencia.
Indudablemente lo dicho antes, es
parte de la dialéctica amigo-enemigo que se ha esgrimido desde la 1ra.
Magistratura y que ha llevado a la sociedad argentina a un llamativo estado de
crispación social.
4. Porque toda Nación organizada
como un Estado, debe contar con un Instrumento Militar cohesionado, equipado y
adiestrado para ser empleado cuando las autoridades competentes lo dispongan.
Ya sea para preservar al Estado de las diversas agresiones externas o incluso
para asegurar la paz interior.
Los juicios de hoy a los uniformados de ayer, condicionan a los
uniformados de hoy para los eventuales conflictos de mañana.
5. Porque la República Argentina
necesita reincorporarse al contexto internacional como una Nación socialmente
integrada y confiable, donde existan disensos propios de toda Democracia, sin
resabios de enfrentamientos pasados.
No es casual por eso, que hoy la
sociedad argentina -en su gran mayoría- está demandando bajar todos y cada uno
de los niveles de conflicto.
En esta línea de pensamiento, así
como los líderes de la insurgencia firmaron en abril de 1989 un “Compromiso solemne por la Pacificación”,
los militares de Ayer -muchos sometidos a Juicios Penales- y los de Hoy, tienen
la íntima convicción de la necesidad de una gran Reconciliación Nacional como punto de partida de un nueva y sana
República.
Sinceramente,
Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre
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