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"¿Han podido las
naciones, a no faltarles el juicio, conferir a los que hacen depositarios de
sus derechos el de hacerlas constantemente desgraciadas?".
Paul Henri Thiry,
Barón de Holbach
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El lunes pasado, con sangre y dolor, descubrí que no sólo no soy
argentino sino tampoco terrícola y, como ahora Marte queda más cerca, estoy
convencido que de allí vengo. A ese origen planetario debo atribuir la
sinrazón de todos los análisis que me llevaron a conclusiones tan equivocadas
en materia política.
Bachelet tiene 12% de aprobación; Rousseff, un penoso 7,7%; Cristina Kirchner, culpable de hechos
muchísimo más graves, demostró que dispone del 38%. Que no lo haya visto
así prueba lo acertado del título: sólo alguien que recién hubiera aterrizado
pensaría que la enorme sucesión de
atropellos a la República y los siderales escándalos de corrupción, la
permanente inexistencia de obras públicas cien veces prometidas y las
recurrentes inundaciones, los daños terminales ocasionados a la economía y el
memorable saqueo a las arcas del Estado, harían que los argentinos
votaran por terminar con tantos flagelos que, cual jinetes del Apocalipsis,
han sido convocados a estas latitudes.
Como marciano, me formulé algunas preguntas: si entre las mayores
preocupaciones de la ciudadanía están el narcotráfico rampante y la violencia
consiguiente, ¿cómo pudo uno de cada
cinco bonaerenses elegir a Anímal Fernández, acusado de ser la cabeza de ese
nefasto "negocio", como
candidato a Gobernador?; si la Provincia de Buenos Aires ha soportado
estos últimos ocho años la peor administración de su historia y carece de
caminos y de las obras hídricas que evitarían las recurrentes inundaciones de
ciudades y pueblos, ¿cómo pudieron
tantos partidos del interior optar por Daniel Scioli, un permanente
mentiroso, responsable directo de tantas penurias y "operador" en la Justicia para lograr la impunidad de
los Kirchner, como candidato a Presidente?; si La Plata sufrió una
tragedia porque los fondos destinados a la canalización del arroyo El Gato
fueron "distraídos" y aún
no se conoce la cifra de muertos, ¿cómo
pudo su Intendente, Pablo Bruera, ser elegido como candidato a
auto-sucederse? Evidentemente, debe haber algo en el aire o en la comida
de los argentinos que justifique que esos hayan sido sólo algunos (hay muchos
más, a veces peores) de los resultados de las Primarias.
Soy testarudo, y seguiré especulando acerca de qué puede pasar en
octubre. Hay un dato no menor a considerar: los fiscales -¡fue conmovedor el
éxito de su convocatoria!- del PRO y del FR se foguearon en las PASO, y las
habituales maniobras fraudulentas que se utilizaron la semana pasada
resultarán, para los tramposos, más difíciles de concretar.
Me parece que Anímal, apretado entre María Eugenia Vidal, la
candidata del PRO que lo superó por amplio margen, y Felipe Solá, que obtuvo
más votos que su presidenciable, no podrá sumar a quienes acompañaron al
pre-candidato perdedor del ¿Frente
para la Qué?, en especial porque los "barones"
detestan, con causa, al segundo en la fórmula, Martín Sanatella: el oficialismo propondrá
a los bonaerenses un dúo conformado por un tipo sospechado de narcotraficante
y asesino y por un acomodaticio ladrón y groucho-marxista, y la Iglesia
-Papado incluido- se opondrá frontalmente a esa fórmula. Algunas preguntas: ¿por quién se inclinará el millón y medio
de votos que acompañó a la fórmula Domínguez-Espinoza en las PASO?, ¿pueden
soñar Vidal o Solá con capturarlos?, ¿reeditarán los "barones" -algunos de los más antiguos fueron
desplazados de las candidaturas por La Cámpora o tienen a candidatos
opositores mordiéndoles los talones- su conducta de 2009 y 2013?
Cuando las aguas bajen turbias y termine la renovada tragedia que
afecta a tantos partidos de la Provincia, pienso también que las inoportunas
y luego frustradas vacaciones en Cerdeña del actual Gobernador le impedirá,
tanto o más que la falta de obras hídricas que la motivaron, obtener los
votos que Lancha necesita para
alcanzar el soñado 45%, que le resultó esquivo en las PASO, en especial en el
distrito que gobierna tan desastrosamente.
Como se piensa que el ballotage se dirimirá entre Scioli y Macri, las inquietudes de
todos se refieren al destino de los votos de los demás candidatos que ya
salieron de la competencia o lo harán en octubre. Massa ha sido el más virulento en sus críticas al criminal
kirchnerismo reinante; no parece posible que sus votos (20% en las PASO)
acudan en auxilio del ¿Frente para la Qué?,
a pesar del peronismo de muchos de ellos, y lo mismo sucede con aquéllos que se inclinaron por José Manuel de la
Sota que, antes de cualquier filiación política, son cordobeses, hartos
de la prepotencia de Cristina.
Margarita Stolbizer,
progresista de buena fe y de una honestidad probada, es la peligrosísima
denunciante de la causa Hotesur, que jaquea a la Presidente y a su familia;
sus votantes (3,51%) obviamente no acompañarán a Lancha ahora, a sabiendas de
que éste les garantizará la impunidad. Más inquietud generan los votos de
Adolfo Rodríguez Saa (2,11%), porque sus lealtades siempre han sido
oscilantes. Quedan los diferentes partidos testimoniales de la izquierda,
pero creo que optarán por votar en blanco o anular sus votos.
En las PASO se expresó el menor porcentaje (74%) de ciudadanos
habilitados desde 1983. Falta saber quiénes fueron y qué opinarán en octubre
los que faltaron el domingo; allí estarán las respuestas y se terminarán
todas las alquimias y especulaciones. Por ejemplo, si alguna nueva catástrofe
se produjera, un brutal escándalo explotara o la cotización del blue se
escapara en los setenta días que faltan para la primera vuelta electoral, aún
en medio de una sociedad tan distraída como la nuestra -¿recuerda la inexplicada muerte del Fiscal Nisman, la persecución al
Juez Fayt, el desplazamiento del Juez Cabral por el memorandum con Irán o del
Juez Bonadío por allanar las oficinas de Máximo Kirchner?-, se producirá
una gigantesca caída en la intención de voto de Lancha, de Anímal y del resto
de los candidatos oficialistas, que podría resultar en que el ballotage fuera
entre Macri y Massa, como sueña éste.
Pero volvamos a la realidad: el
60% de los votantes dijo, claramente, que ya no quiere a los Kirchner ni al "modelo" despótico y suicida
que encabezan. La ley impide, desde junio pasado, establecer nuevas
alianzas electorales o modificar las fórmulas, resulta impensable pensar que
Macri entregue a Vidal para beneficiar a Solá, Massa retire su candidatura
presidencial, y parece cerrada la posibilidad de incorporar figuras del
Frente Renovador a un futuro gabinete del PRO, ya que éste ha acordado con
sus socios -UCR y CC- el reparto de cargos.
Pero habría que encontrar algún camino para alejar, de una vez por
todas, la improbable posibilidad de Lancha de hacerse con el triunfo. A la
luz de los números detallados más arriba, a Macri y a Massa debería
resultarles de sumo interés encontrar una solución, aún contemplando la
posibilidad de que fuera el otro quien triunfara. Porque, convengamos, si la
situación actual, tan irreductible, se mantuviera hasta octubre y, ante la
desunión de los contendientes, Scioli ganara la carrera final -algo improbable pero posible por la
exótica forma que aquí tienen los dos turnos electorales- ambos serán responsabilizados de la derrota por la
sociedad.
Bs.As., 16 de agosto de 2015
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
NOTA: Las imagines
y destacados no corresponden a la nota original.
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domingo, 16 de agosto de 2015
SOY MARCIANO
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