Lo que sigue y leerán después de considerar mis palabras,
si les resulta de interés; sucedió en esta Argentina que supimos destruir.
¡¡¡SI SUCEDIÓ!!!
aunque lo niegue la historia oficial y les resulte indiferente a legiones de
argentinos aun subyugados por el relato y enternecidos por la yegua saqueadora,
teatral y mentirosa con pretensiones de mártir de historietas.
Hubo una época en que
la sociedad en su conjunto convocó a las FF.AA. y FF.SS. a enfrentar la amenaza
del colonialismo ideológico, protagonizada por mercenarios fanatizados
capacitados para el asesinato y la destrucción en centros de violencia
terrorista. Los políticos impulsando preocupados pero cómodos en sus oficinas y reductos, por
las dudas.
Y lo que ocurrió en
nuestro país y otras naciones hermanas fue un poco la premonición de lo que
ahora ocurre en el mundo, aunque las motivaciones hayan cambiado, las
capacidades dimensionadas y el fanatismo haya llegado a límites inimaginables.
Como sucedió en
aquellos ahora olvidados y hasta ignorados tiempos de lucha, en los cuales impusieron procedimientos de agresión
inéditos hasta entonces en nuestro continente, y para los cuales nuestras
fuerzas militares no estaban capacitadas, hoy el mundo contempla una escalada
terrorista cuyo fin no está a la vista y cuya crueldad podrá rebalsar cualquier
límite y parece no haber fuerza ni
fórmula idónea para detenerlo.
En nuestro dramático
caso, como se pudo con lo que se tuvo, la agresión fue neutralizada.
Y la mayoría del
pueblo apoyó y justificó la lucha.
Se logró que los
ciudadanos pudieran volver a ser libres y vivir y transitar sin miedos ni
prevenciones angustiantes.
Hasta la delincuencia
común se replegó porque debían pagar inexorablemente el costo de sus
transgresiones.
Pero muchos
ofrendaron sus vidas por el costo de esa lucha. Soldados, civiles,
niños, dirigentes, comerciantes, intelectuales. Fueron el resultado trágico de
una agresión no buscada.
Y aquellos agresores
mercenarios y cipayos llamados pintorescamente jóvenes idealistas, lograron con
el tiempo imponer una realidad distinta.
Y la mayoría del
inconsistente pueblo argentino les creyó porque quizás convenía o era más
cómodo adscribirse a dichas mentiras.
Y por la mentira y la
tergiversación se apropiaron del poder. Y ejercieron ese poder sin limitación
ni principio moral y menos patriótico. Y proclamaron la vigencia de una
democracia tramposa para reciclarse constantemente.
Y montaron una
estructura viciosa para delinquir y traicionar cualquier principio valioso para
el bien común.
Y asumieron como
objetivo prioritario la destrucción de las instituciones armadas que por
mandato popular los habían derrotado militarmente, para que nunca más fueran
una amenaza a sus delirios de enriquecimiento ilimitado y ejercicio del poder
omnímodo.
Y abrieron las
fronteras de la Patria a la penetración y el establecimiento de las lacras más
detestables del delito internacional, sus socios en la trampa y el sakeo.
Y así, aquí y ahora
contemplamos sorprendidos la destrucción sistemática de la Patria soñada.
Y nos enteramos, como
emergiendo de un largo sueño, que se ha construido en su reemplazo, un estado
fallido que nos presenta una exposición
cada vez más truculenta de maniobras, procedimientos, metodologías, acciones y
justificaciones arbitrarias y anárquicas, que superan cualquier imaginación.
Y los tránsfugas
impulsores de tal maquinación, se mueven con libertad y hasta se dan el lujo de
mostrarse ofendidos, asumiendo el papel de mártires.
Y así lo hacen con
fingida emoción porque confían en la ineficacia ad hoc de los jueces
prevaricadores compañeros de ruta, quienes parecen estar tejiendo una maraña de
subterfugios para que el tiempo pase, todo se olvide o prescriba
calculadamente.
Y de esa forma
podrán reciclarse otros sinvergüenzas
que los reemplacen, quizás con mayor prolijidad y un verso nuevo atractivo.
Pero también aquí y
ahora, los soldados que lucharon por nuestra libertad han perdido la suya; la
mayoría sin condena, producto de juicios prefabricados con testigos comprados y
los argumentos insostenibles de jueces
sin la más mínima dignidad ni capacidad técnica para defender la verdad y
cumplir su misión de imponer la justicia que debe ser.
Y muchos, demasiados,
están muriendo en prisión sin la atención de nadie salvo de sus sacrificadas
familias y de los camaradas que no vendieron su alma al diablo, en
contraposición con aquellos otros que traicionaron la continuidad histórica de
las instituciones para permanecer y ser simpáticos al mafioso poder de turno
Es precisamente en
vísperas de la celebración de los doscientos años de nuestra independencia
cuando presentamos al mundo la imagen de un país indefinido, alienado por
trivialidades y farandulismos reciclados, débil y despersonalizado. Un país
sorprendido por las barbaridades de cada día, pero incapacitado para la defensa
de sus valores fundacionales y la verdad. Un país que aún no sabe adónde va o
quiere ir. Un país con una clase dirigente, especialmente política, que es apta
para venderse al mejor postor, aunque deban traicionar sus convicciones y
promesas.
Por lo tanto sería
bueno preguntarnos; ¿somos realmente independientes? ¿En todo caso de qué o de
quién?; probablemente hayamos logrado nuestra autonomía de los valores que nos
inculcaron con el precio de su sangre, los constructores de un país que debió
haber sido el líder de América Latina; también de la decencia y el honor; del
patriotismo y el sacrificio; de la verdad y la lealtad; de la solidaridad y el
respeto mutuo, de la trascendencia y la libertad.
Precisamente esa
independencia de aquellos valores fundacionales, hoy
nos ha hecho dependientes de la mentira y la traición, del egoísmo y la
trampa de todo nivel, de la impunidad y de la soberbia totalitaria, de la
coyuntura y lo imprevisible, de la venta de las conciencias y el travestismo
político y moral, del delito como forma de administrar los recursos de todos,
de la justicia falaz y ordinaria, para hipotecar sin remordimientos nuestra cultura, tradiciones y objetivos nacionales.
Todo ello camino
cierto a la decadencia más indigna, transformadora hasta de los usos y las costumbres, a la vista y la
inoperancia de una sociedad devastada.
¿Estamos en
condiciones y preparados para cambiar estructuras mafiosas, pensamientos
retrógrados y egoístas; sistemas obsoletos; prácticas deleznables;
convalidación cómoda y hasta cómplice de acciones delincuenciales y
mentiras, incapacidad técnica y moral
para los cargos públicos, extirpar a cipayos y traidores y transformar de cabo
a rabo el país y la sociedad para el renacimiento imprescindible?
En mi humilde
opinión, atento a lo que contemplamos, casi imposible.
En este aniversario
entonces y en mi particular opinión, no hay mucho que celebrar aunque sea
necesario construir ficciones elegantes y recurrir a la retórica falsamente
emocionada.
Lo más positivo
aunque utópico dado el diagnóstico enunciado, sería una convocatoria firme y
decidida a renovar profundamente estructuras, llamar a un compromiso radical
hacia el cambio cultural imprescindible y la reconquista de nuestros valores
liminares y por sobre todo capturar y condenar en forma ejemplar a todos los
tránsfugas que nos han llevado a este estado de cosas. Si no logramos de una
vez y para siempre que el delito en todas sus metodologías caracterizaciones y
falacias ¡¡¡¡PAGUE!!!!! no tendremos salida.
No sé si aún estamos
a tiempo. Nuestros hijos y nietos, algunos ya infectados culturalmente, merecen
algo mejor. Aunque las circunstancias no sean alentadoras nuestro último
recurso es no perder las esperanzas y rogar a Dios.
Perdón soy un agua
fiestas pero no tengo nada que celebrar, aunque hayan pasado doscientos años de
aquellas páginas de gloria y ejemplo.
Por lo menos, así, lo
veo yo.
Francisco Cervo
Coronel (R)
A continuación, una
página de nuestra historia reciente; no oficial, por supuesto.
PATRICIA
EN SU LABERINTO
“Regresen, los necesito, Papá, Mamá ¿Por qué se
fueron? ¿Por qué tuvo que ser así? Tengo
miedo, regresen…. Papá, Mamá…”
El incipiente otoño
de marzo de mil novecientos ochenta y ocho, ya se manifestaba adornando las
veredas con sus típicas alfombras de
hojas amarillas. Esa mañana del 22 de marzo, el joven capitán Figueroa -alojado en el Círculo Militar, de Buenos Aires- descendió a desayunar al
salón comedor del primer piso. Ingresó a eso de las ocho horas, realizó una
revista panorámica del mismo, y eligió la mesa que más cerca estaba del
ventanal, que miraba hacia la hermosa Plaza San MARTÍN de Retiro. Hacia esa
mesa se dirigió decidido. Tomó asiento, acomodó a su gusto, minuciosamente, los
elementos que se hallaban en su mesa: azucarero, servilletero y jarra de agua;
y relajado se dispuso a leer el periódico, aguardando al mozo que lo atendiera.
-
¿Recién llegado joven?
El capitán, sin saber
si se dirigían a él, giró su vista y
observó la cálida sonrisa de la anciana vecina que le había formulado la
pregunta.
- Sí, respondió.
Llegué anoche de Córdoba.
- ¿De paseo? Remató
la anciana con ganas de hablar.
- No, por razones de
trabajo.
- Ahh!!
- ¿Y usted?
- Yo hace un mes que
estoy, y tengo para un mes más.
- ¿Estadía de placer?
- Noooo, vivimos en
Azul y vengo a la capital porque tengo una nieta de 28 años, que necesita
tratamiento en el Hospital Militar Central.
- ¿Y ella está allí,
ahora?
- Noo, está en la
habitación, no puede bajar, está sedada, pobre.
- Perdón, ¿qué
dolencia tiene?
- Soy la madre del
Coronel Camilo Gay, acribillado por la guerrilla en el intento de copamiento de
la Guarnición Militar de Azul en el 74, ¿recuerda el hecho?
- Sí, yo era cadete
de IIIer año del Colegio Militar y lo
tengo bien presente. ¿Y su nieta fue una sobreviviente?
- Lamentablemente sí,
Imagínese tenía catorce años cuando mataron a mi hijo y ella estaba en las faldas de su madre, que también
fue acribillada.
Silencio…
“Mi
Dios sacramentado ¿por qué me abandonaste? Tengo miedo, mucho miedo. Me siento
muy sola, muy desamparada, me llevaste mis papis. ¿Por qué? No sé qué hacer...
¿Cómo salgo de esto? Esa noche del diecinueve de enero, durante la cena,
hablábamos de la fiesta de mis quince, de dónde la haríamos, del vestido, de
los invitados, ¿por qué entonces pasó lo que pasó? Cada día es un martirio,
lleno de incertidumbre, Ayúdame Dios mío!!!...”
“Calor,
mucho calor, la noche del sábado 19 de enero de 1974, Gobierno Constitucional
del General Perón, aprovechando las circunstancias que en los cuarteles había
gente de licencia, ergo pocos efectivos para la seguridad, la "Compañía
Héroes de Trelew" de la organización terrorista autodenominada
"Ejército Revolucionario del Pueblo" (ERP), atacó los cuarteles de la
Guarnición Militar Azul en la localidad bonaerense del mismo nombre. Lo
hicieron con la intención de robar armamento, munición y otros materiales de
guerra. El ataque se inició a las 23.30
horas y las acciones continuaron durante toda la noche, hasta el amanecer del
día siguiente.
El
“Grupo Secuestro" tenía como misión atacar la casa del jefe, tomar a éste
y matarlo o tomarlo como-rehén-junto-con-su-familia.
Irrumpen
al cuartel asesinando al centinela de guardia, soldado DANIEL GONZÁLEZ e hiriendo de gravedad el Tte. 1º CARULLO,
Oficial de Servicio.
Mientras
estos episodios se desarrollaban, el Jefe del Grupo de Artillería Blindado 1,
Tcnl. JORGE ROBERTO IBARZABAL, que habitaba una vivienda frente al cuartel, se
dirigió a la casa del jefe de la guarnición, que a su vez era el Jefe del
Regimiento de Caballería, Cnl. CAMILO ARTURO GAY. De allí ambos se dirigieron
al cuartel, dejando el coronel a su familia en su residencia.
Concurrieron
decididamente a colocarse al frente de las acciones. Iban con sus armas de
puño. Próximos al arribo y en un sector del arroyo Azul, oscuro y con mucha
vegetación son interceptados por un grupo de terroristas, cayendo muerto el
Coronel GAY y tomado rehén el Tcnl. IBARZABAL, a quién amenazaron para que no
se resistiera, con asesinar a la familia
del coronel que estaba en poder de éstos.
La
familia del Coronel GAY fue llevada por los atacantes del cuartel, al sector de
la herrería, donde un vehículo debía de recogerlos. El intenso fuego de armas
continuaba incesantemente, entre los atacantes y la respuesta contundente de
los integrantes del cuartel atacado.
Por
una orden superior se procedió a accionar sobre los delincuentes, quienes se
negaban a entregarse y solicitaban la presencia de diputados, senadores,
periodistas y de un juez federal. En esas circunstancias, el personal militar
rodea la herrería, insta a rendirse a los secuestradores de la familia del
coronel y ante la resistencia se produce fuego. La Sra. Alcira GAY, estaba
sentada en el piso con la cabeza de su hija Patricia, de 14 años, apoyada sobre
su falda. Uno de los secuestradores, viéndose perdido apunto con su FAL y le
disparó ante el clamor de ambas.
Patricia imploró al atacante que no matará a su mamá, y su grito
desgarrador fue como un trueno en la trágica noche. Allí quedó envuelta en su
sangre y bañada en lágrimas”.
“Porqué tarda tanto la abuela, se fue a
desayunar y ya
hace más de una hora y no regresa. Tengo
miedo…”.
- Bueno señora, ha
sido un gusto conocerla. Deseo la mejor recuperación para la nieta.
- Gracias Joven Capitán, Dios lo guarde en su
gloria…
En
1993, el 05 de octubre, las noticias de los diarios del país daban cuenta del
suicidio de Patricia Gay, se había arrojado desde el séptimo piso de su
edificio. Los medios aclaraban que “Nunca
se recuperó de la pérdida de sus padres”…
“ Querida abuelita, compréndeme, no
podía más… Extrañaba
mucho a Papá y Mamá, nunca entendí… ”
Córdoba, 25 de Junio
de 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!