por Ricardo Angoso
@ricardoangoso
Una vez que parece
que las dos partes implicadas en el conflicto colombiano han escenificado lo
que parece el final del mismo tras más de medio siglo de guerra y el comienzo de una nueva era basada en una
paz duradera, hay dudas razonables acerca del desenlace. Tanto el gobierno
colombiano, que preside el camaleónico Juan Manuel Santos, y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), alzadas en armas desde el año 1964,
parece que esta vez van en serio y que hay voluntad para llegar a un punto y final
a esta larga sangría que ha provocado ocho millones de víctimas, de los cuales
seis millones son desplazados, y que la
violencia sea un recuerdo del pasado en este país. Aun así, sobre la mesa, hay
más incertidumbres que certezas.
Firmar el acuerdo definitivo.
La reciente rubrica de La Habana, tras años de negociaciones entre las partes,
no es definitiva y el acuerdo final que ponga fin a la violencia en Colombia se
firmará en territorio nacional. Para ello, obviamente, tendrán que levantarse
las órdenes de búsqueda y captura a los máximos cabecillas de las FARC -ahora
negociadores en Cuba- y la sociedad colombiana tendrá que aceptar que muchos de
los crímenes perpetrados quedarán
impunes. ¿Aceptarán los colombianos esta paz de Santos a cambio de cerrar los
ojos y tolerar una cierta impunidad? ¿Será ese el precio a pagar por la paz?
Concentración de las
FARC en varias zonas. En total, según ha transcendido a algunos medios bien
informados -El Espectador, por ejemplo-, los guerrilleros de las FARC tendrán
que agruparse en 23 zonas del país denominadas de "concentración". Los antiguos guerrilleros, ahora ya
aceptados como actores del proceso político, se incorporarán sin armas y de
civil a dichas áreas. ¿Se respetará la vida de los antiguos guerrilleros por
parte de algunos grupos contrarios al proceso de paz? ¿Pasarán los antiguos
terroristas, hasta hace unos días matando, secuestrando y extorsionado, a la vida civil sin ocasionar más daños al
país?
TRANSFORMAR
ACUERDOS EN LEYES
Transformar acuerdos
en Leyes. Este aspecto es fundamental para las FARC, ya que dotaría al nuevo Estado colombiano de
una parte ideológica más cercana a sus intereses, mientras que el gobierno lo
asume como una parte táctica. Sin embargo, para un país que es una democracia
de opereta y donde los derechos fundamentales no fueron respetados nunca, ¿qué
valor pueden tener estas palabras? Además, hacer concesiones a las FARC, ante
el escepticismo de la sociedad y la mala imagen del proceso de paz, sería un
precio demasiado alto a pagar y es más que seguro que se generarían
controversias no exentas, seguramente, de violencia. Pero, ¿cómo explicarían
las FARC a la sociedad colombiana más de medio siglo de violencia sin apenas
arrancar concesiones políticas a sus adversarios? Sería una renuncia histórica,
en términos políticos, que las FARC abandonasen las armas sin haber conseguido
ninguno de sus objetivos.
Narcotráfico. "Las Farc se consolida como el primer
cartel del narcotráfico del país", aseguraba el diario El Espectador
hace apenas un año. Las cosas no han cambiado al día de hoy y la ligazón entre
el narcotráfico y la guerrilla más antigua de América es un hecho. Se calcula
que el 60% del tráfico de drogas de Colombia hacia el exterior está controlado
por las FARC y en los últimos años se ha detectado un aumento del número de
hectáreas cultivadas de coca, habiendo llegado ya a las 160.000 en el 2015.
Numerosos cabecillas de las FARC están implicados en el negocio y no lo
abandonarán fácilmente. ¿Cómo abordará este asunto el Estado colombiano, cómo
se recuperarán los miles de millones de dólares depositados en el exterior por
las FARC procedentes de este ilícito negocio?
Ratificación popular.
El presidente Santos ha dicho siempre y lo ha repetido en todas las instancias
nacionales e internacionales, incluso hasta las Naciones Unidas, que los
acuerdos rubricados con las FARC serán refrendados por el pueblo colombiano en
una consulta popular. El reto tiene sus riesgos, toda vez que la oposición
política, pero especialmente el expresidente Álvaro Uribe que lidera al Centro
Democrático, ya ha dicho que dará la batalla contra esta "paz" firmada por Santos, que según él legitima la
impunidad y la venta del país al terrorismo. Pero también podría ocurrir que
los colombianos den la espalda a los
acuerdos tras demasiados años de negociaciones. Podrían llegar a votar en
contra de los acuerdos, simplemente, o convertir a la abstención en un voto
masivo de protesta contra la forma en que se ha conducido tan largo y barroco
proceso.
REINSERCIÓN
DE ANTIGUOS TERRORISTAS
Reinserción de
antiguos terroristas. Según las fuentes, las FARC tienen entre 8.000 y 10.000
alzados en armas al día hoy y repartidos en varios frentes a lo largo y ancho
de este país agreste, montañoso, extenso y selvático. Garantizar que dejen las
armas, se integren en la vida civil y política y abandonen toda actividad
delictiva, tras años en la selva y un camino hacia la reintegración social
realmente difícil, parecen unos objetivos, al día de hoy, imposibles de lograr.
¿Cómo conseguir que un antiguo guerrillero que hasta hace unos días volaba
puentes o colocaba minas se integre en la sociedad colombiana? ¿Qué recursos se
destinarán y de dónde procederán para pagar a los miles de guerrilleros que
(seguramente) dejen de matar y retornen a la vida civil?
Dejación de las armas
definitiva por las FARC. Este es uno de los aspectos más controvertidos y
complejos del proceso de paz, que no en vano se ha dejado para el final por las
dificultades que entraña. Ese punto, de cumplirse, tal como está estipulado,
sería el desarme de la guerrilla -u organización terrorista para el
Departamento de Estado norteamericano y la Unión Europea- y el final de la
utilización de la violencia como forma de hacer política, dando un paso hacia
adelante histórico y poniendo fin a la pesadilla. Pero hay muchas dudas.
¿Entregarán todas las armas las FARC? ¿Harán dejación de las armas todos los
frentes de esta organización que ahora están fuera de control de la cúpula y
actúan de una forma más o menos autónoma en varias zonas ignotas de Colombia?
¿Cómo controlar ese proceso si las FARC es una organización irregular sin
apenas un listado de sus armas y pertrechos militares?
Timochenko" |
Participación
política de la guerrilla. Ya se ha dicho durante el proceso que las FARC se acabarán
convirtiendo en un partido político y su máximo líder en las negociaciones, “Timochenko”[1] , así lo anunció
en La Habana de una forma clara: "Claro
que las FARC haremos política, si esa es nuestra razón de ser, pero por medios
legales y pacíficos, con los mismos derechos y garantías de los demás
partidos". Sin embargo, el gobierno colombiano todavía no ha definido,
al menos públicamente, cómo se formalizará esa participación de las FARC en las
instituciones y si, finalmente, se les adjudicará un cupo a los guerrilleros en
el poder legislativo y en la administración local. Este asunto, por cierto muy
impopular en determinados sectores colombianos, es crucial para el éxito de la
paz de Santos, pues es evidente que las FARC dejarán las armas a cambio de que
el Estado ceda en algunas de sus demandas. ¿Serán capaces las FARC de
participar en el juego político como un partido en igualdad de condiciones que
el resto de las formaciones colombianas? ¿Cómo se podrá realizar esa
reinserción política sin apoyo social y sin haberse concretado todavía los
términos de la misma?
[1] Es acusado de homicidio agravado, terrorismo, secuestro extorsivo, hurto y rebelión, pero su orden captura fue suspendida por los diálogos de paz.
Alias Timoleón Jiménez o “Timochenko” durante la conferencia de prensa anunciando el acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC, el miércoles 23 de septiembre en La Habana. Imagen del líder de las FARC, alias Timoleón Jiménez o “Timochenko”, el 25 de mayo de 2008. Alias Timoleón Jiménez o “Timochenko” durante la conferencia de prensa anunciando el acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC, el miércoles 23 de septiembre en La Habana. Imagen del líder de las FARC, alias Timoleón Jiménez o “Timochenko”, el 25 de mayo de 2008. La imagen del líder de las FARC, alias Timoleón Jiménez o “Timochenko”, es del 25 de mayo de 2008.
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