"Y
el silencio que lo envolvía era ensordecedor".
Henning Mankell
Henning Mankell
Confieso que no había
pensado que, a una semana de escribir "Será
por eso que del todo no me fui", la tesis que en ella planteara -la
violencia política tiene el único objetivo de evitar que Cristina Kirchner y
sus cómplices de toda laya terminen presos- se vería tan rápidamente
confirmada. Comenzó con el piquete en la autopista Buenos Aires-La Plata que,
por casualidad, no provocó la muerte de algún conductor, ya que fueron
apedreados y robados muchos vehículos, y generó un caos hasta que la vía fue
desalojada por la Gendarmería.
Continuó con la
ocupación de un predio privado en Moreno, claramente organizada por punteros
del ¿Frente para la Qué? que responden al ex Intendente, Mariano West, el mismo
que encendió la mecha de la bomba que, al explotar en diciembre de 2001, obligó
a renunciar a Fernando de la Rúa. La cómplice inacción de los distintos
estamentos de la Justicia provincial, como siempre, no ha hecho más que
incentivar a quienes, ante la pasividad del Estado, se fueron sumando a la toma
de la tierra que, esta misma mañana comenzó a ser desalojada pero puede tener
un final violento, como ocurrió en el Parque Indoamericano.
Todo tiende a
aumentar la temperatura de esa eterna olla a presión que es el Conurbano
bonaerense y desestabilizar al Presidente y a la Gobernadora. Esta misma
semana, María Eugenia Vidal sufrió un nuevo episodio de intimidación;
recordemos que la situación de inseguridad que la rodea, provocada por su propia
Policía, la ha obligado a mudarse a una base militar.
La obvia frutilla de
ese siniestro postre semanal fue el sincero comunicado de Miles TTT, el "partido" de Luis D'Elía, que
literalmente propone elevar la conflictividad social y participar de las
protestas "espontáneas",
cualquiera sea su razón, y hasta financiarlas. Que forme parte de esa
agrupación nada menos que Fernando Esteche, líder del grupo terrorista
Quebracho, permite augurar un cercano horizonte de graves episodios.
La convocatoria de
Hebe de Bonafini y La Cámpora a la extremadamente exigua "Marcha de la Resistencia" -comenzó ayer por la tarde y
se extenderá hasta esta tarde- para pedir por trabajo bajo el lema "Cristina conducción", fue
apoyada por lo más recalcitrante del kirchnerismo, que llamó a formar a
innumerables organizaciones sociales -la mayoría, meros sellos de goma- y
postula que, dado que Macri es un dictador decidido a hambrear a los pobres
para favorecer a los ricos, tiene el deber de expulsarlo del cargo. El joven Máximo,
según se dice, la cerrará con un discurso que, seguramente, será una pieza
invalorable de oratoria militante mundial.
La mayor confesión de
la autoría provino del estruendoso silencio de la viuda de Kirchner frente a
estos hechos de subversión. Parafraseando a Nicolás Avellaneda, afirmo que,
para ella, "nada hay en la Nación
superior a la libertad y la impunidad de Cristina Elizabet Fernández".
Se coloca por encima de la ley, y sostiene que todas los procesos por
corrupción que la acosan son sólo una persecución política; pero no olvidemos
que sigue existiendo un núcleo duro que, a pesar de los miles de inmuebles y
cuentas, todavía cree que esta multimillonaria sin par saqueó para "los pibes de la liberación",
una prueba más de lo excelso de su aparato de comunicación.
Macri mira para otro
lado, como si no diera importancia a los hechos y creyera que una actitud
meramente contemplativa terminará por desactivar el inestable escenario que su
antecesora está configurando, sobre la base de los problemas económicos que
ella misma causó y que, con gran habilidad, consiguió ocultar hasta abandonar
la Casa Rosada. Parece no darse cuenta del verdadero poder que hoy dispone, de
cuánto respaldo concita y del hartazgo que producen estos episodios de
violencia; si estuviera convencido, daría órdenes estrictas de reprimirlos con
todo el peso de la ley, como la Constitución le exige.
Pero la ciudadanía
también debe poner lo suyo para expresar ese consenso y evitar que el
kirchnerismo se haga dueño de la calle y, desde allí, imponer su relato. Para
comprender el riesgo que corremos basta con mirar hacia Venezuela, donde la
infame dictadura de Nicolás Maduro ignora la propia carta magna que el chavismo
sancionó, desconoce al Congreso, condena a su pueblo a la enfermedad y al
hambre, encierra en la cárcel a sus opositores, asesina a la ciudadanía y
prácticamente ha convocado a una guerra civil.
Los jueces de
Comodoro Py, que con sus idas y vueltas no llegan a puerto alguno, están
observando con preocupación la evolución del conflicto, ya que si éste tuviera
éxito en sus propósitos, su propia situación personal se vería seriamente comprometida.
No comprenden que, en la medida en que todos estos delincuentes continúen en
libertad, mayor será el peligro que corran. Con esta actitud infantil, también
ellos están poniendo en juego la gobernabilidad, ya que la sociedad entera
reclama justicia y castigo para los corruptos para soportar el ajuste.
Una gran parte de sus
colegas togados ha tomado el control y avanza sobre el Poder Ejecutivo con
medidas cautelares -inclusive disponiendo medidas generales que exceden la
petición concreta- en temas sobre los cuales no tiene la menor idea. Me
refiero, concretamente, a las tarifas de los servicios públicos y a la
prohibición de utilizar el Fondo de Sustentabilidad para pagar la inmensa deuda
que la Argentina entera mantiene con su clase pasiva, incrementada por la
sistemática negación del problema -con apelaciones eternas- que fue la política
de Néstor y Cristina frente a los jubilados.
Este clima de
laberinto judicial en que se está desenvolviendo la actualidad nacional produce
un efecto enormemente negativo sobre el ánimo de los inversores locales y
externos, en especial en el área de infraestructura energética, ya que esa
demencial conducta no permite evaluar negocios concretos; en lo demás, para la
demora en la concreción de proyectos basta con la escasez de luz eléctrica y de
gas, esenciales para quien quiera instalar nuevas industrias. Todo ello se
reveló en la reunión del Consejo de las Américas, donde fue reconocido que la
economía no crecerá este año.
El Gobierno pecó de
excesivo optimismo y, con sus apresuradas predicciones para el actual semestre,
no hizo más que crear el caldo de cultivo para la reacción kirchnerista;
también lo hizo con el manto de olvido con que intentó cubrir la herencia
recibida, al menos al principio. Exhibe encomiables virtudes de pureza e
inocencia, verdaderamente inservibles en un país como el nuestro, que siempre
ha elegido líderes con instinto salvaje y hasta asesino, capaces de sofrenar a
talerazo limpio a ese raro potro en el que nos hemos convertido, después de
décadas de populismo y derroche.
Bs.As., 27 Ago 16
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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