15/08/2016 - 00:01
Con estupor advierto
que la Municipalidad de Alta Gracia planea la creación de un nuevo museo
destinado a exaltar la memoria de Ernesto Che Guevara, en una casa donde vivió
en dicha ciudad. Mayor aún es mi sorpresa al saber que la Agencia Córdoba
Turismo y el Ministerio de Turismo de la Nación apoyan tan disparatado
proyecto. Parece increíble que mientras el mundo civilizado avanza en la
defensa de los derechos humanos, logra sentar en el banquillo de los acusados a
quienes los violaron, a la vez que soporta un nuevo embate sangriento por parte
de bandas terroristas, en nuestro país haya funcionarios que perseveran en el
intento de homenajear a sombríos personajes que atropellaron esos derechos sin
el menor miramiento. La prédica del odio y de la violencia del Che, sus
aberrantes crímenes y la monarquía dinástica que ayudó a instaurar en Cuba,
cuyos habitantes continúan, desde hace más de medio siglo, sometidos a la
miseria y a la ausencia de elementales libertades, no pueden jamás merecer el
reconocimiento de un pueblo que anhela vivir en paz y gozar del ejercicio de
sus derechos. Me gustaría preguntarles a los impulsores de este despropósito si
quieren que en la Argentina se instaure un sistema como el que Guevara y Castro
impusieron en Cuba. Que desaparezca la propiedad privada, que los únicos medios
de prensa sean del Estado, que el partido único sea el del dictador, que quien
opine diferente al gobierno sea encarcelado y quien lo critique fusilado, y que
el que intente huir –ya que salir libremente no se puede– merezca una condena a
cadena perpetua. Pretender exaltar estas figuras abominables a la categoría de
próceres es una dolorosa demostración de nuestra decadencia moral.
Por Prudencio Bustos
Argañarás
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