Ecos de los setenta-
Por José D"Angelo Rodríguez[1]
Los argentinos somos
víctimas, desde hace muchos años, de un engaño que es origen y causa de la
grieta.
Jorge Lanata lo puso
en negro sobre blanco: "La grieta es lo que queda cuando el
discurso fanático se apropia del discurso político. Quien se llama a sí mismo
el Pueblo, la Nación, es quien la construye; así como también quien se reclama
como único poseedor de la Verdad".
El kirchnerismo abrió
deliberadamente la grieta desde el inicio mismo de su gobierno, comprando a
paquete cerrado el plan concebido y luego orquestado por uno de los jefes de la
inteligencia montonera en los años '70: Horacio Verbitsky. Los K cedieron, en
nombre del Estado, el usufructo exclusivo de la causa de los derechos humanos
en la Argentina a los sobrevivientes y simpatizantes de la izquierda
revolucionaria derrotada, mientras ellos se organizaban como asociación ilícita
para saquear al país.
El proceso de la
cesión nos lo explica, lúcidamente, el militante revolucionario y ensayista
Martín Caparrós: "Esa memoria, que se pretende monumental, inconmovible (...) el
gran relato argentino de las últimas décadas, tuvo fases bien distintas, pero
todas con un elemento común: fueron escritas por los derrotados (...) La forma
del relato y la Memoria no quedó en manos de los que ganaron sino de los que
perdimos."
LAS
FASES
Caparrós sintetiza
las fases de la Memoria de esta manera:
*
1977-1995: el militante como víctima (...) Las Madres de
Plaza de Mayo recorrían despachos y vicarías pidiendo por sus hijos y lo último
que podían hacer era reconocer la militancia de esos jóvenes (...) así que los
presentaban como ingenuos que cayeron víctimas de la maldad extrema de un
aluvión de perros sanguinarios. Esta forma pasó a su vez a los organismos de
derechos humanos y se cristalizó en el Nunca Más (...) En ese relato todo el
acento estaba puesto en la maldad incomprensible de los malos.
*
1996-2003: el militante como militante (...) Se empezó a
decir que la mayoría de las víctimas lo fueron porque habían elegido pelear por
una forma de sociedad radicalmente distinta (...). Quedó pendiente una
discusión más seria sobre los proyectos y prácticas de los militantes
revolucionarios, sus aciertos y sus errores.
*
2004-2010: el militante como héroe indefinido. Los Kirchner
en el gobierno empezaron a reivindicar a los militantes setentistas como su
referencia histórica, su precedente heroico. Para eso tuvieron que falsear esas
historias: como no tenían ninguna intención de retomar las convicciones
socialistas que los habían llevado a la muerte, los transformaron en unos raros
activistas socialdemócratas: reivindicaron su militancia pero la vaciaron de su
contenido.
*
2010-2015: el militante como montopatotero (...) El uso de
la Memoria como arma arrojadiza en conflictos como, por ejemplo, el de Papel
Prensa. Cristina Fernández revive, en casos como éste, sin la menor crítica, la
zona más nefasta de la historia montonera: la de una conducción que manejaba su
dinero de secuestros con la ayuda de un banquero muy dudoso (David Graiver) y
una conducción mesiánica que terminó traicionando a sus propios militantes.
ESTA
VENCIDO
El contrato de
exclusividad firmado por los Kirchner está vencido; la Memoria debe dejar paso
a la historia y los argentinos debemos recuperar la causa universal de los
derechos humanos, todavía en manos de sus prósperos usufructuarios, que la han
convertido en un relato plagado de mentiras y en un negocio vil.
La realidad de los
hechos históricos es que los grupos guerrilleros de los años '70 usaron el
terror para lograr fines políticos y lo hicieron atacando a gobiernos
constitucionales (1973-1976); y que los delitos que se cometieron en esos años,
desde el Estado, para combatirlos no hacen desaparecer los que, en nombre de la
revolución socialista, los terroristas perpetraron.
Podrán intentar
demostrar que están prescriptos, pero nunca podrán decir que no los cometieron.
Sólo para citar
algunos de los delitos del terrorismo mencionaremos: asociación ilícita;
homicidio; privación ilegal de la libertad incluso seguida de muerte, tortura
en muchos casos seguida de muerte; secuestro extorsivo; daños; lesiones en
todos los grados; sedición; instigación al suicidio hasta su consumación;
resistencia a la autoridad; abuso de armas; abandono de personas; hurto y robos
calificados; falsificación de documento público; amenazas; violación de
domicilio. Y sigue la lista.
Los gravísimos
crímenes cometidos desde el Estado, tanto en gobiernos constitucionales como de
facto, como parte injustificable de la guerra contrarrevolucionaria, no
transforma a los terroristas en abanderados de los derechos humanos, como sus
usufructuarios reclaman, menos aún en luchadores por la democracia.
No debieron terminar o cerrar esta historia, con el ultimo periodo en 2015. A partir de esa fecha, o se deben silenciar, las promesas incumplidas por Macri. Tampoco las visitas del propio Presidente y Frigerio a la ESMA, con Obama y Merkel, arrojando flores, en homenaje a los bien muertos terroristas.- Tampoco olvidar, la hipocrecia de canallas de este gobierno, como Larreta, progres snob o "progres de La Biela", como he dado en llamarlos.-
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