22 de julio de 2019
Imagen del desfile militar del 9 de julio (Gustavo Gavotti) |
El terminal estado de
nuestras Fuerzas Armadas en cuanto a equipamiento, adiestramiento y salarios,
descripto con mucho detalle por el fiscal Di Lello en su lapidario informe de
septiembre de 2018, "El problema de la defensa nacional" (que
sorprendentemente no encontró responsables políticos), elevado al Comandante en
Jefe de las FFAA y Presidente de la Nación, al Ministro de Defensa, al Jefe de
Gabinete de Ministros y a los Presidentes de las Comisiones de Defensa del
Congreso, no ha logrado preocupar a
nuestros dirigentes políticos oficialistas u opositores.
Tampoco
logró preocuparlos la tragedia del ARA San Juan
(producto del deterioro expuesto por el fiscal) ni la realización de la Cumbre
de Líderes G20, donde la Argentina tercerizó su defensa soberana por carecer de
medios aptos. Tampoco la presencia de una base espacial china en Neuquén de uso
dual (civil-militar), que sí preocupa a Estados Unidos y a otros países.
Tengamos en cuenta
también, como antecedentes lejanos y recientes, que la ley de reestructuración de las FFAA de 1998 nunca se puso en
práctica porque significaba "invertir",
que del Plan de Capacidades Militares del año 2011 que preveía equipar por
8.000 millones de dólares en 20 años sólo se cumplió en un 3,5% y que la actual
administración no ha logrado desarrollar en casi 4 años ni siquiera otro Plan
de Capacidades Militares para revertir la situación de indefensión.
El
porcentaje del PBI asignado a Defensa ha oscilado en los últimos 20 años entre
el 0,8 y el 0,9%, uno de los bajos del mundo entre el 88% de los países que
tienen FFAA. Este año incluso está por debajo de
esos niveles, y es el peor de la historia en materia presupuestaria. Los países
de la región promedian el 1,6/1,7% en el período considerado. En este sentido,
es importante resaltar que Estados Unidos "castigó"
a Japón luego de la Segunda Guerra Mundial, imponiéndole como límite de gastos
en defensa el 1% del PBI.
Lo antes expresado no
hace más que reafirmar la nula
importancia y/o el "castigo"
que la clase dirigente argentina le da al sistema de defensa, muy
especialmente desde el año 2003, y cuya columna vertebral son las FFAA.
Para dar una idea
numérica concreta de las necesidades de la defensa nacional, debo decir que debería otorgarse como mínimo el 1,5% del
PBI a partir del año 2021 y que para un plan de equipamiento de mediano
plazo que recupere las innumerables capacidades perdidas, se necesitan 10 mil millones de dólares en un lapso de 10 o 12 años.
¿Resulta una cifra inalcanzable invertir entre 800 y 1.000 millones de dólares
en los próximos años? En este sentido, la
clase dirigente de todos los signos insiste en repetir como "dogmas de fe intocables" tres
falacias:
-Hay que reforzar el
control civil de las FFAA.
-Hay otras
prioridades económicas más acuciantes que la defensa nacional.
-Las FFAA están
sobredimensionadas.
Esto demuestra dos
cosas. Por un lado, y yo diría en una proporción menor, una supina miopía e ignorancia geopolítica. Por otro lado, y de
manera mayoritaria, encierra una enorme
carga política-ideológica, que a través del interminable ahogo
presupuestario quiere mantener a las FFAA de la Nación débiles "por las dudas", como a los
prisioneros de guerra. No existe un
destrato igual de la clase dirigente con su brazo armado, durante tantos años,
en ningún otro lugar del mundo. Una antipolítica de Estado.
La primera falacia
cae por su propio peso: no hay FFAA en
el continente americano más subordinadas al poder político. El Partido
Militar se terminó hace varias décadas.
La segunda falacia no
tiene fundamentos creíbles. El Estado
tiene dinero. No lo tiene para la Defensa Nacional. El dinero de la corrupción,
sólo en obras públicas, entre 2003-2015, fue de 36 mil millones de dólares.
Las obras faraónicas nacionales sin demasiada fundamentación, como el
soterramiento del Sarmiento o la proyectada Red de Expreso Regional (RER),
cuestan 10 mil millones de dólares cada una, según estudios privados. Con lo
expuesto, ya estamos hablando de casi cinco planes de reequipamiento de las
FFAA. Le podemos agregar a esto que cobrar
el 5% de impuesto al juego significarían 800 millones de dólares anuales
aproximadamente, y que equiparar los presupuestos destinados a los
parlamentarios nacionales argentinos con los españoles supondría un ahorro
anual de 370 millones de dólares. Sólo son algunos ejemplos.
La última falacia es
casi infantil. ¿Puede un país que debe
defender por mandato constitucional y legal una superficie terrestre y marítima
de aproximadamente 10,5 millones de kilómetros cuadrados seguir achicando sus
FFAA? Un espacio que nos ubica entre los siete países más grandes del mundo
y del cual sólo ejercemos soberanía plena del 41%: tenemos usurpados por el
Reino Unido de Gran Bretaña el 23% y pretendemos disponer de derechos soberanos
en nuestro sector antártico (fuente de recursos del mundo en el futuro), que
equivalen al 36% del total antes mencionado. ¿Debe la Argentina, que es además uno de los ocho primeros países del
mundo por el valor presente y futuro de sus recursos naturales (agua dulce,
litio, tierras raras, gas, petróleo, alimentos y energías eólica, solar y
marítimas, entre muchos otros) seguir debilitando su brazo armado? El mundo
que se viene en el 2050 pasará de los actuales 7.700 millones de habitantes a
9.700, faltarán recursos naturales, energía y agua dulce, el inevitable cambio
climático y el incremento de la pobreza hará estragos en muchos países
obligando a migraciones masivas hacia territorios "vivibles" y semi vacíos.
El auge de los
nacionalismos, sin dudas, consolidará su tendencia actual. En definitiva, las amenazas y los riesgos a los intereses
nacionales serán cada vez mayores. Para terminar con esta tercera falacia,
¿son tantos los 50.000 efectivos del Ejército, los 18.000 de la Armada y los
14.000 de la Fuerza Aérea, con el agravante de que no tienen prácticamente reservas
instruidas, frente a los 90.000 de la Policía de Buenos Aires, los 40.000 de la
Gendarmería, los 32.000 de la Policía Federal y los 23.000 de la Prefectura,
para defender a la Nación de ataques externos y colaborar con las Fuerzas de
Seguridad contra el crimen transnacional?
En
definitiva, hoy la Argentina es una "joya"
mundial enorme, plena de recursos que faltarán en un futuro próximo y está
indefensa. No tiene preparada a sus FFAA, la "última ratio" de cualquier
país serio del mundo, para garantizar la existencia del Estado en el corto,
mediano y largo plazo. Esto significa que no
puede garantizar la soberanía e independencia de la Nación, su integridad
territorial soberana, pretendida y usurpada, legada por nuestros antepasados,
su capacidad de autodeterminación y tampoco la protección de la vida y libertad
de sus habitantes. La irresponsable y premeditada asignación de recursos de
nuestra clase dirigente de todos los signos políticos durante tantos años lo
hicieron posible.
[1] Ex director
nacional de Planeamiento y Estrategia del Ministerio de Defensa de la Nación
(enero 2016-mayo 2019) y actual integrante de la Mesa de Conducción Nacional
del Frente NOS
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