Para
comprender mejor el discurso de Milani al asumir su cargo de jefe del Estado
Mayor General del Ejército, hemos elegido el párrafo en el cual expresó: “Pretendo
aquí un Ejército maduro, mirando hacia el futuro, con clara esperanza y
renovadas ansias, para acompañar el Proyecto Nacional que hoy se encuentra vivo
e instalado en el corazón y la mente de los argentinos”.
Percibimos
un primer y explícito indicio que el cuestionado general tenía un proyecto
similar al empleado por Hugo Chávez Frías para someter al
personal militar venezolano y que le fuera inculcado por el mayor tirano de la
historia de Latinoamérica Fidel Castro y que muy bien describe
el largo artículo de Infobae el 22 de agosto de 2019, que dejamos más abajo.
Recientemente
Milani fue absuelto en una causa de lesa humanidad, por las mismas causas en
las que más de 2.000 personas pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas,
Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles, aún
permanecen en prisión. Ese precedente es muy valioso para aquellos
viejos soldados que siendo jóvenes salvaron a nuestro país de caer bajo una
tiranía del marxismo internacional… pero también es una clara muestra
que la ley no es igual para todos, en el sistema legal argentino.
En el marco de un proceso de persecución, venganza y exterminio, donde se
continúan repitiendo en forma sistemática infinidad de irregularidades
jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.
En
una muestra más de su acomodamiento a los vaivenes de la política el ex jefe
del Ejército durante el kirchnerismo, recibió un nuevo guiño de la justicia
federal. El juicio en su contra por delitos de lesa humanidad que debía
comenzar el próximo 12 de septiembre en Tucumán, fue postergado y la audiencia
inaugural fue reprogramada para el 10 de octubre, al aducir uno de los miembros
del tribunal problemas de salud. Así, queda prácticamente descartada una
posible sentencia antes de las elecciones, tal como estimaban la defensa de
Milani y la querella.
La
frase “Algo huele mal en Dinamarca” apareció en Hamlet, el drama trágico
escrito por el célebre dramaturgo inglés William Shakespeare en 1601 y que es una de las cumbres de la
literatura universal, bien podría aplicarse a la justicia en la República Argentina.
22 de agosto
de 2019
El entonces presidente Hugo Chávez firmó dos pactos con Fidel
Castro en mayo de 2008. Esos documentos habilitaron la infiltración cubana en
las Fuerza Armada venezolana y hoy se transformaron en clave para mantener a
Nicolás Maduro en el poder. Los detalles de esos documentos.
Raúl Castro y Nicolás Maduro (Foto: EFE) |
En
diciembre de 2007, el entonces presidente Hugo Chávez sufrió su primera derrota
en las urnas. Aunque todavía era muy popular entre la clase trabajadora que lo
había impulsado al poder casi una década antes, los
votantes rechazaron un referéndum que le habría permitido postularse para la
reelección indefinidamente.
Molesto, Chávez recurrió a un
cercano confidente, de acuerdo con tres ex asesores: Fidel Castro. El
envejecido líder cubano había sido mentor de Chávez años antes de que fuera
presidente, cuando era conocido por liderar un fallido golpe de Estado.
Ahora, la profundización de
los lazos económicos hacían que Cuba fuera más dependiente de la Venezuela rica
en petróleo, y Castro estaba ansioso por ayudar a Chávez a mantenerse en el
poder, dijeron esos asesores. El consejo de Castro: garantizar el control
absoluto de los militares.
Más
fácil era decirlo que hacerlo. El ejército de Venezuela tenía un historial de
levantamientos que a veces condujeron a golpes de Estado como
el que Chávez, entonces teniente coronel, organizó en 1992. Una década más
tarde, rivales protagonizaron un breve alzamiento contra el propio Chávez.
Hugo Chávez y Fidel Castro (AFP) |
Pero
si Chávez daba los pasos correctos, instruyó el cubano, podría aguantar tanto
tiempo como Castro, recordaron los asesores.
Después
de todo, las fuerzas armadas de Cuba, con el hermano de Castro al mando, han
controlado todo durante décadas, desde la seguridad hasta sectores clave de la
economía.
En
cuestión de meses, los países elaboraron dos acuerdos,
revisados recientemente por Reuters, que dieron a
Cuba un vasto acceso al sector militar de Venezuela y amplia libertad para
espiarlo y reformarlo.
Los acuerdos, cuyos detalles se informan aquí por primera vez,
llevaron a la imposición de una estricta
vigilancia de las tropas venezolanas a través de un servicio de inteligencia,
ahora conocido como la Dirección General de Contrainteligencia Militar, o DGCIM.
Bajo
la asesoría de militares cubanos, Venezuela reformuló
la unidad de inteligencia en un servicio que espía a sus propias fuerzas
armadas, infundiendo miedo y paranoia y aplastando a la disidencia.
Ahora
conocida por sus tácticas represivas, la DGCIM es acusada por soldados,
legisladores de oposición, grupos de derechos humanos y muchos gobiernos
extranjeros de abusos, incluida la tortura y la reciente muerte de un capitán
de la Armada que estaba detenido.
Según
los documentos revisados por Reuters, los acuerdos,
firmados en mayo de 2008, permitieron a las fuerzas armadas de Cuba:
•
Entrenar a soldados en Venezuela.
•
Revisar y reestructurar partes del ejército venezolano.
•
Entrenar agentes de inteligencia venezolanos en La Habana.
•
Cambiar la misión del servicio de inteligencia de espiar a rivales extranjeros
a la de vigilar a los propios soldados, oficiales e incluso comandantes de alto
rango.
El
primer acuerdo, según los documentos, prepararía a los agentes de inteligencia
venezolanos para “el descubrimiento y enfrentamiento a la labor de inteligencia
y subversiva del enemigo”. El segundo acuerdo autorizó a los funcionarios
cubanos a supervisar la “asimilación” y la “modernización” del ejército de
Venezuela.
La
presencia de funcionarios cubanos en el ejército de Venezuela se conoce desde
hace años. El presidente Nicolás Maduro, discípulo de Chávez y sucesor cada vez
más asediado, dijo durante un discurso en 2017: “Agradecemos a la fuerza armada
revolucionaria de Cuba. Los saludamos y siempre les damos la bienvenida”.
Pero ninguno de los dos países ha reconocido detalles de los
acuerdos o el alcance de la participación de Cuba en el sector militar
venezolano.
En
marzo, después de que el vicepresidente estadounidense Mike Pence denunciara la
“influencia maligna” de La Habana en Caracas, el canciller cubano, Bruno
Rodríguez, trató de minimizar la relación. “Rechazo categóricamente reiteradas
y falsas acusaciones”, tuiteó Rodríguez, “sobre militares cubanos que
'entrenan', 'controlan' o 'intimidan' en Venezuela”.
Nicolás Maduro junto a Raúl Castro (EFE) |
Ni
el Ministerio de Defensa de Venezuela ni su Ministerio de Información,
responsables de las comunicaciones gubernamentales, incluidas las de Maduro,
respondieron a correos electrónicos y llamadas telefónicas para este artículo.
Funcionarios
cubanos no respondieron a las solicitudes de comentarios de Reuters.
Once
años después de su firma, los acuerdos militares han demostrado ser cruciales
para la supervivencia de Maduro en el poder, según expertos en seguridad,
personas familiarizadas con el gobierno y políticos de la oposición.
Con
la ayuda y el entrenamiento de Cuba, el ejército ha apoyado a Maduro y lo ha
ayudado a navegar la crisis económica, el hambre y el crimen generalizado,
así como la migración en los últimos años de más de 4 millones de personas,
cerca de 10% de la población de Venezuela.
En
junio, Reuters explicó cómo la reorganización de las fuerzas armadas y la proliferación de
oficiales de alto rango han mantenido a los líderes militares en deuda con Maduro.
Ahora,
los documentos describiendo los acuerdos de Venezuela con Cuba, y decenas de
entrevistas con miembros en servicio y retirados de las filas, funcionarios de
gobierno y personas familiarizadas con la relación entre Caracas y La Habana,
muestran cuán instrumental ha sido también la ayuda de Castro.
La
transformación de la DGCIM, dijeron estas personas, ha sido particularmente
efectiva.
Un funcionario de la DGCIM (Felipe Romero) |
“La
misión más importante que tenía el organismo de inteligencia era neutralizar
aquello que afectara nuestra democracia”, dijo Raúl Salazar, un ex-ministro de
Defensa de Chávez que se opone a Maduro. “Ahora, bajo el mando de Cuba, el
Gobierno lo utiliza para mantenerse en el poder”.
Una
vez que Cuba comenzó a capacitar a su personal, los agentes fueron introducidos
en la DGCIM, a menudo vestidos con uniforme negro, dentro de las barracas.
Allí, compilarían informes sobre los uniformados percibidos como alborotadores
e informarían sobre cualquier señal de deslealtad, según más de 20 ex oficiales
venezolanos militares y de inteligencia.
La
DGCIM también comenzó a interceptar los teléfonos de los oficiales,
incluidos los comandantes militares de alto rango, para escuchar sobre posibles
conspiraciones.
La
represión ha llevado a cientos de arrestos. Al menos 200 militares
están detenidos actualmente, según la Asamblea Nacional liderada por la
oposición. Control Ciudadano, una organización no gubernamental venezolana que
estudia a las fuerzas armadas, dice que el número supera los 300.
En
un informe de junio del 2017, revisado por Reuters, la DGCIM acusó a un
soldado, que se matriculó en una universidad considerada como alineada con la
oposición, de “subversión política e ideológica”.
Al
hablar por primera vez del caso, el ex soldado dijo a Reuters que estuvo
esposado a una silla, mantenido en una habitación continuamente iluminada y fue
golpeado hasta que se le rompieron dos vértebras. “Esos días fueron
interminables”, recordó. Reveló su historia a Reuters con la condición de que
la agencia de noticias solo usara su primer nombre, Daniel, y no revelara su
edad.
A
partir de su reorganización, las filas de la DGCIM han aumentado, desde unos
pocos cientos de agentes al principio de la administración de Chávez hasta al
menos 1.500 ahora, según ex oficiales militares.
Un
informe reciente de Naciones Unidas acusó a la DGCIM de incurrir en tortura,
incluyendo descargas eléctricas, asfixia, inmersión en agua, violencia sexual y
privación de agua y alimentos.
Bajo
el Gobierno de Maduro, oficiales de la DGCIM han sido promovidos a altos
cargos, incluido el comando de seguridad personal del mandatario.
La
represión, dicen líderes opositores, ha hecho que las fuerzas armadas sean
impenetrables. Juan Guaidó,el presidente interino de Venezuela, denunció a
principios de este año que la reelección de Maduro en 2018 fue una farsa y
declaró, con apoyo de la mayoría de las democracias occidentales, que era el
presidente legítimo del país.
Pero
las súplicas de la oposición por un alzamiento militar no han sido escuchadas.
“Hemos fallado”, dijo un alto funcionario de la oposición involucrado en los
intentos de negociar con líderes militares. “No tenemos nada para ofrecerles,
para convencerlos”.
Bastión
de dignidad latinoamericana
Para
Chávez, los cambios anticipados con los dos acuerdos tenían un impacto a nivel
personal. Castro, a quien había admirado durante mucho tiempo, fue el primer
líder internacional en abrazar a Chávez como político en ascenso en la década
de 1990.
La
unidad de inteligencia militar, entre tanto, estaba dirigida por oficiales
alineados con la élite conservadora y opuestos a la visión de Chávez de
transformar un país donde, a pesar de tener las mayores reservas de petróleo del
mundo, muchas personas seguían siendo pobres.
Cuando
fracasó su golpe de Estado de 1992, los oficiales de la unidad, entonces
conocidos como la Dirección de Inteligencia Militar, o DIM, fueron los
encargados de arrestar a Chávez. En un principio el líder estuvo en una de las
mismas celdas subterráneas en la sede de DIM en Caracas donde luego detendría a
algunos de sus propios opositores políticos, según varios ex funcionarios.
Hugo Chávez en prisión, tras el golpe fallido de 1992 |
En
1994, meses después de su salida de prisión tras recibir un sobreseimiento
presidencial, Chávez voló a La Habana, donde Castro, en su primera reunión
frente a frente, lo saludó en el aeropuerto. Castro vio en
Chávez a un líder izquierdista de ideas afines, de un estilo difícil de hallar
desde el final de la Guerra Fría. En la riqueza petrolera de Venezuela, Castro
vio el potencial alimento para una economía cubana hambrienta por el colapso de
su ex patrocinador, la Unión Soviética.
Con
Castro como espectador de un discurso en la Universidad de La Habana, Chávez
dijo que Cuba era, en ese momento, en su cuarta década de gobierno castrista,
“un bastión de la dignidad latinoamericana”. Prometió curar la “gangrena”
capitalista que afligía a Venezuela.
Después
de la visita, los dos hombres comenzaron a hablar frecuentemente, dijeron ex
asesores. A fines de la década de 1990, la alta inflación, el bajo crecimiento
económico y el aumento de la pobreza hicieron que el mensaje socialista de
Chávez fuera atractivo para un número creciente de venezolanos. En
1998, fue elegido presidente. Casi de inmediato, profundizó los lazos formales
con Cuba.
En
octubre de 2000, Castro viajó a Caracas para firmar una serie de acuerdos
económicos. Venezuela le daría a Cuba suficiente petróleo para satisfacer la
mitad de sus necesidades energéticas. Desde el 2000, Venezuela ha enviado a
Cuba un promedio de 55.000 barriles por día de petróleo, que equivalen a un
monto total de más de 21.000 millones de dólares.
A
cambio, Cuba mandó a miles de médicos, maestros y especialistas agrícolas para
ayudar a diversificar la economía de base de Venezuela.
Para
2002, muchos en la élite venezolana se habían cansado de Chávez. Ese abril, los
líderes conservadores de la oposición se unieron a jefes militares, incluidos
altos funcionarios del DIM, y lo detuvieron. Pero el golpe naufragó en dos
días, luego de un levantamiento popular masivo en su nombre.
De
vuelta en el poder, y con la bendición de Castro, Chávez colocó a
cubanos dentro de su círculo íntimo para reforzar la seguridad, según sus
ex asesores y varios ex oficiales militares. Comenzó una purga del servicio de
inteligencia y de otros altos rangos de los militares.
Nombró
como subdirector a Hugo Carvajal, un teniente coronel que se había
unido al movimiento golpista de Chávez en 1992 y más tarde dirigió la división
de investigaciones de la DIM. En dos años, Carvajal se convirtió en su director
general.
Hugo Carvajal fue un hombre de extrema confianza de Hugo Chávez por dos décadas (Foto: archivo) |
Carvajal
comenzó a modernizar el DIM. En un correo electrónico a Reuters, Carvajal dijo
que el Banco Central de Venezuela envió millones de dólares en efectivo al DIM
para nuevas tecnologías, incluidos equipos de vigilancia y una base de datos
para centralizar la inteligencia.
El
militar dirigiría el servicio de contrainteligencia durante casi una década.
Ahora fuera del cargo, ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro de
Estados Unidos por presuntamente ayudar a la guerrilla colombiana.
En
abril fue arrestado en España y permanece detenido en relación con una orden de
Estados Unidos por presunto tráfico de drogas. En el correo electrónico,
enviado a través de su abogado en España, Carvajal negó las acusaciones.
En
julio de 2007, Chávez nombró a Gustavo Rangel, un oficial leal que dirigió las
reservas del ejército, como ministro de Defensa. En su juramentación, Rangel
habló de la necesidad de un “nuevo pensamiento militar venezolano” para
contrarrestar al “enemigo real”.
El
“imperio”, dijo, usando el discurso oficial venezolano para referirse a Estados
Unidos, era el patrocinador de “grupos subversivos” empeñados en destruir la
revolución. Reuters no pudo contactar a Rangel, ahora retirado, para hacer
comentarios.
Ese
diciembre, Chávez perdió el referéndum sobre los límites del mandato. En
televisión, prometió una “nueva ofensiva” para perseguir su meta.
Comenzaron
las conversaciones sobre defensa con Cuba. En una reunión el 26 de mayo
en Caracas, Rangel y el general Álvaro López, viceministro primero de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, firmaron los dos acuerdos.
Gustavo Rangel Briceño durante una conferencia de prensa en Caracas el 11 de septiembre de 2008 (Reuters/ Susana Gonzalez/ File Photo)
Según los términos del primer acuerdo,
el ministerio cubano supervisaría una reestructuración del DIM y asesoraría
para la creación de “nuevos órganos” dentro del servicio. El DIM
también enviaría grupos de hasta 40 oficiales a La Habana hasta por tres meses
de entrenamiento en espionaje.
De acuerdo con los documentos,
Venezuela enviaría las hojas de vida de candidatos para que Cuba los
examinara. Los cursos incluyeron: cómo manejar “colaboradores
secretos”, cómo llevar a cabo investigaciones criminales y cómo seleccionar
nuevos agentes de inteligencia.
La mayor parte del entrenamiento, según
los documentos, se realizó en la Escuela Militar Superior Comandante Arides
Estévez Sánchez, en el oeste de La Habana. En la academia, un grupo de
edificios blancos de cuatro pisos y campos de desfiles, los instructores
cubanos dijeron a los agentes del DIM que su misión en adelante sería
infiltrarse y controlar al ejército, según cinco personas familiarizadas con
los cursos.
El segundo acuerdo creó un comité
conocido como el Grupo de Coordinación y Enlace de la República de Cuba o
GRUCE. El GRUCE, compuesto por ocho
“especialistas militares” cubanos, enviaría asesores cubanos a Venezuela para
inspeccionar unidades militares y entrenar soldados.
Un ex funcionario de inteligencia
venezolano recordó la capacitación que recibió de instructores cubanos en una
granja en el estado oriental de Anzoátegui. Los instructores, dijo a
Reuters, acosaban a los estudiantes con preguntas sobre sus creencias políticas.
El DIM, dijeron, debe ser la “punta de lanza” en la lucha contra los
“traidores”.
Chávez, fortalecido por los aumentos en
el gasto gubernamental que impulsó su popularidad, ganó un nuevo referéndum
para poner fin a los límites del mandato presidencial.
En 2011, cambió el nombre de la DIM
para incluir el término “contrainteligencia”, lo que reflejaba su nueva misión
de frustrar cualquier sabotaje surgido desde adentro. Para entonces, la nueva
DGCIM era más fuerte con varios cientos de agentes, dijeron ex funcionarios.
Recién salidos del entrenamiento
cubano, los nuevos agentes comenzaron a infiltrarse en los cuarteles. “Vivimos y entrenamos con la tropa para
realizar el monitoreo, manteniendo informados a los jefes”, dijo otro ex
oficial de la DGCIM a Reuters. “Tuvimos un control férreo”.
Algunos fingieron ser soldados
regulares. Otros se pusieron sus uniformes DGCIM y solían alentar a los
soldados a que informaran unos sobre otros. Llegaron a ser conocidos como “los
hombres de negro”, según varios ex soldados.
“Te voy a entregar a la DGCIM”,
advirtió una vez un comandante del batallón a los posibles rebeldes, recordó un
soldado. Historias de detenciones y torturas por parte de agentes de DGCIM, a
veces con máscaras de esqueleto y pasamontañas, se extendieron por las filas.
Nadie pelea contra el Estado
Chávez, después de cuatro cirugías en
Cuba, murió en 2013. Castro en una columna de un periódico lo llamó “el mejor
amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia”. Los votantes eligieron
a Maduro para sucederlo.
En 2014, los precios del petróleo se
desplomaron. El esfuerzo de Maduro por estimular la economía fracasó.
El hambre y la escasez golpearon
incluso a las fuerzas armadas, solo empeorando desde entonces. Un
médico militar dijo a Reuters recientemente que muchos soldados alistados
tienen bajo peso y subsisten principalmente con pasta y lentejas.
A medida que un número creciente de
tropas buscaba desertar, la DGCIM se volvió más agresiva. Amplió la
vigilancia, interceptando escuchas telefónicas incluso a los oficiales
superiores.
En el último piso de su sede, unos 40
agentes de su Dirección de Comunicaciones Operativas utilizaron una
plataforma llamada Genesi, según un ex miembro del equipo.
El sistema, diseñado por la firma
italiana de telecomunicaciones IPS SpA, permite a los usuarios
“interceptar, monitorear y analizar todo tipo de fuente de información”, según
el sitio web de la compañía.
IPS no respondió a llamadas, correos
electrónicos ni a una carta en busca de comentarios en su sede de Roma.
En julio de 2017, Daniel, el teniente
del ejército en Caracas fue llamado a la oficina del comandante de su batallón.
Alguna vez partidario de Chávez, Daniel se unió al ejército en 2004, pero bajo
Maduro perdió el entusiasmo y dijo a los superiores que planeaba irse. Se
matriculó en clases de derecho en la universidad estando aún activo en el
ejército e incluso participó en marchas de oposición.
El comportamiento de Daniel, según un
informe de inteligencia revisado por Reuters, fue “contrarrevolucionario”. El
informe describe la universidad, cuyo nombre Daniel le pidió a Reuters que no
revelara, como una escuela para la oposición.
Al reportarse en la oficina de su
comandante, dijo Daniel, tres agentes de contrainteligencia uniformados
confiscaron su teléfono y dijeron que era necesario que los acompañara para una
“entrevista” en la sede de la DGCIM.
Daniel dijo que los agentes lo
transfirieron a una celda subterránea y lo esposaron a una silla. Cada día, un
hombre entraba y lo golpeaba repetidamente. Las palizas rompieron dos
vértebras, según un informe médico revisado por Reuters.
Después de 20 días, un tribunal militar
lo acusó de traición, rebelión y violación del decoro militar. En espera de un
juicio, fue trasladado a otra prisión. Seis meses después, tras declararse
culpable, el tribunal liberó a Daniel con la condición de que permaneciera en
el país. Fue expulsado de las fuerzas armadas.
Regresó a las clases de derecho, pero
siente remordimiento por haberse declarado culpable. “Nunca estuve convencido
de que era lo mejor”, dijo, pero señaló que muchos de los que no lo hacen
permanecen detenidos indefinidamente. “Pero nadie pelea contra el Estado”.
La vigilancia ha herido incluso a los
oficiales superiores. Un caso desató la indignación nacional, forzando a la
DGCIM a reconocer los abusos.
Rafael Acosta, de 50 años y capitán de
corbeta de la Armada, murió bajo custodia de la DGCIM el 29 de junio, ocho días
después de que los agentes lo arrestaron.
Rafael Acosta Arévalo, el militar torturado y asesinado por agentes del DGCIM |
Tarek
Saab, fiscal general de Venezuela, dijo que Acosta fue detenido por participar
en un complot de “derecha” no especificado. La esposa de Acosta, Waleswka
Pérez, dijo que las acusaciones eran falsas y acusó a la DGCIM de tortura.
El
1 de julio, Saab dijo que el Gobierno había acusado a dos agentes de la DGCIM
de homicidio. No dio una causa de muerte ni las circunstancias en las que
ocurrió. Los cargos, dijo Saab en un comunicado, siguieron a una investigación
“imparcial” del “lamentable hecho”.
La
mayoría de las operaciones de la DGCIM nunca salen a la luz.
En
marzo de 2018, cinco agentes de la DGCIM preguntaron por el teniente coronel
Igbert Marín, comandante de la 302da brigada mecanizada del ejército, en
Caracas. Marín, ahora de 40 años y padre de dos niños, fue durante la mayor
parte de su carrera una estrella en ascenso que se había destacado en la
principal academia militar de Venezuela.
Su
esposa, Yoselyn Carrizales, dijo a Reuters que los agentes se llevaron a Marín
al Ministerio de Defensa, donde fue recibido por oficiales incluido el ministro
de Defensa, Vladimir Padrino, e Iván Hernández, el actual jefe de la DGCIM.
Los
funcionarios acusaron a Marín de conspirar contra el Gobierno, dijo Carrizales,
quien actúa como uno de los abogados del militar. Dijeron que tenían evidencia
en un video de Marín y otros ocho oficiales conspirando, agregó, pero no le
mostraron el video.
Marín
negó la acusación y dijo que la reunión había sido simplemente una reunión de
antiguos compañeros de clase de la academia.
Indignado,
le dijo al ministro de Defensa que tales acusaciones eran contraproducentes,
especialmente en un momento en que la mayoría de los militares sufría por la
escasez de alimentos, equipos y bajos salarios.
El
ministro debe “salir de la oficina, tiene que abrir los ojos y sentir lo que
siente la tropa”, dijo Marín a Padrino, según Carrizales. Otro abogado que
defiende a Marín, Alonso Medina Roa, confirmó la versión.
Ni
Padrino ni Hernández pudieron ser contactados para hacer comentarios.
Los
agentes llevaron a Marín y a los otros ocho oficiales a la sede de la DGCIM.
Marín dijo más tarde a sus abogados que los agentes lo esposaron a una silla,
le colocaron una bolsa sobre la cabeza y la llenaron de gases lacrimógenos. Sus
abogados detallaron el presunto abuso a Reuters.
Una
semana después, en una audiencia a la que asistió Carrizales, un tribunal
militar acusó a Marín de traición, instigación a la rebelión y violación al
decoro. Los agentes se llevaron a Marín. Permaneció incomunicado durante 78
días.
“No
sabía si estaba vivo o estaba muerto”, dijo Carrizales. Marín sigue detenido y
su esposa trabaja por su liberación.
Los
funcionarios venezolanos no han comentado públicamente el caso ni han mostrado
a los abogados de Marín el presunto video. Aún no se ha establecido una fecha
para el juicio.
“Ellos
le temen”, dijo Carrizales. “Tiene un liderazgo indiscutible en las fuerzas
armadas. Es por eso que lo detuvieron”.
(Con
información de Reuters)
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