“Por fortuna, los optimistas seguían
trabajando en lugar de lamentarse”.
Agustín
Etchebarne
Sólo seis días
antes del aniversario de la muerte del General José de San Martín, la República
sufrió el domingo pasado un golpe demoledor en Cancha Rayada, comparable a
aquél que, en marzo de 1818, casi termina con el Ejército de Los Andes; el
destino quiso que los lugartenientes patriotas consiguieran rescatar grandes
contingentes del desastre y, pocos días después, en Maipo, el Libertador
derrotó definitivamente a los realistas en Chile. La historia de la humanidad
está repleta de ejemplos similares.
Aún en estado
de estupor por los números finales de las PASO, lamento enormemente que, pese a
mi ruego final del sábado pasado, todos las previsibles repercusiones de una
marcada diferencia a favor de la fórmula Fernández², explicable matemáticamente
por la unión de todo el peronismo detrás de ella, se hayan transformado en
trágicas realidades y, sobre todo, que Dios no se haya conmovido por la suerte
de los argentinos; ahora, que todo parece perdido y que la incorporación de
Miguel Angel Pichetto al binomio oficialista demostró no rendir los frutos
esperados, sólo me queda apelar a la capacidad de resiliencia de todos quienes
preferimos vivir en una verdadera democracia representativa, y no en una
delegativa.
A riesgo de
ser calificado como maníaco inventor de conspiraciones, deberíamos estudiar el
rol de la empresa cubano-venezolana SmartMatic, encargada del escrutinio, y
vigilar con atención la conducta de los famosos “punteros” ladrones de urnas y organizadores de “cadenas de votos” y, principalmente,
defendernos contra los hackers que ingresaron en las bases del Ministerio de
Seguridad, de las fuerzas federales y contra quienes atentaron contra las redes
de fibra óptica en varios puntos del país o cortaron la electricidad en algunas
escuelas de La Matanza cuando se debían enviar las planillas al centro oficial
de cómputos. Nada de todo ello, aclaro desde ya, puede explicar toda la enorme
distancia -15,6%- que medió entre los principales precandidatos del domingo,
pero tal vez sí justificar tantos inmensos errores en los pronósticos de las
encuestas previas.
Sin duda, el
esfuerzo principal deben hacerlo ahora aquéllos que tienen funciones en el
Gobierno. En un ejemplo absolutamente extremo y quizás hasta desaconsejable, si
Juntos por el Cambio pensara que es imposible remontar lo sucedido, tal vez
quiera preguntarse: ¿qué pasaría si Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto
priorizaran salvar la ropa del espacio político y renunciaran a sus
postulaciones presidenciales?
Los efectos
serían inmediatos, puesto que dejarían de ser, en esta tan áspera coyuntura
económica, competidores políticos (facilitando así el diálogo con la oposición)
y -en el caso del primero- tranquilizarse y dedicar todo su tiempo a ejercer
exclusiva y eficientemente el Poder Ejecutivo hasta el 10 de diciembre. En la
Provincia de Buenos Aires, así y con boleta corta, es probable que María
Eugenia Vidal lograra dar un giro copernicano a la tan extrema diferencia que
benefició a Axel Kiciloff.
Si fuera
necesario inspirarlos para realizar esta hazaña, deberemos recordar a Leónidas
en el paso de Las Termópilas, tratando de detener, con sólo 300 hombres, la
masiva invasión persa, cuando pidió a un caminante: “Extranjero, ve a Esparta y dile que aquí hemos muerto por defender sus
leyes”.
La pregunta,
que puede sonar a derrotista, resulta pertinente ya que un triunfo en el
principal bastión del kirchnerismo, que se sumaría a la victoria segura en la
ciudad de Buenos Aires y probables en Córdoba y Mendoza, permitiría conservar
un enorme poder en el nuevo ciclo que se avecina, que sigo imaginando como muy
peligroso para la salud republicana por la recuperación de las mayorías en
ambas cámaras del Hº Aguantadero y, consecuentemente, en el Consejo de la Magistratura,
con todo lo que ello implica para el correcto funcionamiento del Poder
Judicial.
Ya, pese a ser
solamente candidatos, los ganadores de las PASO han propuesto desplazar a
miembros de la Corte y remover a los jueces que se atrevieron a procesar y
detener a los principales exponentes de la corrupción, dejar inmediatamente
libres a todos ellos y archivar las causas. Demás está decir que, a partir de
ahora, la ilusión de recuperar al menos parte del sideral botín que Cristina
Fernández y sus cómplices se llevaron al exterior se habrá disuelto.
Todavía
estamos a tiempo de dar vuelta la situación, pero lograrlo requerirá de un
monumental esfuerzo de todos y cada uno de nosotros, que deberemos hacernos
cargo de vigilar, con mayor intensidad y profesionalidad, el correcto resultado
de la voluntad popular. Es indispensable que quienes pensamos en el bien de la
República salgamos a la calle a convencer, uno a uno, de concurrir en octubre a
quienes se abstuvieron de votar el domingo pasado, y a nuestros amigos que
residen en el exterior a hacerlo en los respectivos consulados.
Como
sugerencia a los equipos electorales del oficialismo, recomiendo que quienes
ejerzan la función de fiscales generales en las escuelas del Conurbano, sean
aguerridos y jóvenes abogados, capaces de responder legalmente a cada una de
las situaciones conflictivas que se presenten, y a no dejarse intimidar por las
actitudes patoteriles que tanto se vieron el domingo; además, se deberá
duplicar su cantidad, pues si sólo hay uno por escuela, le resultará imposible
controlar la totalidad de las mesas cuando, además, deberá ocupar un lugar en
ellas cada vez que uno de sus fiscales lo necesite.
Los fiscales
de mesa, dos por cada una el día completo, deberán ser preferiblemente vecinos
de la zona, para facilitar el trato con los votantes, tal como hicieron los “colegas” del Frente para Todos y de la
izquierda, y más jóvenes que los que trabajaron el domingo, para evitar el
natural cansancio que afectó a los mayores. Y el equipo de abogados “circulante” por los distritos, deberá
ser escogido entre los de mediana edad, duchos en lides electorales, y con el
coraje personal necesario para superar los climas hostiles que, seguramente,
deberán soportar.
Nada se ha
perdido aún, y el proceder del Padre de la Patria, que hoy conmemoramos, debe
transformarse en un ejemplo concreto para quienes estamos seguros de estar
librando “el buen combate”, tal como
lo describió Paulo de Tarso, con su misma fe.
BsAs, 17 Ago 19
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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