“No le temo a
un ejército de leones conducido por una oveja;
le temo a un ejército de ovejas conducido por un león”.
le temo a un ejército de ovejas conducido por un león”.
Alejandro
Magno
En su
excelente artículo en La Nación del jueves, Carlos Pagni (https://tinyurl.com/y359l4wr) describió
con meridiana claridad el difícil y contrapuesto escenario en el que hacen
equilibrio Mauricio Macri (Presidente en funciones y candidato) y Alberto
Fernández (candidato que presume haber sido ya efectivamente electo) debido a
algunas necesidades comunes que ambos tienen de cara al futuro, en esencia la
tranquilidad económica del país y la relación con los acreedores y el FMI, que
los convierte casi en socios o, al menos, en colaboradores necesarios.
Qué sucederá
con esa peculiar asociación transitoria cuando comience la verdadera campaña es
la gran incógnita: ¿se reiniciarán los tiroteos discursivos entre ambos, que
con seguridad volverían a repercutir en la cotización del dólar, la inflación y
el riesgo país o privilegiarán, como verdaderos estadistas, el interés supremo
de la Patria?
Realizaremos
un esfuerzo homérico para revertir los resultados de las PASO, y todos quienes
creemos en la República y en la libertad nos manifestaremos hoy, sábado 24, a
las 17:00 hs., en el Obelisco porteño y en todas las plazas del país, para
evitar que la formula Fernández², se haga con todo el poder en estas cruciales
elecciones.
Es simple
calificarlas así porque, si los datos de agosto se repitieran en octubre,
conseguirá mayorías propias -o simples levantamanos- en ambas cámaras del Hº
Aguantadero. Con ellas, designará al nuevo Procurador General (nada menos que
el jefe de los fiscales federales), cubrirá cientos de vacantes en los juzgados
y tribunales, podría controlar el Consejo de la Magistratura (para remover a
los jueces díscolos), disciplinará a Comodoro Py y logrará así la tan buscada
impunidad de los corruptos que se robaron el país entero. De todas maneras,
algo de eso ya se está viendo, al observar cómo han girado las veletas del
emblemático edificio desde las PASO.
La enorme
preocupación que embarga, al menos, a la mitad de la sociedad, esa que, pese a
los enormes problemas que sufre su bolsillo, privilegia la institucionalidad,
la Constitución y la decencia, radica en el retorno del kirchnerismo
narcotraficante y ladrón. Traduciendo, se preocupa mucho menos por Alberto F
que por Cristina F; no olvida que ésta designó per se al candidato a
Presidente, y tampoco que, detrás suyo, forma La Cámpora, encabezada por Máximo
Kirchner y Eduardo "Wado" de Pedro, con todo lo que ello implica en
cuanto a posicionamiento ideológico.
Porque, si
triunfara Fernández² y la dueña del espacio pasa a gobernar realmente -Alberto
F. debiera contratar un probador de alimentos-, a todos los males del párrafo
siguiente habrá que sumarle el aislamiento internacional y la rápida adhesión
de nuestro país al eje que conforman en la región Venezuela, Cuba y Bolivia y,
en el globo, China, Rusia e Irán.
Hoy, que los
cisnes negros mundiales se acercan en bandadas enormes, que la guerra comercial
entre China y Estados Unidos parece incrementarse, que están entrando en
recesión grandes países del mundo (Alemania, Italia, USA, Singapur, etc.), que
parece inevitable el Brexit sin acuerdo, que los capitales están comenzando a
huir hacia refugios menos riesgosos (oro, etc.), quien resulte elegido no
tendrá demasiadas opciones. Sin duda, deberá hacer buena letra o empujará al
país hacia un abismo aún más profundo que el actual.
Gane quien sea
en octubre o diciembre, tendrá que hacer las indispensables reformas
impositiva, previsional y laboral, reducir el gasto público, etc., porque se
acabaron los prestamistas. Pero hay una verdad casi de Perogrullo: si fuera
finalmente Macri, todas esas modificaciones serán resistidas y hasta impedidas,
como siempre, por el peronismo en todos sus disfraces; en cambio, si fuera
Fernández -claro, si los Kirchner lo dejaran gobernar- podría repetirse el
momento que tuvo a Eduardo Duhalde como protagonista, secundado por Jorge Remes
Lenicov como Ministro de Economía, o sea, entre 2002 y 2003.
Basta recordar
que, con la salida de la convertibilidad, ese Presidente elegido por el
Congreso devaluó la moneda en 400% y, con ello, licuó los salarios y el gasto
con el silencio cómplice del famoso "movimiento" y hasta de la CGT.
Cuando llegó Nestor Kirchner a la Casa Rosada, y pese al mitómano relato de
éste -que sus secuaces declaman todavía-, toda la tarea "sucia"
estaba hecha y, además, tuvo la suerte -para él y su cleptomanía- de gobernar
en un escenario sumamente favorable (lo permitió un precio de US$ 600 para la
soja) y ante un público aterrado por la catástrofe de 2001.
Y que tampoco
hubo quejas cuando Juan Domingo Perón, en 1952 y ya en medio de la crisis a la
que había entrado por dilapidar las reservas en el altar de su populismo
insensato, se endeudó en el exterior, militarizó a los trabajadores
ferroviarios en huelga, firmó el contrato petrolero con la California, congeló
los sueldos y los ató a la productividad. Nadie más que un peronista hubiera
podido -o podrá- adoptar medidas así sin detonar un conflicto político
gravísimo.
Bs.As., 24 Ago 19
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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