Señor Lic. Claudio Avruj
Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación
S / D
Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación
S / D
De mi
mayor consideración:
Al leer
su artículo La Plaza de la Buena Memoria publicado el 28 de
agosto de 2019 el por el diario La Nación (https://www.lanacion.com.ar/ opinion/la-plaza-de-la-buena- memoria-nid2282053)
y comparar sus reflexiones con las declaraciones del fundador del movimiento de
intelectuales Carta Abierta, Horacio González, quién “pidió
una "valoración positiva de la guerrilla de los años 70” (https://www.lanacion.com.ar/ politica/horacio-gonzalez- cristina-no-puede-ser-mera- nid2290263),
surge una inevitable visión de 2 modelos de país muy diferentes entre sí.
Usted
textualmente expresó: ““Necesitamos una Plaza de la Buena Memoria. Un
lugar de respeto y respetable para todos, donde cada uno de nosotros, sin pedir
permiso, sin temor a ser agredido, pueda honrar la vida recordando,
homenajeando, reflexionando”.
Y el ex
presidente de la Biblioteca Nacional, en una entrevista a la Agencia Paco
Urondo, dijo: “Hay que reescribir la historia argentina, pero no en
esa especie de neoliberalismo inspirado en las academias norteamericanas de los
estudios culturales, donde hay una multiplicidad graciosa y finita, sino que
tiene que ser una historia dura y dramática, que incorpore una valoración te
diría positiva de la guerrilla de los años 70 y que escape un poco de los
estudios sociales que hoy la ven como una elección desviada, peligrosa e inaceptable.
(...) Al mismo tiempo tiene que ser una historia comprometida con la creación
de un sujeto social nuevo en la Argentina, de carácter productivo y popular”.
Ambas
declaraciones muestran sintéticamente dos modelos de países distintos -en el
contexto de una próxima elección general extremadamente polarizada-, por un
lado la propuesta que permitiría (acompañada de otras grandes decisiones)
cerrar la grieta que divide el país y cicatrizar las heridas del pasado y la
otra que por el contrario profundiza y amplía esa grieta.
Me
atrevo a expresar que la inmensa mayoría del pueblo argentino aspira a un
futuro en paz y de bienestar, digno de ser legado a las generaciones que nos
precederán. Ello sería una resolución de un estadista con coraje, pues el fin
es la paz, supremo estado de todo pueblo sensible como el argentino. Las
grietas provocadas por la guerra o por razones bioéticas son la causa fuente de
lo que nos sucede en otros órdenes y ello, el mundo lo observa horrorizado.
A pocos
días de una elección para el elevado cargo de presidente de la Nación, además
de las medidas de coyuntura adoptadas para paliar la grave crisis política,
económica y social en la que hemos caído… es la oportunidad que tiene el
gobierno para enmendar algunos equívocos de su gestión, que han servido para
confundir a muchos de los electores que en el año 2015 acompañamos el proyecto
de cambiar el camino de la decadencia que nos acercaba al llamado Socialismo
del Siglo XXI.
Voy a
referirme brevemente a lo que usted llamó “La Plaza de la Buena
Memoria”, no escapa a nadie que el hoy existente Parque de la Memoria
en la costanera de nuestra ciudad, al que se invita a nuestros visitantes
ilustres a rendir homenajes a los caídos en la Guerra Revolucionaria,
es una afrenta para gran parte de la sociedad argentina.
Desgraciadamente
nuestro joven país tiene la necesidad de cicatrizar y sanar las heridas del
pasado… heridas que algunas se remontan al nacimiento mismo de la Patria. Lo
que ahora se llama “grieta”, es una de las características argentinas
y tiene 209 años de edad de antigüedad.
Una
sociedad necesita conocer la historia, no solamente tener memoria y para colmo
subjetiva -mediante un relato muy bien elaborado- que refleja las
vivencias de solo uno de los grupos confrontados en los años ‛70. Por su parte,
la historia no se hace con un objetivo político sino con la verdad de los
hechos, las circunstancias en que fueron cometidos y la justicia como únicos
imperativos. Aspira a la objetividad y establece los hechos con precisión.
Sin
duda es imprescindible crear o modificar si ya existiese (se llame como se
llame) un lugar de paz, respeto, concordia y justicia que sirva a la
unión del pueblo argentino. Que allí se recuerde a cada persona que fue víctima
de las antinomias que nos mantienen sin la unión necesaria para desarrollarnos
como una nación moderna y venturosa.
Sin
discriminación de ninguna especie allí debemos recordar a todos los que
lucharon por nuestra independencia y aquellos que cayeron en aras de la
construcción -aún no terminada- de la República Argentina nos referimos a
monárquicos-antimonárquicos, federales-unitarios, liberales-proteccionistas,
peronistas-antiperonistas, subversivos terroristas-fuerzas legales,
kirchneristas- antikirchneristas etc. Todos ellos contribuirán al advenimiento
de una visión más exacta y más compleja del pasado común. Ya es hora que el
poder de turno deje de continuar con la mirada sesgada de los ’70, es
hora de igualdad ante la ley y la historia.
Si el
señor secretario lo considera oportuno, junto a un grupo de colaboradores,
estoy dispuesto a asistir a una reunión a los efectos de contribuir a la Pacificación
Nacional Definitiva.
Respetuosamente,
Roberto
José Rosales
DNI
5.400.027
PD:
esta carta va CC a casarosada@argentina.gob.ar con la esperanza que sea
leída por el señor presidente de la Nación.
NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
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