Pablo Dócimo, locutor nacional y periodista. |
Por Pablo
Dócimo, publicado en Tribuna de Periodistas.
Desde hace
aproximadamente siete décadas, la Argentina sufre un evidente deterioro, tanto
social como político, pero especialmente económico.
Esto se debe,
puntualmente, a algo (una especie de virus) que el peronismo -y casi siempre
directa o indirectamente acompañado por la izquierda- le inoculó a gran parte
de la población. Que la culpa de todos los males es de los que generan
riquezas, los que generan trabajo, y ellos (los pobres) son oprimidos y
explotados por empresarios malvados y despiadados que les chupan la sangre, y
que el Estado es lo único que los va a salvar dándoles y regalándoles desde zapatillas
hasta una casa, pasando por planes sociales o bolsos de comida.
Basta con mirar
hacia atrás para poder comprobar que, al igual que el socialismo, el peronismo
fracasó rotundamente. Las pruebas están a la vista: la pobreza y el atraso no
solo no desaparecieron, sino que aumentaron exponencialmente. Realidad mata
relato.
Como en todo
sistema populista, los factores que asegurarán el fracaso son dos: la presencia
del Estado en todo lo que pueda intervenir y crear un sistema impositivo tan
grande como se pueda, que permita mantener esa estructura burocrática
administrativa estatal.
No es necesario
ser Máster de posgrado en economía para deducir que esa fórmula, más temprano
que tarde va a terminar en el fracaso, como siempre a lo largo de la historia
ha ocurrido. Sin embargo, en nuestro país un gran sector del arco político, -y
lo que es peor, de la sociedad- siguen insistiendo con lo mismo.
Días atrás, la
directora de Asuntos Jurídicos en el Senado y abogada elegida por la
vicepresidenta Cristina Kirchner en la Cámara alta para sus batallas jurídicas,
Graciana Peñafort, publicó en su cuenta de Twitter: "La Corte tiene que decidir si los argentinos vamos a escribir la
historia con sangre o razones", en un tono claramente amenazante
dirigido a la Corte Suprema de Justicia.
Al día
siguiente, Adriana Puiggrós, quien se presenta como Docente y Doctora en
Pedagogía y ocupa nada menos que el cargo de secretaria de Educación del
Ministerio de Educación de la Nación, también en la red social Twitter,
publicó: "El coronavirus infectó
sociedades humanas enfermas de neoliberalismo. La destrucción ambiental llevada
a cabo por el capitalismo financiero liberó el virus. El irrefrenable impulso
de los dueños del capital produce una espiral que se retuerce engullendo a la
sociedad”.
El lenguaje, es
un espejo de nuestro pensamiento; es nuestro pensamiento. Por lo tanto, no
caben dudas de que estas dos funcionarias, ambas peronistas de izquierda, y muy
respetadas dentro de su partido y festejantes de las dictaduras que gobiernan
Cuba y Venezuela han dejado claramente expresado y reflejado cual es la idea de
democracia y geopolítica a la que adhieren.
Y no son las
únicas. En esta misma línea podemos incluir una extensa lista de políticos y
funcionarios peronistas de izquierda que están en esta misma sintonía.
El poder de
penetración del Marxismo Cultural en la mente de los desinformados, holgazanes,
resentidos y frustrados es, justamente, a través del arte, la "cultura" y la enseñanza, por
un lado, y la Lucha por derechos que siempre existieron por otro, pero siempre
enfocado desde la izquierda, para dividir a la sociedad. Exactamente lo mismo
ocurre con el peronismo y todo gobierno populista.
La izquierda,
desde su génesis, siempre necesitó de conflictos, puesto que en sociedades
donde hay buena convivencia no tiene razón de ser; por lo tanto, si el
conflicto no existe, lo tienen que crear. Tal es así que en los últimos 25 años
aparecieron expresiones de conflicto que antes no existían, como los
movimientos feministas, indigenistas, ecologistas, LGBT o "multiculturalistas", que son nuevas formas de conflictos
que aparecieron después de la caída de la URSS, y siempre por medio de la
violencia, buscando, por supuesto, victimizarse en esos mismos conflictos que
ellos generan.
Tanto Graciana
Peñafort, como Adriana Puiggrós son el resultado de la inoculación de ese virus
que es el peronisimo -y casi siempre- directa o indirectamente acompañado por
la Izquierda.
Según Voltaire, “cuando el fanatismo ha gangrenado el
cerebro, la enfermedad es incurable” porque es corrosivo, enemigo de la
libertad, del progreso, del conocimiento y el responsable por asesinatos, genocidios
masacres, guerras, persecuciones, injusticias y violencias de todo tipo".
Hoy nos toca
vivir una situación excepcional, la pandemia del coronavirus. Y nos toca
vivirla bajo un gobierno peronista. Entonces, si juntamos estos dos
ingredientes, ¿qué posibilidades hay de que terminemos en buen puerto?
Quiero concluir
con una reflexión final y una pregunta. Mi reflexión es: nunca, jamás, en la
historia, el peronismo hizo algo para beneficiar a quien trabaja, produce o
invierte para generar empleos y recursos.
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