El triunfo de Mauricio Macri contra Daniel Scioli en 2015 marcó el fin de la alianza del kirchnerismo con el chavismo, el fracaso de su gestión, la polarización con la ex presidente de la Nación y errores de sus asesores; sumados a muchos temas más facilitaron el regreso del kircherismo al poder.
No en vano la mujer que hoy nos gobierna, hizo lo imposible para enviar a su hija a la isla caribeña y viajó cuantas veces pudo y la justicia le permitió. Somos de opinión que durante ese período tejió de nuevo una alianza, pero esta vez directamente con las máximas autoridades del poder cubano, el permanente apoyo del actual gobierno al de Maduro; inclusive desoyendo en el día de ayer la denuncia de la ONU basada en el informe de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de los DD-HH. de la ONU, por más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales en Venezuela este año.
Ayer la presidente del Senado Nacional se
enteró antes del fallo, lo consideró “ambiguo”
y apuesta a una rápida decisión de fondo. No es momento de gritar “victoria”, es sospechoso que Ricardo
Lorenzetti a espaldas del Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz, hiciera firmar a los
otros 3 jueces de la CSJN una acordada, de la que el presidente de la Corte se
enterara al inició de la sesión Zoom y emitiera un impecable fallo adhiriendo
en soledad. La cuestión de fondo aún no está resuelta y no sería extraño que la
mismo fuera del agrado del gobierno. La ciudadanía aún está en estado de alerta
y presionando en las redes sociales… no existe interés de seguir la pobre ruta
del pueblo venezolano.
Rubén Darío Bustillos Rávago |
Por: Rubén Darío Bustillos Rávago
En 1994, Cuba estaba en medio de un terrible “periodo especial” de recesión económica que se había iniciado en 1991, poco antes del colapso soviético. A finales de los años 80, Fidel Castro dejaba de ser útil a la URSS, por lo que la reducción del subsidio del Kremlin y el fracaso de la reforma agraria, ponían a la población al borde de la hambruna.
Varadero, en 1994, durante el llamado periodo especial. |
Fidel Castro había empezado a desarrollar el turismo como fuente de ingresos con inversionistas europeos. Sin embargo, esa nueva fuente de divisas no era suficiente para satisfacer las necesidades de la isla y menos para acometer sus planes de expansión geopolítica.
Esas operaciones secretas fueron diseñadas
por Fidel de tal manera que su responsabilidad no fuese rastreada ni probada
para evitar escándalos internacionales que dieran al traste con su imagen. De
esa manera Cuba se fue convirtiendo en un Narco Estado.
Arnaldo Ochoa |
Aun cuando el negocio de los
estupefacientes, además de abundante flujo de caja, engendra corrupción y
problemas morales, para Fidel era algo de vida o muerte salvar la revolución.
Fidel justificaba sus acciones con la mentira piadosa que, para él, la droga
era un arma más en el arsenal de la lucha contra el imperio que además
significaba unos cuantos millones de dólares adicionales para su bolsillo.
En 1989, Fidel se preocupó mucho cuando se
enteró que la DEA tenía metida sus narices en La Habana y que Ochoa y otros
miembros de su banda estaban desviando fondos del narcotráfico para su propio
peculio. Pero, lo que más le inquietaba era que el gobierno de George Bush, ese mismo año, había
invadido a Panamá y apresado al General Manuel Antonio Noriega, quien se dedicaba al tráfico de drogas.
Castro se decidió matar dos pájaros de un
solo tiro: despistar a los investigadores de la DEA y eliminar a un viejo pero
molesto colaborador. Ordenó la detención del General Favio Ochoa y sus lugartenientes. Durante el juicio, Ochoa se
mantuvo sereno creyendo que Fidel no se atrevería a tomar una medida extrema en
contra del “Héroe de las Guerras africanas”;
pero estaba equivocado. Hasta el último momento, atado al poste del paredón,
Ochoa trataba de animar a uno de sus compañeros de infortunio, creyendo que se
suspendería el ajusticiamiento, cuando sintió en sus entrañas el tránsito
caliente de las balas de fusiles que le quitaron la vida., Fidel había decidido
sacrificarlo como chivo expiatorio.
De esa manera reafirmaba su liderazgo
interno y desmarcaba su nombre del negocio de los estupefacientes dando a
entender que no formaba parte de la banda y hacía ver, al resto de la
organización clandestina que castigaría con la muerte a los delatores. Al
hacerlo, aparentaba ante el mundo que actuaba con energía y dureza contra los
carteles de la droga, mientras que, en forma encubierta, continuaba sus relaciones
con las guerrillas colombianas para continuar sumergido en el tráfico de droga
que acrecentaba su fortuna personal y salvaba la revolución.
NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original.
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