domingo, 2 de mayo de 2021

LA DICTADURA DE LA DEMOCRACIA ES PEOR QUE LA DEL ULTIMO GOBIERNO DE FACTO


“Con la democracia se come, se educa, se sana”.

Raúl Alfonsín



[1] El hoy llamado padre de la Democracia, en realidad Juan Bautista Alberdi desde su libro Las Bases nos legó los puntos de partida para la organización política de la República Argentina. En contraposición Alfonsín firmó el Pacto de Olivos con el corrupto presidente riojano, verdadero punto de partida de las aberraciones que permitieron la apertura de la Caja de Pandora.

Treinta y ocho, después que los militares entregaran el poder a la clase política dirigente, la República Argentina aún trata de alcanzar ese objetivo de campaña repetido sucesivamente por el llamado padre de la democracia.

Se entiende por democracia representativa o democracia indirecta a un tipo de sistema de gobierno que opera en base a la representación política. Esto significa que los ciudadanos delegan su poder soberano de decisión política en un conjunto de funcionarios a quienes eligen a través del voto.

En todos los gobiernos supuestamente democráticos, han existido poderes ocultos que guiaban los destinos del estado y la mayoría de las personas que ocupaban ese lugar no habían sido elegidos por el poder de los ciudadanos. Por ejemplo: la Coordinadora que aún mantiene cierto poder sobre el actual gobierno; Domingo Cavallo el Súper Ministro que nos cambió hasta la moneda nacional; la crisis del 2001 y los cinco presidentes en 11 días -una vergüenza nacional- no se sabía quién gobernaba, pero el peronismo se movía en las sombras del Congreso Nacional hasta imponer a Eduardo Duhalde como presidente de la Nación; Fernando De la Rúa debió recurrir a funcionarios de la Alianza, llamó al mismísimo Cavallo y hasta recibía llamados del fracasado padre de la democracia; finalmente Eduardo Duhalde dio la cara y eligió a dedo a Néstor Kirchner, un gobernador que olía a la podrida corrupción y con su aroma recorría kilómetros y kilómetros; fue precisamente Kirchner el presidente que mayor corrupción nos impuso como sistema de gobierno, recurrió al ataque a todas las instituciones del país, permitió que el Socialismo del Siglo XXI inventado por Chávez y Fidel Castro se enquistara en la sociedad argentina y aún permanece cumpliendo los caprichos de un presidente de la Nación que amaba más a las cajas fuertes que a su propio pueblo que lo había elegido solo con el 22 % de los votos. Hasta que llegó lo peor, elegida por un plan siniestro de poder mediante un sistema de alternancia presidencial y secundado por los "intelectuales del Instituto Patria". La mujer que nos gobierna fue la única electora del peor presidente de la historia, el único que, ya desvestido de todo sentido del honor y ética, indeciso, mentiroso y obediente cuyo único objetivo a la vista es el de lograr la impunidad de su ama y señora sumada a la de toda su familia.


El país nunca estuvo peor, su economía en los últimos peldaños internacionales, la educación de su población en los niveles más bajos de su historia y merece una nota aparte -un pueblo sin educación es más fácil de gobernar-, la inseguridad mayor de la historia, hoy la vida no vale nada matan por monedas, los carteles de la droga empoderados como nunca, la mitad de la población sumados a los pobres e indigentes superan todo lo inimaginable. Podría seguir hasta el infinito enunciando todos los horrores que nos gobiernan e impiden avizorar un mejor futuro para todos nuestros descendientes… pasarán décadas hasta que la población despierte y sepa elegir a sus representantes, honestos defensores de la ley y los bienes heredados de la cultura occidental, pero en favor de la brevedad es mejor dejarlo ahí y efectuar un breve comentario del sistema de salud argentino y sus políticas para enfrentar la pandemia del coronavirus que es una de los mayores desastres de la humanidad.


La cuarentena o aislamiento social durante el año 2019 fue la m
ás larga del mundo, si bien al principio –cuando se sabìa muy poco a nivel mundial de còmo enfrentar al Covid 19–parecía que era eficaz, muy pronto vimos otros países que obtenían iguales o mejores resultados con menores medidas de aislamiento. En nuestro país se cerró todo, decisión que tuvo efectos catastróficos sobre la economía nacional y personal, quebraron muchas empresas, especialmente Pymes, negocios de muchísimos años se vieron obligados a bajar sus cortinas para siempre, aumentó el desempleo y la pobreza. El nivel de contagio y fallecimientos por el coronavirus era bajo, el presidente de la Nación estaba eufórico, el Congreso Nacional no funcionaba y cuando inició actividades en la modalidad de video conferencias vimos de todo menos un país que se ocuparía por buscar un mejor futuro para convivir con el coronavirus.

Se produjo uno de los mayores ajustes económicos de la historia de la Argentina, el estado negociaba la compra de vacunas en forma unitaria, muchas veces pagando cifras siderales comparadas con las que abonaban otros países, prometieron cantidades enormes de vacunas y fechas imposibles de cumplir, el presidente tomaba una decisión y al día siguiente marchaba 180 grados opuestos al que había señalado. Los escándalos en la frontera de la provincia de Formosa, se incrementaban los fallecimientos inexplicablemente. Así fuimos llegando al año 2020, en el que se logró una mayor apertura de la industria y los comercios.

La situación sigue igual, el Congreso no funciona, el ejecutivo gobierna por DNU, de nuevo el aislamiento social preventivo y obligatorio, el cierre a horarios inauditos de restaurantes y comercios, horarios que cercenan la libertad de libre tránsito, etc. La economía continúa en caída libre, la emisión descontrolada de billetes, la inflación sin freno, los precios topes, la ausencia de reservas en dólares y tantas cosas màs que ya hemos visto durante los gobiernos del actual partido en el poder.

Si se compara a la Argentina con su ubicación en un ranking global de vacunación, nuestra ubicación es muy baja y con preocupación observamos que durante la segunda ola del virus los niveles de contagios y fallecimientos han aumentado considerablemente con respecto al nefasto año pasado. Ya se espera una tercera ola y el invierno aún no ha comenzado, sabido es que a bajas temperaturas el virus actúa con mayor fuerza, continuamos sin vacunas suficientes y ya en ciudades muy importantes el sistema de saluda ha colapsado.

Estimados lectores, cuando pensamos escribir esta nota creíamos que íbamos a comparar los beneficios y aberraciones de la democracia contra los de la última dictadura de facto… a esta altura de los acontecimientos, estamos convencidos que no es necesario.

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