martes, 26 de marzo de 2013

Argentina ¿Qué fue de Jorge Rafael Videla?

En los largos contactos e intercambios de opiniones con el sociólogo, analista internacional y periodista de origen español, Ricardo Angoso, hemos descubierto a un amigo interesado en las cosas que pasaron, pasan y deberían pasar en la República Argentina.


Durante mucho tiempo ha residido en el extranjero, siendo un buen conocedor de los Balcanes y habiendo pasado largas temporadas en Albania, Bosnia y Herzegovina, Hungría, Rumania, Macedonia, Montenegro, Serbia y Turquía. Como observador electoral de la Organización para la Seguridad en Europa (OSCE) ha participado en numerosos procesos electorales en una decena de países. A su vez, ha sido profesor en la Universidad Nacional de Honduras y becario del Ministerio de Asuntos Exteriores español en Hungría, Rumania y Turquía. También ha ganado varios premios literarios, entre los que destacan el Joven y Brillante, el Ciudad de Periana y el Ateneo de Jaén. En la actualidad, colabora en varios medios de comunicación y es Corresponsal de Cambio 16 en Bogotá, Colombia, país en el que ha fijado su residencia desde hace unos años.

Ha publicado los siguientes libros: Chávez perdió: Honduras se salvó, Europa a Debate, Kosovo: la herida abierta de los Balcanes, Las próximas guerras europeas, Kosovo. Las semillas del odio y Rapsodia húngara sobre fondo rojo. Su último libro electrónico: Jorge Rafael Videla se confiesa, la historia jamás contada de un período turbulento, aún no ha sido publicado en versión impresa.

Toda su obra nos hace apreciar que Angoso no es un improvisado, es un estudioso de los temas que analiza pormenorizadamente y luego publica sus entrevistas con reflexiones que les son propias. En la que hemos dado en denominar la “zaga de Videla” su trabajo es atacado con interpretaciones erróneas y mal intencionadas por los medios o personajes especialmente afectos al poder de turno.

Somos conscientes de buena fe y profesionalismo con el que trabaja Ricardo Angoso, queremos dejar testimonio de ello y agradecemos su esfuerzo por echar luz sobre un turbulento pasado histórico al que el relato oficial pretende oscurecer.

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre


por Ricardo Angoso para Cambio 16

El que antaño fuera el hombre más poderoso de Argentina, durante el último gobierno de facto que transcurrió entre 1976 y 1983, es hoy un “preso político” más del complejo penal penitenciario de Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires.

El ex dictador argentino, condenado por crímenes de
lesa humanidad, sigue sintiéndose un “preso político”
de la saga Kirchner, aunque cada día que pasa es
consciente de que terminará sus días entre rejas


Juzgado nada más caer el régimen militar, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Videla fue sentenciado, en 1985, a reclusión perpetua, inhabilitación absoluta también perpetua y destitución del grado militar.

Sin embargo, unos años más tarde, en 1990, el presidente peronista Carlos Saúl Menem hizo uso de la facultad presidencial de indulto para dictar su excarcelación, junto con la de otros miembros de las juntas militares y responsables policiales del periodo militar. Videla, entonces, pasó una década de relativa calma hasta que, en 1998, volvió de nuevo a la prisión por un supuesto caso de sustracción de menores y pasó 38 días en cárcel de Los Caseros, de donde fue enviado, en atención a su edad, a cumplir arresto domiciliario en su casa.

Los problemas con la justicia no terminarían ahí, pues en el año 2007 el presidente Néstor Kirchner anuló los indultos otorgados por Menem y decidió reabrir los procesos a los militares, aunque decidió dejar como válidos los otorgados a los integrantes del grupo terrorista conocido como los Montoneros. El 10 de octubre de 2008, tras una controvertida decisión de un juez que argumentaba como causa para tomar tal decisión la gravedad de los hechos atribuidos a Videla, el ex general fue enviado de nuevo a prisión, siendo recluido en el complejo penitenciario conocido como  Campo de Mayo, donde fue entrevistado, en el año 2012, por la revista Cambio 16, en una exclusiva que tuvo amplio eco en la Argentina y en el resto del mundo.


Más tarde, en julio de 2012, Videla volvió a sumar otra condena de cincuenta años por sustracción de menores y secuestro durante su gobierno de facto. Esta condena, junto con las anteriores que sumaba tras ser anulado el indulto, hacen casi imposible que el general pueda volver a recuperar su libertad, dado lo avanzado de su edad -Videla nació en el año 1925- y su delicado estado de salud. Este final anunciado se podría modificar si la justicia acepta la tesis, de los abogados defensores de los imputados en las causas de lesa humanidad, que todo lo actuado en estos juicios están viciados de nulidad absoluta por las “aberraciones jurídicas” cometidas en su desarrollo o mediar otro indulto presidencial, poco probable que ocurra con la viuda de Kirchner en el cargo de presidente de la nación.

Argentina, pieza clave

Conocedor de este estado de cosas por sufrirlas en sus propias carnes y claramente enemistado con el gobierno de los Kirchner, Videla se considera un “preso político” y argumenta que “los enemigos derrotados de ayer cumplieron su propósito y hoy gobiernan el país e intentan un régimen marxista a la manera de Gramsci”.

Para el ex general, los juicios a los que ha sido sometido y su actual reclusión tienen que ver con una vendetta política, tal como aseguró en su momento en la entrevista concedida a Cambio16: “Somos presos políticos, mientras los terroristas están en la calle y no han sido juzgados”. Para él, “en Argentina no hay justicia, sino afán de venganza” para aquellos que, en su opinión, le ganaron la guerra a la subversión marxista y al terrorismo.

En este sentido, y sobre todo debido a esta posición radicalmente opuesta a la del peronismo en la interpretación histórica de los hechos ocurridos durante el periodo conocido como el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) o simplemente la dictadura militar para la mayoría de los argentinos, Videla es duramente atacado y fustigado por el oficialismo en su país, más concretamente por los medios afines a la presidenta, como el diario Página 12 y el Canal 7, a los cuales ahora se han sumado los medios adquiridos recientemente por el zar de juego en Argentina, Cristóbal López, amigo de los Kirchner y otros cooptados por la pauta de publicidad oficial.

El largo calvario judicial de Videla, que se inició en la década de los ochenta tras caer el régimen militar al perder la batalla por “liberar” las Malvinas, no parece que vaya a concluir pronto. Recientemente, se inició un proceso contra él y otros responsables, incluso algunos extranjeros, por sus supuestas responsabilidades en el denominado Plan Cóndor, una operación en la que estarían implicadas varias de las dictaduras del Cono Sur, pero especialmente las chilena, argentina, paraguaya y uruguaya, y que tenía como objetivo la persecución de oponentes políticos allá donde se refugiaran.


Las acusaciones contra Videla y otros responsables militares son bastante imprecisas, ya que contienen bastantes elementos subjetivos que están por demostrar, y complejas, debido a que implican a muchos países y que señalan directamente a los servicios secretos norteamericanos, la CIA, y a la Escuela de las Américas. Los Estados Unidos apoyaron estas prácticas de carácter ilegal, como la tortura, el secuestro y la desaparición forzosa, y conocían detalladamente lo que hacían estos regímenes militares.

Nada nuevo bajo el sol, desde luego. Estamos hablando de los años en que los Estados Unidos, a través la de la Escuela de las Américas, apoyaban la doctrina de seguridad nacional, es decir, el manejo de una ideología que concebía durante la Guerra Fría que la lucha contra el comunismo no solo tenía una dimensión exterior, sino también interior y que el enemigo actuaba desde dentro de los países para desestabilizarlos o destruirlos.

Eran los años 60, 70, 80 y buena parte de los 90, cuando las guerrillas y los grupos terroristas de carácter marxista asolaban sus respectivas sociedades. En esa lucha contra el comunismo, pensaban algunos líderes de los Estados Unidos, todo valía y el fin –derrotar a la Unión Soviética en todos los frentes– justificaba los medios, todo servía; incluidas las violaciones de los derechos humanos.

Argentina, bajo la tutela de un Videla al que apoyaban desde la extrema derecha hasta los comunistas, pasando por los peronistas y los radicales, era una pieza clave en esa estrategia auspiciada por Washington y las actuaciones de la dictadura militar eran de sobras conocidas por la CIA.

Ni siquiera el presidente demócrata Jimmy Carter, que con la retirada de la ayuda norteamericana a la Nicaragua de Anastasio Somoza provocó su posterior caída, llegó a condenar con rotundidad el régimen militar argentino. Sin embargo, paradójicamente, son los antaño aliados estratégicos de los Estados Unidos, como Videla, los que se pudren en prisión, mientras que muchos de los estrategas de aquella política, como Henry Kissinger, se dedican a dar multimillonarias conferencias por medio mundo

Vida espartana
En un país donde los gobernantes acostumbran, a su paso por el gobierno, a enriquecerse de una forma brutal y a no dar explicaciones sobre el origen de sus fortunas, tal como ha ocurrido durante los mandatos de Carlos Saúl Menem y los dos Kirchner, Néstor y Cristina, llama poderosamente la atención que ningún de los militares que participaron en las juntas de gobierno de los años 70 y 80 posea hoy un gran patrimonio o empresas de origen desconocido.


Este es el caso, le pese a quien le pese, de Jorge Rafael Videla, que sigue poseyendo su vivienda de siempre y a quien no se le conocen ni propiedades, ni cuentas bancarias “extrañas”, ni dinero de origen obtenido fraudulentamente.

Puede que durante su mandato algunos utilizaran el poder omnímodo para enriquecerse, o hacer pingues negocios, como fue el caso del controvertido almirante Emilio Eduardo Massera, pero no fue así con Videla.


Hombre de una rigidez espartana, algo que es reconocido por sus enemigos e incluso por dos de sus biógrafos más hostiles, como María Seonane y Vicente Muleiro, que le retrataron profusamente en su conocida obra El dictador, y poco dado a los lujos y excesos –con una similitud rayana a la copia con nuestro dictador local, Francisco Franco–, Videla salió indemne e “inmune” a los grandes escándalos financieros y a la corrupción reinante (casi crónica) que azotaron a su país en las últimas décadas.

Videla, de ochenta y siete años, casado con la hija de un embajador, Alicia Hartridge, y con siete hijos fruto de ese matrimonio, ha sido juzgado por delitos de lesa humanidad tras haber sido indultado por el presidente Carlos Saúl Menem y tras haberle sido aplicadas penas previamente anuladas.
La justicia argentina, en un hecho sin precedentes, también anuló las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida dictadas por el presidente Raúl Alfonsín, en 1986 y 1987, respectivamente.

Los máximos oponentes y detractores de Videla, el matrimonio de los Kirchner, el difunto Néstor y la presidenta Cristina, que paradójicamente siempre apelaron a la defensa de la justicia y al valor de los derechos humanos, aumentaron su patrimonio personal en un 710 % desde su llegada al poder, tal como denunció el diario Clarín, habiendo pasado de un millón y medio de dólares, en el año 2003 en que ganaron las elecciones, hasta los casi veinte millones que posee la máxima mandataria argentina en la actualidad. 

FUENTE: http://cambio16.es/not/2642/_que_fue_de_jorge_videla_/

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