En los largos contactos e
intercambios de opiniones con el sociólogo, analista internacional y periodista
de origen español, Ricardo Angoso, hemos descubierto a un amigo interesado en
las cosas que pasaron, pasan y deberían pasar en la República Argentina.
Durante mucho tiempo ha residido
en el extranjero, siendo un buen conocedor de los Balcanes y habiendo pasado
largas temporadas en Albania, Bosnia y Herzegovina, Hungría, Rumania,
Macedonia, Montenegro, Serbia y Turquía. Como observador electoral de la
Organización para la Seguridad en Europa (OSCE) ha participado en numerosos
procesos electorales en una decena de países. A su vez, ha sido profesor en la
Universidad Nacional de Honduras y becario del Ministerio de Asuntos Exteriores
español en Hungría, Rumania y Turquía. También ha ganado varios premios
literarios, entre los que destacan el Joven y Brillante, el Ciudad de Periana y
el Ateneo de Jaén. En la actualidad, colabora en varios medios de comunicación
y es Corresponsal de Cambio 16 en Bogotá, Colombia, país en el que ha fijado su
residencia desde hace unos años.
Ha publicado los siguientes libros:
Chávez perdió: Honduras se salvó, Europa a Debate, Kosovo: la herida abierta de
los Balcanes, Las próximas guerras europeas, Kosovo. Las semillas del odio y
Rapsodia húngara sobre fondo rojo. Su último libro electrónico: Jorge Rafael
Videla se confiesa, la historia jamás contada de un período turbulento, aún no
ha sido publicado en versión impresa.
Toda su obra nos hace apreciar
que Angoso no es un improvisado, es un estudioso de los temas que analiza pormenorizadamente
y luego publica sus entrevistas con reflexiones que les son propias. En la que
hemos dado en denominar la “zaga de
Videla” su trabajo es atacado con interpretaciones erróneas y mal
intencionadas por los medios o personajes especialmente afectos al poder de
turno.
Somos conscientes de buena fe y profesionalismo
con el que trabaja Ricardo Angoso, queremos dejar testimonio de ello y agradecemos
su esfuerzo por echar luz sobre un turbulento pasado histórico al que el relato
oficial pretende oscurecer.
Sinceramente,
Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre
por Ricardo Angoso para Cambio 16
El que antaño fuera el hombre más
poderoso de Argentina, durante el último gobierno de facto que transcurrió entre
1976 y 1983, es hoy un “preso político”
más del complejo penal penitenciario de Marcos Paz, en la provincia de Buenos
Aires.
El ex dictador argentino, condenado por crímenes de
lesa humanidad, sigue sintiéndose un “preso político”
de la saga Kirchner, aunque cada día que pasa es
consciente de que terminará sus días entre rejas
Juzgado nada más caer el régimen militar,
durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Videla fue sentenciado, en 1985, a
reclusión perpetua, inhabilitación absoluta también perpetua y destitución del grado
militar.
Sin embargo, unos años más tarde,
en 1990, el presidente peronista Carlos Saúl Menem hizo uso de la facultad
presidencial de indulto para dictar su excarcelación, junto con la de otros
miembros de las juntas militares y responsables policiales del periodo militar.
Videla, entonces, pasó una década de relativa calma hasta que, en 1998, volvió
de nuevo a la prisión por un supuesto caso de sustracción de menores y pasó 38
días en cárcel de Los Caseros, de donde fue enviado, en atención a su edad, a cumplir
arresto domiciliario en su casa.
Los problemas con la justicia no
terminarían ahí, pues en el año 2007 el presidente Néstor Kirchner anuló los
indultos otorgados por Menem y decidió reabrir los procesos a los militares,
aunque decidió dejar como válidos los otorgados a los integrantes del grupo
terrorista conocido como los Montoneros. El 10 de octubre de 2008, tras una
controvertida decisión de un juez que argumentaba como causa para tomar tal
decisión la gravedad de los hechos atribuidos a Videla, el ex general fue
enviado de nuevo a prisión, siendo recluido en el complejo penitenciario conocido
como Campo de Mayo, donde fue
entrevistado, en el año 2012, por la revista Cambio 16, en una exclusiva que
tuvo amplio eco en la Argentina y en el resto del mundo.
Más tarde, en julio de 2012, Videla
volvió a sumar otra condena de cincuenta años por sustracción de menores y
secuestro durante su gobierno de facto. Esta condena, junto con las anteriores que
sumaba tras ser anulado el indulto, hacen casi imposible que el general pueda
volver a recuperar su libertad, dado lo avanzado de su edad -Videla nació en el
año 1925- y su delicado estado de salud. Este final anunciado se podría
modificar si la justicia acepta la tesis, de los abogados defensores de los imputados
en las causas de lesa humanidad, que todo lo actuado en estos juicios están
viciados de nulidad absoluta por las “aberraciones
jurídicas” cometidas en su desarrollo o mediar otro indulto presidencial,
poco probable que ocurra con la viuda de Kirchner en el cargo de presidente de
la nación.
Argentina, pieza clave
Conocedor de este estado de cosas
por sufrirlas en sus propias carnes y claramente enemistado con el gobierno de
los Kirchner, Videla se considera un “preso
político” y argumenta que “los enemigos
derrotados de ayer cumplieron su propósito y hoy gobiernan el país e intentan
un régimen marxista a la manera de Gramsci”.
Para el ex general, los juicios a los que ha sido sometido y su
actual reclusión tienen que ver con una vendetta política, tal como aseguró en
su momento en la entrevista concedida a Cambio16: “Somos presos políticos, mientras los terroristas están en la calle y no
han sido juzgados”. Para él, “en
Argentina no hay justicia, sino afán de venganza” para aquellos que, en su
opinión, le ganaron la guerra a la subversión marxista y al terrorismo.
En este sentido, y sobre todo debido
a esta posición radicalmente opuesta a la del peronismo en la interpretación
histórica de los hechos ocurridos durante el periodo conocido como el Proceso
de Reorganización Nacional (1976-1983) o simplemente la dictadura militar para
la mayoría de los argentinos, Videla es duramente atacado y fustigado por el
oficialismo en su país, más concretamente por los medios afines a la
presidenta, como el diario Página 12 y el Canal 7, a los cuales ahora se han
sumado los medios adquiridos recientemente por el zar de juego en Argentina,
Cristóbal López, amigo de los Kirchner y otros cooptados por la pauta de
publicidad oficial.
El largo calvario judicial de Videla,
que se inició en la década de los ochenta tras caer el régimen militar al
perder la batalla por “liberar” las
Malvinas, no parece que vaya a concluir pronto. Recientemente, se inició un
proceso contra él y otros responsables, incluso algunos extranjeros, por sus
supuestas responsabilidades en el denominado Plan Cóndor, una operación en la
que estarían implicadas varias de las dictaduras del Cono Sur, pero
especialmente las chilena, argentina, paraguaya y uruguaya, y que tenía como
objetivo la persecución de oponentes políticos allá donde se refugiaran.
Las acusaciones contra Videla y
otros responsables militares son bastante imprecisas, ya que contienen bastantes
elementos subjetivos que están por demostrar, y complejas, debido a que
implican a muchos países y que señalan directamente a los servicios secretos norteamericanos,
la CIA, y a la Escuela de las Américas. Los Estados Unidos apoyaron estas
prácticas de carácter ilegal, como la tortura, el secuestro y la desaparición forzosa,
y conocían detalladamente lo que hacían estos regímenes militares.
Nada nuevo bajo el sol, desde
luego. Estamos hablando de los años en que los Estados Unidos, a través la de
la Escuela de las Américas, apoyaban la doctrina de seguridad nacional, es
decir, el manejo de una ideología que concebía durante la Guerra Fría que la
lucha contra el comunismo no solo tenía una dimensión exterior, sino también
interior y que el enemigo actuaba desde dentro de los países para
desestabilizarlos o destruirlos.
Eran los años 60, 70, 80 y buena
parte de los 90, cuando las guerrillas y los grupos terroristas de carácter
marxista asolaban sus respectivas sociedades. En esa lucha contra el comunismo,
pensaban algunos líderes de los Estados Unidos, todo valía y el fin –derrotar a
la Unión Soviética en todos los frentes– justificaba los medios, todo servía;
incluidas las violaciones de los derechos humanos.
Argentina, bajo la tutela de un
Videla al que apoyaban desde la extrema derecha hasta los comunistas, pasando
por los peronistas y los radicales, era una pieza clave en esa estrategia
auspiciada por Washington y las actuaciones de la dictadura militar eran de
sobras conocidas por la CIA.
Ni siquiera el presidente
demócrata Jimmy Carter, que con la retirada de la ayuda norteamericana a la
Nicaragua de Anastasio Somoza provocó su posterior caída, llegó a condenar con
rotundidad el régimen militar argentino. Sin embargo, paradójicamente, son los
antaño aliados estratégicos de los Estados Unidos, como Videla, los que se pudren
en prisión, mientras que muchos de los estrategas de aquella política, como
Henry Kissinger, se dedican a dar multimillonarias conferencias por medio mundo
Vida espartana
En un país donde los gobernantes acostumbran,
a su paso por el gobierno, a enriquecerse de una forma brutal y a no dar
explicaciones sobre el origen de sus fortunas, tal como ha ocurrido durante los
mandatos de Carlos Saúl Menem y los dos Kirchner, Néstor y Cristina, llama
poderosamente la atención que ningún de los militares que participaron en las
juntas de gobierno de los años 70 y 80 posea hoy un gran patrimonio o empresas de
origen desconocido.
Este es el caso, le pese a quien le
pese, de Jorge Rafael Videla, que sigue poseyendo su vivienda de siempre y a
quien no se le conocen ni propiedades, ni cuentas bancarias “extrañas”, ni dinero de origen obtenido
fraudulentamente.
Puede que durante su mandato
algunos utilizaran el poder omnímodo para enriquecerse, o hacer pingues negocios,
como fue el caso del controvertido almirante Emilio Eduardo Massera, pero no
fue así con Videla.
Hombre de una rigidez espartana, algo
que es reconocido por sus enemigos e incluso por dos de sus biógrafos más
hostiles, como María Seonane y Vicente Muleiro, que le retrataron profusamente
en su conocida obra El dictador, y poco dado a los lujos y excesos –con una
similitud rayana a la copia con nuestro dictador local, Francisco Franco–, Videla
salió indemne e “inmune” a los
grandes escándalos financieros y a la corrupción reinante (casi crónica) que
azotaron a su país en las últimas décadas.
Videla, de ochenta y siete años,
casado con la hija de un embajador, Alicia Hartridge, y con siete hijos fruto
de ese matrimonio, ha sido juzgado por delitos de lesa humanidad tras haber
sido indultado por el presidente Carlos Saúl Menem y tras haberle sido aplicadas
penas previamente anuladas.
La justicia argentina, en un
hecho sin precedentes, también anuló las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida
dictadas por el presidente Raúl Alfonsín, en 1986 y 1987, respectivamente.
Los máximos oponentes y
detractores de Videla, el matrimonio de los Kirchner, el difunto Néstor y la
presidenta Cristina, que paradójicamente siempre apelaron a la defensa de la
justicia y al valor de los derechos humanos, aumentaron su patrimonio personal
en un 710 % desde su llegada al poder, tal como denunció el diario Clarín, habiendo
pasado de un millón y medio de dólares, en el año 2003 en que ganaron las
elecciones, hasta los casi veinte millones que posee la máxima mandataria
argentina en la actualidad.
FUENTE: http://cambio16.es/not/2642/_que_fue_de_jorge_videla_/
FUENTE: http://cambio16.es/not/2642/_que_fue_de_jorge_videla_/
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