por José Luis Milia
La marcha del 18F
tiene para muchos, no sé si para los organizadores, una connotación más aparte
de homenajear al Fiscal Nisman. Estoy seguro de que una gran mayoría espera que esta marcha sea el día a partir del cual se
empieza a recuperar la República.
La República está
postrada por dos causas, la mentira conceptual de un relato mafioso que emana
del gobierno y sus secuaces, y la cobardía de los argentinos siempre prestos a
venderse por treinta denarios.
Si queremos que esta
recuperación sea un proceso en serio y no una falsa mejoría cabría empezar a
usar la verdad como la única moneda de cambio que nos puede sacar de este
marasmo; por ello, habría que hacerle a los fiscales que han llamado al pueblo
a acompañarlos en esta manifestación de recuerdo y homenaje al Fiscal Alberto
Nisman, la siguiente pregunta, y esperar de ellos una respuesta fiel: ¿qué diferencia hay entre el criminal que
apretó el gatillo de la pistola que mató a Nisman con aquel que, en 1974
asesinó al juez Jorge Quiroga?
Raúl Argemi y Marino Amador Fernández fueron los asesinos de juez Jorge Quiroga |
Cualquier persona
decente tiene la respuesta: no hay
ninguna diferencia. El aún desconocido criminal no solo mató al fiscal sino
que su objetivo final era envolver a la sociedad en una telaraña de terror. Ergo, ese asesino es entonces tan
terrorista como quien asesinó al Juez Jorge Quiroga o como el que puso la bomba
en la AMIA. Ha cumplido su función. Hay
miedo en la sociedad argentina.
Lamentablemente, y de
acuerdo a la respuesta, no nos podemos quedar en una sola pregunta, nuevas
preguntas fluyen ya que si no hay diferencias, si lo que se hizo en 1974 es lo
mismo que estamos sufriendo en 2015, ¿por
qué ningún fiscal de los que hoy lloran a un colega no se opusieron a que la
placa que recordaba al Juez Quiroga fuera retirada? También hay respuesta
para esto, y aunque a muchos no les guste, tiene que ver con una palabra de
regusto áspero pero cierto: cobardía.
La placa decía:
"Jorge Vicente Quiroga. Secretario, Fiscal y Juez de la Nación. Administró Justicia con prontitud ejemplar. Integró la Cámara Federal en lo Penal hasta su disolución el 26 de mayo de 1973. Fue asesinado por delincuentes terroristas el 28 de abril de 1974".
Cobardía ante la
descalificación que las arpías que se sienten dueñas de los derechos humanos
les hicieran por tener una actitud valiente.
Cobardía ante la
posibilidad de que la “ideología”
dominante les hiciera saber que el “proyecto”
había dejado de contar con ellos.
Cobardía -durante
doce años- ante las actitudes de un
gobierno que pretendió usar a la justicia como aval de sus decisiones más espurias.
Porque esa cobardía,
tan intrínseca en ellos que no la saben ocultar, los hizo parte a ellos -los
organizadores, los fiscales acongojados de hoy- del circo que persiguió
despiadadamente a los hombres que combatieron a asesinos y terroristas como quien mató hoy a Nisman, como quien
mató hace cuarenta y un años al Juez Quiroga.
Porque la cobardía,
intrínseca en ellos, también los hizo partícipes necesarios del vejamen que
otros caguetas, aún más cobardes que ellos le infringieron a la Constitución Nacional
-los payasos que integraban hasta fin del año pasado la Corte Suprema, con la
sola y dignísima excepción del Juez Fayt- convirtiendo a los procesos penales
de “lesa humanidad” en una afrenta al
artículo 18 de ella, y transformando a cada uno de estos procesos en un festival de mentiras, testigos falsos,
negación de la presunción de inocencia, maltrato a los acusados y
prevaricación.
Los argentinos
estamos acostumbrados a votar tapándonos la nariz, las elecciones de octubre no
será la excepción y a esta marcha podemos ir en las mismas condiciones, pero
ir, porque por su trascendencia el 18F se ha convertido en una marcha por la
República, quizás en una de las últimas oportunidades que nos quedan de
salvarla y, pese a que en ella se encuentren personajes siniestros y cagones
impenitentes, es también el recuerdo a alguien -más allá de estar o no de
acuerdo con él- que jugó su vida.
José
Luis Milia
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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