La carta de Juan Manuel Otero y sus recuerdos nos trajo a la memoria la Universidad de la Violencia , el 25 de mayo de 1973 asume la presidencia de la Nación Héctor Cámpora como resultado del triunfo electoral del 11 de marzo. Al día siguiente de su asunción, varios edificios públicos son ocupados por tendencias en puja del partido gobernante. La Universidad de Buenos Aires (UBA) es ocupada por la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
En junio, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) es designado rector interventor el profesor Rodolfo Puiggrós quien asume con un programa de renovación pedagógica en un marco de redefinición de la relación entre universidad y sociedad, proyecto impregnado por una concepción político-ideológica, caracterizada como nacionalismo popular, antiimperialista y antiliberal ¿Le resultan conocidos los términos?... es el ayer y hoy escuchamos lo mismo, cuando hablan de la profundización del modelo.
Acorde con la renovación pedagógica y la política de una estrecha relación con lo social se implementan proyectos como el "Centro de Producción de Medicamentos de Base" en la Facultad de Farmacia y Bioquímica y el de "Erradicación de villas de emergencia", iniciado en la Facultad de Arquitectura. Eran como el fútbol para todos… puro verso, para esconder el verdadero propósito.
El verdadero propósito era infiltrar la Universidad de Buenos Aires (UBA) por el frente estudiantil y la trilogía que permitió actuar a esa organización de superficie de Montoneros a través de la Tendencia Revolucionaria , estaba conformada por:
En esta guerra no sólo las armas son importantes. También los libros, la educación, los profesores. El terrorismo puede perder una o cien batallas, pero habrá ganado la guerra si consigue infiltrar su ideología en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en el club, en la iglesia. Ese es su objetivo principal. Y eso es lo que todavía puede conseguir. Sobre todo si usted, que tiene hijos, no está alerta y se confía. Porque si usted se desinteresa, no tendrá derecho a culpar al destino o a la fatalidad cuando la llamen de la morgue.
Los estudiantes de esa fatídica época amedrentaban a los profesores, con las armas sobre el pupitre y consiguieron sus títulos a punta de pistola. Es así que prácticamente ninguna empresa los emplea, ya sabían que ellos no eran profesionales de verdad. Es así que Buenos Aires se llena de profesionales con títulos truchos que terminan trabajando como taxistas… muchos recordarán esa realidad que hoy puede pasar como una anécdota, pero tiene un pasado violento universitario. Lo mismo pasará con los profesionales egresados de la nueva Universidad de la Violencia , nos referimos a los graduados de la Universidad Popular de las Madres de la Plaza de Mayo.
Amigos:
¿Cuántos de nosotros, especialmente los que ya festejamos unas cuantas primaveras, no tenemos alguna rúbrica valiosa guardada con nostalgia y respeto en el cajón de una cómoda?
Seguramente muchos atesoramos algún papel amarillento garabateado, con birome o Parker 45, por algún ser querido o admirado, ya sea artista, maestro, jugador de Boca, o cantor de tangos.... ¿No es cierto?
Me estoy refiriendo a simples recuerdos de estricto valor emotivo, sin peso económico alguno. Yo por ejemplo, ya casi vejete, por poco me infarto al comprobar el irreparable extravío de una firma que me había dedicado nada menos que Carlitos Dante, yo tenía seis años... ya era fana de Alfredo De Ángelis y mi abuela me había llevado a Radio El Mundo a presenciar “El Glostora Tango Club”. A la salida y sobre la vereda de Maipú 555, la abuela Rosa hizo las presentaciones y el recordado cantor de tantos éxitos se inclinó, me dió un beso y me regaló un autógrafo. Ese momento quedó grabado para siempre en mi corazón.
En aquellos tiempos, la Cédula de Identidad se obtenía al cursar quinto grado y la confeccionaban en el Colegio. Guardo aún aquél viejo documento de marrones tapas duras, escrito de puño y letra por mi maestra Clarita Arrieta, mi primer amor no correspondido...
También conservo la credencial de estudiante de la Universidad del Salvador rubricada por el entonces Rector y profesor de ética, el padre don Ismael S. Quiles, sacerdote jesuita, un filósofo de verdad...
Obtuve de “contrabando” en un Juzgado Federal una fotocopia del acta de nacionalización y enrolamiento de mi abuelo (a quien no conocí) suscripta por él y autorizada por el entonces Jefe de Policía don Elpidio González, político honesto si los hubo!!! (*)
Dedicatorias de amigos del 2x4 como Rubén Juárez, el Tano Berlinghieri, Raúl Lavié, el Polaco Goyeneche, el Paya Díaz las atesoro en un viejo sobre oficio de papel madera...
Y así podríamos hurgar en nuestras memorias y rescatar tal vez una foto con amigos de toda la vida firmada por ellos, o alguna vieja carta de amor, hoy verdadera pieza de museo.
Y ustedes se preguntarán con justa razón ¿Qué bicho melancólico le picó al fulano este? Y ahora les aclaro cómo me vino este loco pensamiento.
Me puse a divagar sobre el tema en virtud de que, bajo un punto de vista razonable, deberíamos sentirnos orgullosos por ejemplo de lucir en un diploma, documento, fotografía o cualquier certificado, la firma de algún maestro, Director de Escuela o Rector universitario que se haya destacado en la vida pública por su capacidad, honestidad o dotes educativos o que simplemente haya llegado a dejar en nuestro recuerdo un afecto especial.
Eso es normal y hasta lógico.
Y bajo estas díscolas elucubraciones, me asaltó una duda: ¿Qué sentirán al exhibir su diploma los egresados de una Universidad? ¿De cuál? A ver si la conocen. Es una alta casa de estudios argentina, una universidad cuya rectora al rubricar solemnemente los diplomas de cada egresado, seguramente estará incorporando un estigma de vergüenza, una marca indeleble que difícilmente pueda exhibirse “erga omnes”..., menos aún con orgullo.
Una persona que expresa en cada aparición lo más bajo del género humano, una persona a quien sólo se le escucha vociferar el odio más abyecto que surge de sus entrañas, alguien que no duda en referirse a los heroicos combatientes de Malvinas afirmando que “eran todos unos fascistas y no debería haber vuelto ninguno” o sobre el atentado al World Trade Center asegurando “Sentí alegría. No voy a ser hipócrita, no me dolió para nada”, sobre los jueces “vamos a perseguir a los magistrados en sus casas, en las peluquerías donde van sus mujeres, a sus hijos y a sus nietos”, sobre la Iglesia “estamos de acuerdo con todas las cosas con que no está de acuerdo la Iglesia ”, sobre los medios “Deberíamos tomar Canal 7 y Radio Nacional! Lo digo en serio. Y eso no es violencia. Es poner los medios al servicio del pueblo. Si ustedes quieren lo podemos hacer ya”, sobre Susana Giménez “¿Cuál es nuestra seguridad con estas vedettes, que son más putas que vedettes, que se atreven a hablar de derechos humanos ... y se acostaron con todos los represores”, sobre Sandro “Abrámosle la cabeza a la gente, porque sólo ven a los pelotudos como Sandro, apoyando la pena de muerte”.
Y no olvidemos que se atrevió a dejar sus heces en la Catedral Metropolitana.. .
Esta señora es la rectora de una universidad cuya currícula es la especialización en “Derechos Humanos”!!!...
¿No les dan ganas de matricularse? ¿Se imaginan tener un diploma con la siniestra firma y debajo un sello que diga Hebe de Bonafini – Rectora?
¿A cuánto se cotizará dentro de algunas décadas? No quiero ni pensarlo...
Pero volviendo al tema que motivó estos desvaríos, les hago un llamado a la solidaridad, es más una súplica que un requerimiento: Si alguna noche de luna, encuentran perdida por alguna vereda, cerca tal vez del cordón, un arrugado y amarillento papel escrito con birome que diga: "Para Juan Manuel, con todo afecto CARLOS DANTE", no lo duden, es mío!!!
Un abrazo de su amigo
Juan Manuel Otero
(*) Elpidio González fue inicialmente diputado, luego Ministro de Guerra de Yrigoyen, Jefe de Policía. Vicepresidente de Marcelo T. de Alvear, Ministro del Interior de la 2ª presidencia de Yrigoyen hasta 1930 en que fue encarcelado cuando el golpe de Uriburu. Junto a su retiro renunció a su sueldo de Vicepresidente y trató de ganarse la vida como vendedor de Anilinas Colibrí. Murió en la absoluta pobreza y en su conmovedor testamento pedía:
"ser enterrado con toda modestia, como corresponde a mi carácter de católico, como hijo del seráfico padre San Francisco, a cuya tercera orden pertenezco, suplico con amor de Dios la limosna del hábito franciscano como mortaja y la plegaria de todos mis hermanos en perdón de mis pecados y en sufragio de mi alma".
Fui estudiante de derecho de la UBA, ingresé a la carrera, en 1967. Estudiaba libre, porque vivia y trabajaba, como a 180 km. Llevaba una carrera sin apuros, hasta que llegó el fatidico 1973. Ya lo he relatado en otro comentario. Vivi cosas increibles,como ver armas en el decanato a cargo de un integrante de la cátedra de Obligaciones del Dr. Jorge J. Llambias, llamado Mario Kestelboim; chicas que pasaban la noche, en los sillones de la sala de profesores, todavia dormidas "culo para arriba" y sin bombacha. Vi con mis ojos echar a patadas en el culo literal, no es una frase al Dr carames ferro, profesor de derecho romano y autor de un tratado sobre la materia. Los examenes de ortega peña y Duhalde, en mesas colectivas, donde la nota era común y compartida, o sea, que todos aprobaban. Fue entonces que harto de discutir con profesores y compañeros (recuerdo a otros que hacian lo mismo, como Puigmarti o Matta y Trejo), me dí cuenta que tenia que recibirme urgente y tomé la gran decisión instalándome en casa de mi padre (profesor de sociologia en esa facultad y en la de córdoba)que vivia cerca de bs as y para principios de 1974 terminé mi carrera (recuerdo un curso de derecho internacional privado, con la catedra de la Dra biocca, que hice junto con Juan manuel abal medina a quien conocia de antes, de cuando él era secretario de sanchez Sorondo y estaba en la vereda de la que luego emigro). El descontrol no tenia límites; "cursos para todos" era uno de los slogans, lo cual lo unico que lograba, era un gran desorden y la "capitis deminutio" del nivel académico.Para cuando juré, ya las cosas habian cambiado y el decano era el Dr Francisco Bosch. Tengamos en cuenta, que el marxismo, gano esa batalla y hoy los colegios y universidades son el campo de la victoria. Podria contar muchas cosas vividas, pero para ello, tendria que ponerme a escribir un libro, tal vez lo haga. gracias
ResponderBorrarEstimado Guillermo: gracias por su valioso "testimonio", somos conscientes que ganaron la guerra en el campo más difícil. La educación y por ende la ignorancia, la cultura que acompaña a la incultura, la información y la desinformación... por eso nuestros soldados están presos, ellos solo ganaron por las armas y vencieron... pero esa fue solo una batalla, la Guerra se perdió.
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