Patricia Bullrich ~ Abril 14,
2013
Tristemente nos estamos
acostumbrando a que el gobierno tome medidas para disciplinar a los ciudadanos.
Vivimos bajo el imperio del vale todo; la impronta kirchnerista implica modificar las reglas del juego constantemente
de manera que sólo ellos puedan ganar.
Esta semana se presentó un gran paquete de proyectos tendientes a
encarar una megareforma del Poder
Judicial. A modo de sucursal de la Rosada, los referentes
del kirchnerismo en el Senado recibieron las órdenes de la Presidente y en un simulacro de labor
legislativa dictaminaron de manera express los tres expedientes ingresados en
esa Cámara. La próxima semana los diputados oficialista replicarán la “republicana” tarea de asentir de manera
acrítica las directivas del Ejecutivo y el “vamos por todo” irá progresivamente
dejando de ser una consigna de enérgicos militantes embelesados por la líder
para convertirse en la cruda realidad política del país.
La modalidad adoptada para tamaña
medida deja entrever el verdadero interés detrás de este supuesto debate. ¿De qué tipo de institucionalidad estamos
hablando si la reforma de uno de los tres poderes que hacen a la República se
da a libro cerrado? Resulta inmoral que el Parlamento se preste a ser el
actor de reparto en esta parodia de Democracia a la que el creciente
autoritarismo y aislamiento político nos están sometiendo. Es hora de actuar con firmeza, no podemos tolerar que medidas de alto
impacto en la vida de los habitantes de nuestro país sean discutidas en menos
de dos horas.
Como dice el dicho popular, el que avisa no traiciona: los
acontecimientos de esta semana no fueron hechos aislados. El kirchnerismo ha ido construyendo su
base de poder avanzando de manera desenfrenada en dos sentidos; por un lado,
cooptando voluntades; y por el otro, avasallando a quienes oponían resistencia.
Es así que un sinfín de experiencias sociales se han visto incorporadas al
aparato estatal, perdiendo su independencia y vaciando de contenido sus luchas
históricas.
Ahora ha llegado el turno de la Justicia, los proyectos presentados no
son más que el golpe final a la
independencia de este poder. El gobierno busca imponer la misma lógica de
obediencia debida de la que somos testigos en el Congreso. Ahora bien, cada día más los ciudadanos
quedan desprotegidos frente a un Ejecutivo
todopoderoso. No podemos olvidar que este gobierno que ahora busca una Justicia adicta es el mismo que
enfrenta denuncias por llevar a cabo operaciones de inteligencia contra
dirigentes sociales, oculta un sinfín de actos de corrupción del vicepresidente,
oculta la represión en el interior contra las comunidades originarias y tiene
relaciones que aún no puede explicar con las patotas sindicales.
En el año en que celebraremos
treinta años de Democracia, ¿por qué quienes detentan el poder no pueden
avanzar en el trabajo colectivo? Nos motiva el bien común y es por eso que
entendemos que tanto las instituciones como la participación política se ven
altamente dañadas en este escenario de guerra que el kirchnerismo nos presenta.
Es por ello que convocamos a los
ciudadanos a no actuar con pasividad, estaremos en el Congreso impidiendo que
estos proyectos se transformen en ley, y en la calle, incluso en las puertas de
los tribunales, demostrando la unidad de la oposición, como el 18A, junto a la ciudadanía que debe
saber que estamos juntos en la tarea de defender nuestra constitución, que es,
sin duda nuestra mejor obra.
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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