“La guerra es el arte
de destruir hombres,
la política es el arte de engañarlos.”
Jean Le Rond D' Alembert (1717-1783)
Filósofo, físico y matemático francés.
¡Estamos en guerra! Para muchos, esta ha sido una idea difícil de
asimilar, quizás porque esperan una declaración formal, un toque de clarín, o
algún funcionario cortando una simbólica cinta amarilla inaugural. Olvidaron
que las guerras actuales son sutiles, espectrales, no se anuncian, y
transcurren en escenarios complejos, difíciles de interpretar. La guerra así,
solo se hace obvia cuando pululan los muertos. Así pasó en Afganistán, en Irak,
en Libia, en Túnez, en Siria: las bombas y CNN aparecieron cuando ya la guerra
llevaba un buen trecho en las computadoras y en los cuerpos de inteligencia.
Hoy, también en las guerras existen concesiones a la realidad virtual.
La guerra en Venezuela empezó en
2004, cuando Fidel Castro tomó el control y se inició la Operación Venecuba. Chávez
encendió el mecanismo de ocupación cubana al solicitar de Castro ayuda logística para mantenerse indefinidamente en el poder.
Una venta del alma al diablo, en la alegoría de Fausto. Ante una sociedad nada analítica como la nuestra, poco
valieron las escasas voces de advertencia (Ej.: Blanco Muñoz, Montaner), y esta operación avanzó sin
obstáculos: los cubanos se apoderaron poco a poco y metódicamente de los
resortes de la nación, servicios de inteligencia, fuerzas armadas, identificación,
CNE, estrategia petrolera, divisas, archivos nacionales, comunicaciones,
mientras manejaban a la población con “misiones”,
información falsa y noticias forjadas: los famosos distractores conocidos como “trapos rojos”. Como en toda cultura
comunista, se desplegó un gigantesco aparato de propaganda. Una parte
fundamental de este operativo de dominación fue liquidar la medicina pública
nacional y las fuentes de producción de alimentos, sustituyéndolas por
mecanismos cubanos de control y penetración social (Mercal, Barrio Adentro),
asegurando de esa manera la sumisión y dependencia del pueblo. Se trabajó en
socavar el ánimo y la moral de la gente mediante la imposición de funcionarios
caricaturescos y la ridiculización de los procedimientos legales. La vida en
este país se fue convirtiendo paulatinamente en lo que es hoy: una pantomima.
Se construyó una base de datos en la que cada uno de
nosotros tiene un archivo en donde constan nuestros trabajos, ahorros, gustos,
enfermedades, medicamentos que usamos, celulares y correos electrónicos. Hoy en
Cuba saben que refresco tomas, que
medicamentos necesitas, como piensas, que haces cuando viajas, quienes son tus
amigos, tus parejas, con quien te acuestas, por quien votas, cuánto dinero
tienes y en donde lo guardas. Te has convertido en algo muy vulnerable. Es el
control total. La inteligencia cubana
es hija de la extinta Alemania Oriental,
cuya policía secreta llegó a ser la más eficiente y cruel del mundo. Sus
cerebros son egresados de la Universidad
de Ciencias Informáticas de Cuba, una tacita de plata en medio de la
miseria de la isla. Son agentes expertos en computación, en estrategias y
sistemas, y están respaldados por la experiencia de 50 años de dictadura
comunista, y la escuela cuasi psicotrópica de la antigua KGB. Uno supone que este servicio de inteligencia solo es superado
por EEUU, la OTAN, Rusia, China, y el MOSAD. No queda mucho margen para el Tercer Mundo.
Tras esta invasión, que usó a Chávez como cabeza de playa, y contó
con la displicencia de una sociedad egoísta, desarticulada, y poco patriótica,
hoy somos un país ocupado y sometido; Cuba
manda en Venezuela a través de marionetas, cipayos, y políticos corruptos
(oficialistas y opositores). La legitimidad de esta invasión cívico-militar se
obtiene a través de votos garantizados, porque las elecciones de Venecuba están hechas para ganarlas siempre. La
infraestructura tecnológica que permite controlar las elecciones desde Cuba ya ha sido explicada ampliamente
por el general Peñaloza y fuentes en EEUU.
General de División, Carlos Peñaloza |
En estos momentos vivimos la
segunda etapa de esta guerra: la
consumación militar. A partir de ahora habrá mucha violencia abierta, sin
disimulos. Se generalizarán las persecuciones, las redadas y las alcabalas
militares. Ya hemos visto en estos días fusilamientos en la calle. Hemos visto
el uso de “perdigones” que no son
perdigones y dejan heridas penetrantes y anfractuosas, con tejido necrótico por
quemaduras, lo cual apunta a municiones especiales, expansivas, químicas, y
quien sabe que más. Estas heridas pueden ser mortales, porque traspasan la
pared abdominal o del tórax y exponen vísceras.
Por la calle transitan libremente
escuadrones de la muerte, protegidos por el gobierno. El invasor usa tanto
fuerzas uniformadas como fuerzas paramilitares encubiertas no uniformadas de
forma que es muy difícil anticipar un ataque. Es guerra de guerrillas pero con un apoyo electrónico descomunal.
Saben el punto exacto donde atacar para generar una muerte específica
estratégica y diseminar terror al mismo tiempo
El objetivo es abatir toda forma de resistencia.
Los jóvenes interpretaron
correctamente el tiempo que vivimos y se echaron valientemente a las calles,
creyendo que Capriles se había
convertido en el líder necesario que todos esperamos. Tenían muy claro que el
enemigo es Fidel Castro, es Cuba, y que esta debe ser una guerra de
independencia y no una campaña política. Por
eso sus consignas eran “Fuera Cuba”, “Fuera Fidel” desde que hicieron la toma
de la plaza de La Castellana.
Dejaron su sangre en las calles,
fueron perseguidos, golpeados, encarcelados, humillados, torturados, y algunos
hasta desaparecidos, por fuerzas militares cubano-venezolanas, como ha sido
denunciado a través de las redes sociales. Y ante estos acontecimientos la
mejor respuesta del “líder” fue
invitar a replegarse, a tocar salsa, o a algún inofensivo cacerolazo, todo “en casa”. ¿A qué le juega Capriles? ¿Y la OEA? ¿Y UNASUR? ¿Quieren
hacernos creer que el escenario de tanta violencia del estado no es un
escenario bélico sino el ejercicio de una democracia muy dinámica y creativa? Así las cosas, los jóvenes guerreros fueron
abandonados a su suerte. Nadie saldrá en defensa de las víctimas, y los
atropellos se multiplicarán. El gobierno gana tiempo y oxígeno, puede celebrar
la “coronación” en paz y obtener un
desvergonzado apoyo internacional, mientras la oposición espera ingenuamente
una auditoría que durará meses y que no concluirá en nada. Para Cuba no vale replegarse, no se
contempla eso, no dejarán que les quiten la presa de la boca. Desde los tiempos
de Alejandro es ley que la guerra
trae el botín, y aquí el botín es nada menos que una potencia petrolera. ¿Es
tan difícil para algunos entender que Cuba
no se irá de aquí por las buenas? Remember
Grenada.
¿Y Estados Unidos que dice al respecto? ¿Le están zapateando en su
patio? ¿Por qué su aparente indiferencia ante el avance cubano? Por mucho menos
de lo que ocurre aquí, intervinieron en países de Centroamérica. Quizás en los siguientes meses se puedan descubrir
algunas de las claves escondidas detrás de esta terrible tragedia. Todo parece
indicar que Venezuela es hoy la
inocente víctima de una gran conspiración internacional. Nuestro país no es un
país latinoamericano cualquiera, ésta es una tierra muy especial, con una
situación geográfica de privilegio, con la mayor reserva petrolera del mundo,
la segunda fuente de agua potable del mundo, una fuente inagotable de recursos,
metales estratégicos, pesca, biomasa. Un banco genético muy rico, ecosistemas
únicos, y todo esto en un territorio sin tsunamis, sin volcanes, sin huracanes,
sin terremotos catastróficos, buen clima ¿Qué país del mundo puede albergar
tanta riqueza? Y ahí mismito frente a EEUU.
Extraña que con tanto venezolano que opina, a nadie se le ocurra preguntarse
que sucede realmente aquí, que hay detrás de esta pleomórfica historia que
vivimos, más allá de la evidente banalidad en las explicaciones disponibles
¿Cuánto de lo que vemos es fachada? ¿Qué planea EEUU? ¿Y qué otras fuerzas están en el juego? ¿Será esta historia
algo como la película ¿“What”? de Polansky? ¿Desaparecerá el país Venezuela con la rapidez con que se
hundió el Titanic, sin dar tiempo a
alguna explicación razonable? ¿Acaso somos los violinistas de aquel famoso
buque?
Una cosa es cierta: No esperemos
un desenlace lógico. Venezuela no
tiene una historia convencional, empezando por su mismísima génesis geológica,
ya que en lo que es hoy el macizo guayanés se formó la Luna tras el impacto de un meteorito. Somos los padres de la Luna.
AJC
Este artículo no es mío, lo firma
un AJC, sin embargo lo traigo por
interesante y de tomar en cuenta. Stamper
Klane.
FUENTE: http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=962286&sid=cdb3d217843cb2520d2defc9d77565fc
NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota
original.
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