por Mario Cadenas Madariaga
Hay una clara
diferencia entre el juicio de los jueces y el juicio de la historia.
El general Videla ha sido condenado por la actual justicia
argentina por haber cometido crímenes de lesa humanidad. Ninguno de estos
juicios ha llegado a la instancia internacional que corresponde de acuerdo con
el derecho argentino. Por tanto las sentencias no son definitivas.
En la competencia de tales tribunales no se encuentra la
facultad de examinar las causas o motivos políticos o institucionales que han
justificado, en la conciencia de sus autores, la comisión de tales hechos. Más
aún es de presumir que todos los jueces que lo han condenado participan de los
valores políticos de dicho jefe del Ejército argentino, que eran la defensa de
la democracia y la república, contra una amenaza manifiesta y confesa de su
sustitución por un régimen marxista.
Por esta circunstancia hay una evidente contradicción entre
el encarcelamiento de los que hicieron posible el restablecimiento de la
democracia y la república en el año 1983, con la derrota de las fuerzas
militares que proponían derogarla, y el culto generalizado de este regreso a
las instituciones tradicionales de nuestra organización constitucional.
El juicio de la historia tiene una latitud mucho mayor que la
justicia de los jueces. Indagará sin limitaciones legales sobre los verdaderos
motivos y los procedimientos utilizados de todos los autores del Proceso
Militar y civil de 1976 a 1983, para dar el juicio definitivo de la sociedad.
Pero también indagará en la conducta de la subversión y de las autoridades
constitucionales y juzgará de acuerdo con los mismos principios.
La eterna
diferenciación de los medios y los fines.
En la ética y la política de todos los tiempos se ha admitido
o no la utilización de ciertos medios, en función de los fines perseguidos.
Se glorifica la Revolución Francesa no obstante las decenas
de miles de ejecuciones injustificadas que dispuso. Se admiten los bombardeos
atómicos de las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaky para adelantar el
fin de la de la Segunda Guerra Mundial en el Asia y evitar el eventual mayor
número de víctimas que significaría. No afecta la gloria de Simón Bolívar la
guerra a muerte que dispuso contra los españoles, en un momento de la guerra de
la Independencia. Se callan o se ocultan las ejecuciones sin juicio cometidos
por los maquis franceses y los partisanos italianos al fin del Segunda Guerra
Mundial, después de la victoria. Actualmente en la guerra contra el terrorismo
se llevan a cabo ejecuciones y torturas, no admitidas por las leyes internas de
los países que los llevan a cabo.
Existe una larga doctrina católica a favor de las guerras
justas, que comienzan con Santo Tomas de Aquino y San Agustín, lecturas
permanentes del general Videla.
En la historia de todos los países el juicio histórico ha
terminado justificando las guerras internas y externas que han contribuido a la
formación de la Nación y de sus instituciones fundamentales.
Es particularmente importante valorar el grado de
independencia de criterio que tiene una persona para decidir su propia
conducta, como es el caso de los militares, para juzgar finalmente su
responsabilidad,
La justicia actual
tampoco podrá evitar el juicio de la historia.
La justicia que condenó a las autoridades del Proceso por
crímenes de lesa humanidad va a ser a su vez juzgada por la historia, por
varias razones fundamentales:
1) Por qué, en esa guerra entre la subversión y la represión,
se limitaron a juzgar solamente a una de las partes, cuando es de toda
evidencia, que los métodos aplicados fueron similares, en el sentido que se
realizaron ejecuciones sin juicio, se practicó la tortura y el secuestro, por
ambas partes.
2) Por qué razón se eludió la aplicación de principios
establecidos en la legislación penal del país, en el caso de los inculpados por
delitos de lesa humanidad. Por ejemplo cuando no siendo peligrosos, por carecer
de razones para repetir sus conductas, y por su edad y estados de salud
totalmente quebrantados, no se le permitieron el cumplimiento de las penas en
sus domicilios; o mantenerlo detenidos sin condena ni procesamientos
decretados, mas allá del límite que permite la ley.
3) Porque la justicia eludió la investigación de los casos de
violación de lesa humanidad realizados por la subversión, o antes del 24 de
marzo, o no inculpó a las autoridades civiles que ordenaron, por decreto del
Poder Ejecutivo Nacional, el aniquilamiento de las fuerzas de la subversión.
Porque la amnistía fue justificada para unos casos y para otros no.
Es imposible negar
la lógica en forma perdurable.
Es imposible negar la lógica, sin destruir las posibilidades
del propio desenvolvimiento, porque la lógica esta en la naturaleza de las
cosas y rige el orden natural. La lógica no fue creada sino descubierta por el
hombre.
Al decretar el juzgamiento de la Junta Militares en 1983,
acogerse al sistema de la Constitución Nacional vigente, y eximir de todo
procesamiento a los lucharon por instituir un sistema de dictadura del
proletariado, había una contradicción flagrante.
Tal contradicción desaparece si aquel plan fue sólo un primer
paso de un proyecto más amplio y de largo plazo, de reformar el sistema
constitucional vigente, que comenzaba con la destrucción de las fuerzas armadas
y de seguridad, seguía con un progresivo fortalecimiento del Poder Ejecutivo
Nacional, continuaba con el sometimiento de la justicia, de los medios de
prensa y de los derechos individuales y finaliza con la institución de un
sistema de partido único. Esta secuencia está extraída de la experiencia de las
tres últimas décadas, faltando solo la implementación de la última parte, que
se asoma con las formaciones fanatizadas, resueltas a imponer sus criterios por
la fuerza, siguiendo un sistema de mando centralizado.
Contra este plan todo parece indicar que hay una reacción
generalizada y mayoritaria y esto se afianzará en poco tiempo más porque nos
hallamos en un momento bisagra que originará un nuevo período histórico.
Los que quieran conocer mi pensamiento en forma más amplia me
remito al Capitulo IV de la parte II de mi libro “Argentina, la gran
transformación necesaria”.
NOTA: Las imágenes no pertenecen a la nota
original.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!