UNA REVISION
Por Daniel Muchnik[1]
Libros con una visión crítica, no conformista de los años
70, están ganando las estanterías. Todos
apasionantes, que obligan a una reflexión sobre aquel tiempo de sangre,
venganzas, guerra despiadada y perversión. Y sin tomar partido, formulan
críticas nunca leídas ni escuchadas hasta ahora en un país que prefirió
convertir en héroes y no en militantes armados a los violentos, consagrarlos
como referencia moral. Entre los más importantes, rescato Los años setenta, de Marcelo
Larraquy, como crónica histórica, igual que la producción de Juan Bautista “Tata” Yofre y los del colega Ceferino Reato, los que, en proceso de revisión de muchos
acontecimientos (el asesinato de Rucci,
la irrupción en el cuartel de Formosa,
la vuelta de Perón), pusieron en claro innumerables injusticias
que se han cometido al evaluar con un solo ojo la década.
Marcelo Larraquy, Juan Bautista “Tata” Yofre y Ceferino Reato |
En los últimos meses se han sumado más trabajos editoriales.
Están actuando como minas de profundidad porque hacen mucho ruido y llaman a la
polémica, en la que muchos se resisten a entrar. Me refiero a Un testamento de los años 70. Terrorismo, política y verdad en la
Argentina, de Héctor Leiss. De igual manera, menciono el
aporte de Graciela Fernández Meijide titulado Eran humanos, no héroes. Crítica de la
violencia política de los 70. Sin olvidarme la indagación de Claudia Hilb, autora de Usos del pasado. Y prometen seguir
otros más. Por de pronto, en este agosto que se aproxima, la Editorial Ariel
lanzará el texto Furia ideológica y
violencia política en los 70, del cual soy
responsable, en coautoría con mi amigo Daniel Pérez.
Héctor Leiss, Graciela Fernández Meijide y Claudia Hilb |
El pionero en mostrar por dentro a Montoneros, su régimen jerárquico militar, el narcisismo desaforado
de los líderes cubanos que apañaron su preparación como soldados y los delirios
de los dirigentes de la organización fue el periodista Pablo Giussani,
con su escrito La soberbia armada,
aparecido a comienzos del retorno de la democracia, tras su retorno de Italia,
adonde había encontrado refugio. De todas maneras, quienes iniciaron hace
algunos pocos años la evaluación poco concesiva del pasado fueron la politóloga argentina (residente en
México, país adoptado en su exilio) Pilar
Calveiro y el artículo del cordobés
Oscar del Barco en la revista La
Intemperie, que motivó una cadena de
respuestas, un debate inacabado, desde varios costados de la intelectualidad.
Todos esos materiales dieron nacimiento al apasionante libro No matar,
del que se hizo responsable una editorial mediterránea. Ese título se nutrió de
palabras de Del Barco, quien, al
escuchar relatos de un representante de la violencia armada, se pronunció a los
gritos con un No matar al prójimo,
como si fuera una plegaria bíblica.
Montoneros, la soberbia armada, Pilar Calveiro y Oscar Del Barco |
Pilar Calveiro ha pedido “hacer memoria” y mirar el presente a partir de las experiencias del pasado. Y ha sugerido: “La visión heroica de los años 70 es contraproducente porque obtura la discusión e impide pensar en la responsabilidad que les cupo a los distintos actores políticos”. Aunque además agrega: “El análisis de aquella experiencia puede ayudar a pensar hoy esta relación nodal entre política y violencia. Y si uno glorifica los 70, no puede hacer esto”. Héctor Leiss interpreta la recurrencia de la violencia a lo largo del tiempo en la historia nacional. Y propone un “memorial conjunto” utópico que contenga a todas las víctimas, tanto de la guerrilla como de la última dictadura militar. Beatriz Sarlo, prologuista del aporte de Leiss, considera que la idealización de las víctimas, cuando se entregaba el Nunca más al presidente Raúl Alfonsín, fue probablemente necesaria en aquellos años pero hoy ya no lo es.
Todos estos escritos,
producto de investigaciones y experiencias personales, viene a juzgar la
desmesura de recordatorios, desde el Gobierno, de aquellos que ingresaron –y la
seguridad de matar si fuera necesario– a la guerra revolucionaria. No dudaron en
hacerlo en gobiernos elegidos democráticamente.
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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