Texto enviado al diario La Nación para la carta de lectores
pero no fue publicado.
Respecto de los 2 militares que se han fugado mientras eran
trasladados al hospital militar como hija de un preso político que ve como día
a día su padre tiene denegado el acceso a la justicia y que ve como, asimismo,
se le avasallan constantemente sus derechos más básicos como el de la
integridad psicofísica, no puedo dejar
sino de agradecer el excelente desempeño profesional que han tenido los ahora
mal echados directores de salud de nuestro ejército argentino, el director del
HMC, el director médico del mencionado HMC y todo su equipo.
No veo sino una intencionalidad política por detrás de la
decisión de apartar a estos excelentes profesionales toda vez que la custodia
de los presos políticos está asignada al Servicio Penitenciario Federal.
El hospital no es más que eso y bajo ningún concepto tiene
por qué tener que controlar la custodia de los presos políticos, pues allí, son
pacientes.
En todo caso, el
responsable directo de la fuga es el encargado del SPF, es decir, el Sr. Hortel
que, hasta lo que yo sé, no ha sido echado como sí debiera suceder.
Es un escándalo lo que está sucediendo, pues el gobierno,
con su decisión política de perseguir a militares y demás personas que lucharon
contra la subversión, castiga no solo a los presos políticos sino también a sus
familias con esta decisión de intentar alojar a los enfermos en el hospital
carcelario de Ezeiza.
Debe recordar la
presidente que los militares retirados son también militares, que aún continúan
prestando sus servicios, toda vez que, pacientemente, soportan la inquisición
de un estado opresor sobre sus espaldas. Como militares tienen derechos
adquiridos, entre ellos, el derecho a su obra social, y a atenderse en los
nosocomios correspondientes.
Mi padre, enfermo de asma hace 40 años y con 70 años a
cuestas, ha sido depositado en el hospital carcelario de Ezeiza, pese a la
opinión de los médicos de los centros de detención tanto de Devoto como de
Marcos Paz por donde también peregrinó, que indicaban expresamente que por su
delicado estado de salud no debía estar en centros de detención toda vez que no
contaban ni con los medios, ni con los recursos necesarios para atenderlo.
La sociedad debe saber que el Hospital Carcelario de Ezeiza
es un hospital para pacientes de baja complejidad, que ni siquiera tiene
calefacción. Esta situación ha sido denunciada y acreditada por la defensoría
general de la nación.
Mi padre, en una
clara situación de desamparo provocada por el juez a cuya disposición está, y
por los médicos de penal de Ezeiza, estando depositado allí tuvo varios y
severos ataques asmáticos que provocaron una neumonía grave, que, irónicamente
a lo que busca la calamitosa presidente y su ministros Rossi y Alak, fue
llevado de urgencia al hospital militar central, pues se vieron imposibilitados
de tratarlo en el Hospital de baja complejidad Carcelario.
Es así que mi padre sigue internado en el HMC y el no tiene
por qué ser castigado por la ineficacia del Sr. Hortel y la institución a cuyo
cargo tiene. El hospital de Ezeiza es una mera enfermería que ni siquiera
satisface necesidades básicas como ser la sequedad en el ambiente y el calor,
elementos básicos para preservar la salud de todo asmático. Por culpa de eso,
mi padre enfermó.
Están en curso
investigaciones penales para atribuir las responsabilidades pertinentes, tanto
respecto de las autoridades del juzgado a cuya disposición está mi padre, como
de las autoridades médicas del penal de Ezeiza.
La decisión de enviar a los presos políticos enfermos a
Ezeiza, no solo es inviable por el colapso que ya atraviesa el penal dada la
cantidad de presos políticos que alberga, sino que además manifiesta la
intención de aniquilar los derechos adquiridos de mi padre, y de los miles de
presos políticos que hay.
La sociedad debiera de empezar a separar la paja del trigo y
replantearse si quiere un país que persiga y asesine lentamente a quienes
pertenecen a espacios sociales distintos a los de los que lo gobiernan.
Por último, mis mayores agradecimientos a las autoridades
del HMC que injustamente han sido desplazados, toda vez que a mi padre, le han
salvado la vida en más de una oportunidad y porque mi padre para el HMC siempre
ha sido un paciente.
Ruego a Dios que los
proteja y sepan Uds. que así como las autoridades del ejército en el que me
criado, me dan vergüenza por corruptos y falta de solidaridad para con los
presos políticos, sí me siento profundamente orgullosa de la calidez humana y
médica con la que se ha atiende a mi padre en el querido HMC.
Catalina de la Torre
NOTA: La
imagen fue agregada al texto original
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