Queridos amigos:
El ejercicio del poder, cuando escapa a las normas que lo
regulan, otorga al ser humano que lo
ejerce una sensación exacerbada de
autoestima e impunidad. Lleva a olvidar lo efímeros que son los bienes y las glorias temporales y hasta desprecia la
sabiduría popular, esa que tan bien expone José
Hernández en su Martín Fierro cuando expresa “No hay
plazo que no se cumpla ni tiento que no se corte”.
El gobierno del frente
para la Victoria y muy especialmente la señora presidente, han comenzado a transitar el tiempo de rendir
cuentas de los errores, los pecados y los exabruptos formulados en el pasado y ven como se acumulan sobre su presente las
facturas que deben comenzar a pagar en forma implacable. La elecciones
primarias sirvieron para evidenciar que el plazo que les concedió la sociedad
para gobernar el país ya tiene fecha de vencimiento y el tiento que sostenía el
andamiaje de poder, hecho de falsos relatos épicos, dinero fabricado
masivamente para pagar subsidios y medios de comunicación controlados, ha
comenzado irreversiblemente su proceso de corte.
Convengamos que en el orden internacional la señora presidente se dio muchísimos gustos. Si guardaba resentimiento contra ciertos símbolos odiosos de sus tiempos de juventud como pudieran ser el poder ciego de la justicia o el predominio del imperio y el capitalismo, lo liberó destratando al Juez Griesa, llamándolo embargador serial o diciéndole a través de su micrófono que cualesquiera fueran sus fallos no pagaríamos ni un dólar de nuestra deuda pendiente. Ni que decir del placer de detener una aeronave norteamericana en nuestro aeropuerto, firmar un tratado con Irán facilitando que descargara la presión judicial sobre su imagen de Estado terrorista o refregarles a las “potencias capitalistas occidentales”, en todos los foros, el fracaso de sus políticas económicas en contraste con nuestro ciclo de ininterrumpido éxito merced al paradigma del Estado controlador.
La libertad que reina en el mundo y la inmunidad de que
disfrutan los mandatarios le permitió todos esos placeres pero hay algo que no
puede evitarse cuando se actúa con tales patrones de conducta; las consecuencias.
El juez Griesa
realmente se ensañó con sus fallos y no oculta que el menosprecio presidencial
a la justicia que él representa fue un factor que influyó en sus decisiones.
Ahora, luego de que la Cámara de
apelaciones ratificara el fallo de Griesa, nuestra única esperanza es que la Corte Suprema de Estados Unidos
emita un “writ of certiorari” o sea
que ordene a la Corte inferior remitirle el caso para su revisión lo que
requiere la voluntad de al menos tres miembros de dicha Corte Suprema. Para que tal extremo se
consiga, sería un factor importante la influencia del gobierno de los Estados Unidos
pero no es sorprendente que esa buena voluntad no haya surgido dados los
citados gestos inamistosos de nuestro
país hacia esa nación y sus prioridades políticas. En la reciente
cumbre del G20, realizada en Rusia, nuestra presidente expresó cierta
irritación por la falta de ayuda del presidente
Obama lo que hace evidente su poca
comprensión de las reglas de reciprocidad que imperan en las relaciones
internacionales. Cristina Fernández
solía menoscabar a empresarios, funcionarios y legisladores y a cambio recibía
muestras de subordinación y halagos. Ahora
ha comprobado que fuera de nuestras fronteras
las cosas no son tan fáciles y luego de las elecciones de Agosto esa
comprobación ha comenzado a extenderse también
al ámbito interno.
La sociedad se ha cansado de llorar por las víctimas de la
inseguridad y ha transformado sus inútiles reclamos en votos opositores. Este
estímulo había obrado el milagro de que el Secretario
de Seguridad nacional reconociera
que la inseguridad era algo palpable y esta semana dio lugar a que el gobernador Daniel Scioli le quitara el
área de Seguridad al ministro Casal,
a quien había sostenido contra múltiples presiones, para hacer de dicha área un
nuevo ministerio y ponerlo a cargo del Intendente
de Ezeiza, Alberto Granados. A Casal le
quedó el consuelo de mantener el área de Justicia.
Sin embargo, como mencionáramos en nuestro informe de la
semana pasada, estos cambios llegan tarde y mal. Tarde, porque la ciudadanía ya ha dado su veredicto y comprende que lo
que le ofrecen son meras medidas electorales. Mal, porque todo lo que se hace es fruto de la improvisación y la
improvisación es mala consejera. No se necesita un estudio muy severo para
concluir que el señor Granados no es
un experto en seguridad, más allá que se haya liado a tiros con un par de
delincuentes o haga patrullar su municipio con empeño, por lo cual poco es lo
que puede esperarse en cuestiones de fondo. Ni de Granados, ni del remozado candidato Insaurralde que en pocos días ha descubierto que existe la
inflación, que el INDEC debe
ajustarse “a tiempos y realidades” y que la edad de
imputabilidad debe bajar a los 14 años.
Nos sentimos reivindicados luego de haber sostenido estas cuestiones durante
años y de haber soportado múltiples señalamientos negativos desde el
oficialismo pero, por supuesto, no creemos en absoluto en la sinceridad de
estas conversiones súbitas que se contraponen
con todos los credos oficiales. Se
trata, sin dudas, de meros juegos electorales.
Ajena por completo a estos cambios la señora presidente siguió hablando esta semana de amenazas
destituyentes y protagonizó una singular
disputa con el presidente de Chile a quien
mortificó a través de comentarios
en la red social Twitter, lo que
mereció respuestas de la cancillería chilena. El problema de la falta de tino y los exabruptos presidenciales es que sus consecuencias las sufrimos todos
los habitantes de nuestro querido país que, lamentablemente, no puede escapar a
ser juzgado y castigado por la conducta
de sus dirigentes.
Pero las facturas
siguen llegando para ser cobradas desde los más variados sectores. Legisladores cansados de ser humillados
y sojuzgados han comenzado un éxodo cotidiano de las filas del oficialismo a
los prometedores horizontes del espacio que conduce el Intendente Sergio Massa, quien fue
el candidato a diputado nacional que obtuvo más votos en las internas en
la Provincia de Buenos Aires. Massa
ya ha logrado constituir un bloque
propio en la Cámara de diputados de la provincia conformado por disidentes y
anuncia una presentación similar en el Congreso nacional con diputados
nacionales reconvertidos. Con los
antecedentes de triunfalistas e inconsecuentes
que tienen muchos legisladores,
la tendencia al cambio amenaza con convertirse en alud, ya que nadie
desea llegar tarde a las huestes de quien parece ser el futuro ganador.
No es ocioso mencionar que en el espacio político en que participamos hemos sentido la presión
para abandonar la lucha y sumarnos a la
nueva estrella política. Observamos con sorpresa que candidatos con historia
como Alberto Rodriguez Saa o José María Vernet han renunciado a su
candidatura en la Ciudad Autónoma porque no suman según sus expectativas y hay
quienes nos aconsejan seguir el mismo camino. Personalmente considero un error
que pasemos de un Congreso oficialista a un Congreso massista o a cualquier
otra forma de hegemonía. El momento histórico pide pluralidad y búsqueda de
consensos. El gobierno actual es quien
deberá asumir los costos de sus errores y tomar las duras medidas necesarias
para modificar un sistema de subsidios que ya
es insostenible y ajustar una economía devorada por la inflación. La
pluralidad en un Congreso con mayoría
opositora será la garantía de que esas medidas se adopten con sensatez y
criterio sin provocar un salto al vacío y sin empujar a desbordes sociales.
Afortunadamente, Gerónimo
Venegas, que es quien conduce el espacio de Unión con Fe en que Nueva
Unión Ciudadana participa, ha expresado claramente su voluntad de mantener
su candidatura no solo por la lealtad que debe a quienes lo siguen y confían en
su liderazgo sino también por la sincera convicción de que se pueden alcanzar
bancas en el Congreso que serán muy valiosas para la causa de la democracia y
la vigencia del orden republicano. Compartimos
totalmente ese criterio y lo acompañamos sin hesitar en esta posición.
La llegada de nuevos diputados al Congreso debería permitir
incorporar a la agenda legislativa varios temas largamente olvidados. Uno de ellos es el permanente deterioro que
sufren las Fuerzas Armadas en su capacidad operativa por falta de un
presupuesto acorde y de un tratamiento apropiado. Otro es la falta de
interés que se asigna a las cuestiones vinculadas a los intereses marítimos,
vitales para un país que exporta más el 70 por ciento de su comercio por vía
marítima y que posee 2400 kilómetros de costa
y uno de los 19 grandes caladeros del mundo que aún no ha sido agotado. Por último no debemos dejar de lado la interminable sucesión de juicios derivados
de la lucha antisubversiva de la década
del setenta que se van extendiendo a oficiales y suboficiales que entonces eran
jóvenes sin capacidad de decisión, a empresarios civiles y a jueces que tiene
como común denominador que no son funcionales al actual gobierno.
Asimismo, la falta de atención médica,
el mantenimiento en prisión de enfermos
mayores de 70 años y la prisión preventiva extendida por años y años,
configurando auténticas condenas sin juicio exceden todo lo razonable, particularmente si consideramos la
injusticia de la total impunidad de que
disfrutan quienes iniciaron la guerra subversiva desde organizaciones armadas
con la finalidad de imponer una dictadura marxista, muchos de los cuales son,
incluso, funcionarios públicos.
Aunque tímidamente, vemos con esperanza que se van abriendo
canales de debate de estos temas que son muchas veces inspirados por ex guerrilleros, que ven la situación con mayor objetividad y amplitud y que son capaces
de reconocer sus culpas y sus crímenes. Sería conveniente para la etapa que
se avecina, de una Argentina que pretende vivir en la armonía y el consenso, que estos temas sean tratados
y resueltos para que no se constituyan en futuros temas de discordia y de
interminable persecución y revancha.
Sumergidos todavía en
el tiempo del pago de facturas y cuando ya el ex Secretario Jaime ha tenido su
primera condena en primera instancia seguimos confiando en que la ciudadanía
tendrá la sabiduría de no dejarse engañar por los fingidos cambios de piel del
oficialismo y que sabrá repartir sus votos entre los verdaderos opositores en
quienes recaerá comenzar a encaminar a la Argentina hacia un mejor futuro.
Un abrazo para todos.
Juan Carlos Neves,
Nueva Unión Ciudadana
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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