Queridos amigos:
Aunque el 21 de Septiembre, se festejó con mucha alegría y poco sol “el día de la Primavera” recién el domingo 22 de Septiembre, se produce
astronómicamente el equinoccio de primavera en el hemisferio Sur de la tierra
regalándonos un día teóricamente con
igual cantidad de horas de sol y de
oscuridad (en la práctica los crepúsculos nos regalan unos minutos más de luz).
Ese mismo día, domingo 22 de Septiembre, se inició en la Argentina la campaña
electoral para las elecciones generales legislativas de Octubre, aunque casi
todos los candidatos ya han encontrado la forma de burlar las prohibiciones y
comenzado a hacer llegar sus mensajes a la ciudadanía.
Desde que la humanidad existe, los seres que habitamos este
planeta renovamos cada año nuestra esperanza de que con la llegada de la
primavera se cumpla un ciclo, se aleje el invierno y broten las potencialidades
dormidas de la naturaleza simbolizadas en forma de flor. En la Argentina, sufridos ciudadanos sueñan que al término de la
campaña electoral florezca una legión de nuevos legisladores capaces de
terminar con el ciclo de decadencia y autoritarismo que ha envenenado nuestro
pasado reciente. Ambas esperanzas de inicio de un nuevo ciclo signado por
un tiempo con mejores frutos y mucha luz, están en el aire. La naturaleza
seguro cumplirá. Siempre lo hace. Esperemos
que nuestros ciudadanos y nuestros
hombres políticos también lo hagan.
Por de pronto, las pasadas elecciones primarias ya han
logrado cosas maravillosas. La pérdida de seis millones de votos por parte del
oficialismo consiguió que las autoridades nacionales y provinciales
descubrieran problemas acuciantes que antes solo preocupaban a la ciudadanía,
tales como la inseguridad y la inflación.
Esta misma semana el gobernador Daniel
Scioli convocó al olvidado Consejo
Provincial de Seguridad (que no se
reunía desde el año 2010) y su flamante Ministro
de Seguridad, Alejandro Granados,
presentó a una nueva cúpula policial.
Con respecto a la inflación, el despertar solo alcanzó para reconocer su existencia,
porque las medidas para intentar ponerla bajo control son demasiado
antipáticas como para ponerlas en
práctica en tiempo de campaña. Quizás si
en Octubre el gobierno nacional perdiera algún otro millón de votos hasta se
podría hablar de la corrupción, pero eso ya es mucho pedir.
Entretanto, la justicia que hasta ahora había permanecido a
la defensiva, logrando apenas frenar la reforma judicial y mantener
demorada la aplicación de la ley de
medios, ha dispuesto procesar al Secretario
de Comercio Guillermo Moreno por “abuso
de autoridad”, cometido en la sanción a una consultora por difundir un índice de precios supuestamente falso,
aunque coincidente con todas las mediciones privadas y las de los institutos de
medición provinciales. La novedad fue que luego de tantos años de cometer
impunemente abusos de autoridad, esta acción judicial contra el Secretario de Comercio parece evidenciar
que los votos volcados a la oposición también serían reconocidos como una señal
de cambio de ciclo por los estamentos judiciales.
Sin embargo, por ahora no podemos albergar grandes ilusiones
porque la justicia continúa con su ritmo cansino y su enorme distancia con las
expectativas ciudadanas. Acabamos de enterarnos de que el ex presidente Carlos Menem ha sido absuelto en una causa por
corrupción, relacionada con cuentas en el extranjero sin declarar, por
prescripción, o sea, por el paso del tiempo. Mientras, nuestros tribunales orales federales están desbordados y
reconocen tener solo en la Capital Federal más de 2300 juicios pendientes,
muchos de ellos referidos a los delitos vinculados a la lucha contra la subversión acaecida hace más de treinta años
o por causas tan ajenas como la represión del franquismo en España por la que
la jueza Servini de Cubría ha pedido ya
cuatro extradiciones. Que el paso del tiempo permita a los corruptos medrar
con bienes mal habidos o impida a los
familiares de las víctimas de la
tragedia ferroviaria del Once acceder a un juicio rápido y justo por tener a
los tribunales anclados en el pasado o absorbidos por las batallas ideológicas
y la avidez económica de determinados grupos de interés es una muestra de que
la justicia todavía tiene por delante un
largo ciclo invernal del que le costará
mucho salir.
En la superficie, la nave en que navegan nuestros destinos
es castigada por distintos frentes de tormenta que el gobierno intenta ocultar
a los pasajeros. Esta semana nos quedamos sin gas como producto de nuestra
crisis energética y se evitó el colapso domiciliario cortando el setenta por
ciento del suministro destinado a la industria.
Sabemos que el costo de la energía que absorbe el Estado subsidiando la
tarifa e importando combustible y gas con una erogación creciente en divisas,
se torna insostenible en el mediano plazo. También apuntamos que el Banco
Central pierde reservas y se descapitaliza transfiriendo fondos al gobierno y
destinando sumas cada vez mayores para el pago de la deuda que el año que viene
asciende a 9855 millones de dólares, mientras que el saldo favorable de la balanza comercial se contrae
por efecto de un dólar subvaluado. Los remedios para estos males son muy duros,
se llaman disminución de subsidios,
aumento de tarifas de servicios y transportes, devaluación y ajuste. En tiempo de campaña el gobierno los oculta
demorando los cambios de rumbo para no espantar al votante. Pero a partir de
Octubre los frentes de tormenta nos alcanzarán y deberán ser atendidos.
Hay sin embargo para nuestra nave metafórica riesgos más
serios aún que estos que nos acosan en la superficie. En las entrañas del barco
hay elementos que nos corroen y corrompen nuestras bases. El avance de la droga
de la mano de los narcotraficantes, narco productores y narco distribuidores,
que medran con la connivencia o la
indiferencia política, la complicidad de sectores policiales y los
capitales de dinero “lavado” que la
Unidad de Información Financiera no persigue,
ya se torna inocultable. Nos llegan noticias de que en Rosario,
Provincia de Santa Fe, las bandas de traficantes dirimen sus disputas
baleándose por las calles de la ciudad. En Córdoba, esta semana asumió la nueva
Ministra de Seguridad que releva a la anterior cúpula por la ineficacia y la
connivencia con el narcotráfico. En la Provincia de Buenos Aires las cocinas
del “paco” y sus desgraciados
clientes se exponen a la vista y conocimiento de quienes se interesen por
enterarse. El narcotráfico deviene en la más federal de las actividades
mientras el gobierno lleva seis meses sin reemplazar al renunciante Jefe de la SEDRONAR. Como dato que se
agrega a la falta de acción del Estado está
disponible la información de los 242 vuelos narcos detectados en los
últimos 24 meses, con un promedio estimado de 500 kilogramos de drogas promedio
por avioneta, que no pueden ser interceptados por carecer el país de una ley de
derribo. Si no tomamos medidas rápidas y
enérgicas contra este flagelo, que destruye la salud de los jóvenes y aporta batallones de
delincuentes a la inseguridad ciudadana, nuestro futuro está en gran peligro.
También sufrimos por debajo de la línea de flotación los
efectos sociales de la intolerancia y la incapacidad para organizar la vida en
comunidad. Tenemos grupos de jóvenes que “toman”
los colegios secundarios por reclamos en los cambios de planes de estudio que
dejan sin clases a la gran mayoría de
sus compañeros, gremios que paran los trenes en forma sorpresiva o los subtes
para resolver sus disputas gremiales y hasta sufrimos un corte de horas en una
de las autopistas más importantes de acceso a la ciudad porque un grupo de
habitantes de una “villa” colindante
decidieron que era la forma más apropiada para resolver cierto problema de
servicios insatisfecho. Este desorden cívico forma parte de la herencia
perversa del denominado “kirchnerismo” y de la oratoria de sus conductores que ante
el manifiesto fastidio de la ciudadanía se permite, como lo hizo la señora presidente en Chivilcoy, asumir
que el problema está en los medios que “les lavan la cabeza” a la gente y no en
su incompetencia y su desidia.
Con este panorama, no resulta sorprendente que Sergio Massa siga en la provincia de
Buenos Aires sacando ventajas sobre los candidatos del oficialismo y recibiendo
el “pase” de quienes quieren
posicionarse tempranamente ante un potencial “presidenciable”. Algunas de
esos apoyos, como el reciente de Carlos
Reutemann, favorecen la imagen del candidato. Otros, por su manifiesta
pertenencia y relación reciente con el Frente
para la Victoria hacen fruncir el ceño a quienes dudan de la condición de
opositor de Massa, recordando que él
mismo proviene de ese entorno. De todos modos, la semana que viene, la votación
en diputados del presupuesto, la continuidad de la ley de emergencia económica
y el porcentaje de coparticipación del
impuesto al cheque, permitirá ver
quienes adoptan posiciones de verdadera oposición y quienes son complacientes
con los que detentan el poder y sus modalidades de control.
Por su parte, el frente que conduce Francisco de Narváez se desgaja con continuos abandonos mientras
que la Confederación Federal de los Rodríguez Saa ha colapsado tanto en la Provincia de
Buenos Aires como en la Ciudad Autónoma.
Quedan en pie en la provincia, finalmente, los frentes que
tienen un verdadero sustento ideológico como sucede con la unión de radicales y socialistas
y el Frente Unión con Fe que
preside Gerónimo Venegas. En la cena
con militantes que celebró Venegas
en Necochea y en la que tuve la posibilidad de asistir y hablar, recordó una
vez más la firmeza de sus convicciones (que lo enaltecen) y resaltó que no
estaba solo, ya que los tres partidos que acompañamos al partido Fe desde el
comienzo de las PASO, a saber, Nueva
Unión Ciudadana, PAIS y el Movimiento Vecinalista Provincial,
seguíamos firmes y consecuentes a pesar
de las vicisitudes de la campaña, de los agoreros y de los cantos de sirena.
Pude comprobar, una vez más, el beneplácito con que nuestra gente festeja mi
condición de hombre de la Armada y
Veterano de Guerra y cuanto comparten la necesidad de fortalecer a nuestra
fuerzas armadas como garantía de la soberanía y la protección de nuestros
recursos. Cosas que a la mayoría de los hombres y mujeres de nuestra patria no
se les escapan aunque pocos políticos y periodistas tengan el valor de
exponerlo públicamente.
En cinco semanas estaremos votando nuevamente en las
elecciones generales. Mucho tiempo para quienes tienen decidido ya su voto.
Poco, para quienes tenemos tantos proyectos y sueños para compartir y
trasmitir. Suficiente para que empiecen a florecer los jacarandás y para que
las ilusiones de los argentinos que esperan contar con legisladores íntegros,
capaces de soportar presiones y preocuparse
por construir un futuro mejor, empiecen a tomar forma y a pasar de la esperanza
a la realidad.
Un abrazo para todos.
Juan Carlos Neves. Nueva Unión Ciudadana
NOTA: Las imágenes y negritas no corresponden a la nota
original.
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